La Comunidad de Madrid retirará elementos de amianto de 16 centros educativos de la región
Educación explica que es una medida preventiva, pues no suponen en este momento riesgo para la salud
La Comunidad de Madrid ha detectado en 16 centros educativos públicos de la región elementos con amianto —sobre todo en techos y en cubiertas— que serán retirados en los próximos meses, reconoce la Consejería de Educación, aunque asegura que lo hace de forma preventiva, pues ninguno de ellos supone en estos momentos un riesgo para la salud. El amianto, cuyo uso se prohibió en España en 2001, no es peligroso si está en buen estado, pero si se deteriora puede ser cancerígeno. Los centros están en Madrid (4), Leganés (4), Móstoles (2), Mejorada del Campo (1), Valdemoro (1), Getafe (1), Parla (1), Torrejón de Ardoz (1) y Velilla de San Antonio (1).
La diputada regional del PSOE Isabel Andaluz pidió el pasado mes de abril al Gobierno madrileño, a través de la Asamblea, la lista de los centros educativos públicos que “contienen materiales de amianto con necesidad de realización de obras para su eliminación”. En la respuesta, a la que ha tenido acceso este diario, se detalla el nombre y el municipio de las escuelas afectadas y, en cada caso, los elementos donde se ha detectado el material potencialmente peligroso; está hecho de unas micropartículas que, si se desprenden y son inhaladas, provocan asbestosis (una insuficiencia respiratoria grave) y pueden causar también cáncer de pleura y, en algunos casos, de pulmón.
En la mayoría de los centros, el amianto detectado está en cubiertas y techos, aunque en el caso del instituto Fortuny, en el barrio madrileño de Chamberí, se trata de unas bajantes del sótano. En la capital también están afectados la Escuela Oficial de Idiomas de Moratalaz (la cubierta del salón de actos); el colegio de infantil y de primaria (de 3 a 12 años) Doctor Severo Ochoa de Vicálvaro (“probable material de amianto en el falso techo”), y el instituto de secundaria Escuela de la Vid de Moncloa (techos).
En el caso de Leganés, todos los señalados son colegios de infantil y de primaria: Luis de Góngora (cubiertas del edificio principal y del gimnasio), Gerardo Diego (cubierta), Federico García Lorca (cubierta) y Pío Baroja (cubierta del “módulo de preescolar I”). En Móstoles se trata de un colegio, el Alonso Cano (cubiertas), y un instituto, el Clara Campoamor (tejados del edificio de primer ciclo). El resto de centros detectados son el colegio Miguel de Cervantes de Mejorada del Campo (parte de la cubierta), el Fray Pedro Aguado de Valdemoro (cubierta del pabellón de psicomotricidad), el Ciudad de Parla de dicha ciudad (techado del almacén), y los institutos Matemático Puig Adam de Getafe (restos de la demolición de un polideportivo contiguo) y el León Felipe de Torrejón de Ardoz (posible presencia en la cubierta). A este listado se le acaba de añadir el colegio Velilla de San Antonio, completa la Consejería de Educación, aunque sin especificar dónde está el elemento de amianto.
Este material fue utilizado con entusiasmo en la construcción durante décadas, sobre todo, entre los años sesenta y ochenta, por sus propiedades aislantes, ignífugas y por su gran resistencia química, en todo tipo de techados, paredes, instalaciones de agua, de calefacción o en maquinaria. En el caso de los centros educativos, la Federación de Enseñanza de CC OO de Madrid asegura que todavía puede encontrarse además en maceteros e, incluso, en algunas pizarras antiguas. De hecho, el sindicato estima, a partir del año de construcción de las escuelas y de experiencias similares en otros países europeos, que puede estar presente en el 80% de los centros.
Difícil de detectar
La Consejería de Educación rechaza ese cálculo: “Es una absoluta irresponsabilidad generar una alarma social de ese tipo sin estudios o datos técnicos que lo sustenten”, asegura. Sin embargo, no ofrece ninguna estimación alternativa. Sí explica que son los Ayuntamientos (responsables del mantenimiento de los colegios de infantil y de primaria) y los propios centros los que les van informando si detectan un caso. Lo cual es harto complicado, añade, hasta que se produce una rotura o desprendimiento o alguna obra de reparación, pues suelen estar en el interior de las estructuras de las bajantes o dentro de las cubiertas.
En lo que va de legislatura, desde el verano de 2015, Educación ha hecho 11 obras para retirar elementos con amianto en colegios e institutos públicos de siete localidades madrileñas, principalmente para sustituir cubiertas, porches y marquesinas. Y ahora, con avisos en su gran mayoría hechos solo durante el pasado mes de abril, se les han acumulado los 16 centros que están pendientes de actuación, los cuales suman más de 7.100 alumnos y en torno a 600 profesores y personal de administración y de servicios.
Un portavoz de la Consejería de Educación insiste en que la retirada, que se llevará a cabo en los próximos meses, se produce para eliminar riesgos futuros, pues ahora no hay peligro para la salud (ya que no hay deterioros ni filtraciones, etcétera). Si existiera riesgo, ya habrían tomado medidas inmediatas, añade. Sin embargo, una empresa especializada está tomando mediciones de “polvo en suspensión de amianto” para estar completamente seguros.
La retirada de estos materiales es muy cara, pues se debe hacer siguiendo unos estrictos controles para su manipulación y, después, para su destrucción. La consejería “está preparando ya los proyectos de ejecución” de los trabajos que, en algunos casos, se harán durante el verano, aprovechando las vacaciones. Otros, más costosos, tendrán que esperar más porque “requieren concurso público y se deben seguir los plazos que marca la legislación”. Aunque la consejería no especifica qué centros están en cada categoría, explica que, por ejemplo, la retirada y sustitución de una cubierta, que cuesta unos 200.000 euros, estaría en la segunda.
CC OO reclama un listado de todas las escuelas afectadas
Las enfermedades vinculadas a la inhalación del polvo de fibra de amianto (asbestos) pueden aparecer muchos años después de haber estado expuesto al producto. Esa es una de las razones por las que esta evidencia científica, hoy plenamente demostrada, estuvo durante muchas décadas en discusión, lo cual provocó que el amianto no se declarase sustancia cancerígena por la Organización Mundial de la Salud hasta 1970 y no se prohibiera su uso en España hasta 2001.Por eso, la Federación de Enseñanza de CC OO Madrid reclama a las Administraciones "el registro de las personas expuestas y su inclusión en el plan de vigilancia de la salud para control y seguimiento médico específico". Esta es una de las exigencias que hace el sindicato dentro de la campaña informativa que ha presentado esta semana sobre este problema de seguridad laboral.
Además, en vez de esperar a que los centros o los Ayuntamientos les avisen, el sindicato quiere que la Comunidad de Madrid elabore “un registro de la presencia de amianto” en todos los centros educativos, tanto públicos, como privados y concertados, que especifique “el estado de deterioro” y que, aunque no haya peligro inmediato, planifique su progresivo desmantelamiento. Sin esperar respuesta, CC OO ha anunciado que pondrá en marcha una encuesta en todos los centros para poder hacer una proyección más afinada de los colegios e institutos afectados y de los costes que supondría su retirada.
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