El tramo urbano de la A-5 tendrá una velocidad máxima de 50, semáforos y un carril bus

El gobierno municipal de Manuela Carmena anunció este martes que colocará en el tramo urbano de la A-5 —desde el kilómetro 3 al 8,5— dos semáforos y un radar a lo largo de este año. De esta manera quiere obligar a que se respeten los límites de velocidad, que pasarán de 70 a 50 kilómetros por hora a lo largo de este año. El Ayuntamiento incluirá, además, un nuevo carril bus en sentido entrada. Así se reducirá la contaminación ambiental y acústica, asegura el Consistorio. El PSOE cree que la medida es "tímida", y algunos vecinos cuestionan su eficacia.

El Ayuntamiento de la capital quiere convertir un tramo de 5,5 kilómetros de la A-5 en una "calle urbana". Con este fin, instalará los semáforos y el radar de tramo —entre los puntos kilométricos 4 y 5—, además del carril bus, cuya utilidad se evaluará cuando entre en vigor, según explicó este martes la alcaldesa en un encuentro con vecinos del distrito de La Latina. Al radar le seguirán pruebas piloto de la nueva velocidad los fines de semana. Durante dos meses no se pondrán multas.

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El Ayuntamiento prevé que los semáforos, el radar y la reducción de la velocidad en ambos sentidos de marcha estarán en funcionamiento antes de que finalice el año. Y a partir de 2019 proyecta más medidas, como incluir un carril bus-VAO, ampliar aceras, plantar árboles y hacer nuevos carriles bicis, que están planteadas para un horizonte poselectoral. El ejecutivo liderado por Podemos, y formado por IU, Equo y Ganemos, espera así responder a las peticiones de los vecinos, que este martes lamentaron los retrasos y manifestaron dudas.

"¿Cuánta contaminación se va a crear si los coches están parados? Esto parece una obra que va a durar dos días. La circulación que tenemos es excesiva y controlarla con semáforos me parece demasiado poco. Sé que están la Gran Vía y la Castellana, pero aquí también estamos nosotros", afirmó con vehemencia una vecina del distrito en el encuentro con los representantes públicos.

Otros residentes aplaudieron el planteamiento del ejecutivo, pero calificaron la medida de "muy tímida" y hablaron de posibles "tapones" tras la inclusión de los semáforos. También preguntaron por los aparcamientos disuasorios, prometidos pero no ejecutados; señalaron que muchos conductores usan el coche por necesidad y exhortaron al ejecutivo a cumplir sus plazos.

Los ediles del gobierno municipal explicaron que descartaron la opción de soterrar la vía por su elevado coste, además de por los dudosos resultados que, en su opinión, cosecharía en cuanto a la disuasión del uso del vehículo privado. "Se trata de cambiar la mentalidad", dijo la edil de Medio Ambiente, Inés Sabanés. El concejal de Urbanismo, José Manuel Calvo (Podemos), explicó que la actuación en la A-5 pretende "desincentivar el uso del coche privado, no esconderlo debajo de un túnel".

El diseño de reforma de la A-5 fue una de las propuestas que el PSOE planteó al actual ejecutivo. Pero el concejal Chema Dávila criticó los retrasos para ponerla en marcha y calificó su planteamiento de "tímido". "Han pasado casi dos años y ha sido una oportunidad perdida no haberla desarrollado en la legislatura", declaró el edil al término de la presentación de los trabajos.

Un retraso cuestionado

La presidenta de la Asociación de Vecinos de Batán, Cándida Campiña, se manifestó satisfecha con el proyecto del Ayuntamiento, aunque recordó que, debido a los retrasos, un cambio de gobierno en 2019 podría revertir el plan. "Carmena ha afirmado que para entonces tendrán todo el proyecto bien cerrado, pero eso no significa que no pueda sufrir atrasos o congelaciones. De todos modos, los vecinos estaremos ahí para exigir que se cumpla", comentó Campiña.

Antonio Rey, presidente de la Asociación de Vecinos de Aluche, se mostró más optimista: "Las ciudades del futuro pasan por quitar espacio a los coches y dárselos a las personas. Estos modelos urbanos que causan enfermedades y alergias por la contaminación acústica y ambiental van a acabarse", apuntó. Respecto a los atascos que algunos vecinos temen que se produzcan, ambas asociaciones creen que la transformación por fases de la autovía evitará las aglomeraciones.

Asimismo, confían en que la mayoría de los conductores optarán por alternativas como la M-30, la M-40 o el transporte público, según apuntó Sergio Gonzalo, portavoz de la Asociación de Vecinos de Batán.