Los árboles de Madrid captan 673 toneladas de contaminantes al año
La vegetación evita más de 3.600 casos de asma y 4.000 síntomas respiratorios agudos, dice un estudio del Ayuntamiento

El Ayuntamiento de Madrid ha cuantificado por primera vez la contaminación que absorben los 5,7 millones de árboles del municipio, su efecto como sumidero de carbono, la producción de oxígeno y el ahorro en Sanidad por los beneficios de un aire más limpio. La vegetación evita de esa forma más de 3.600 casos de asma y 4.000 síntomas respiratorios agudos al año, estima el estudio. Los árboles, sobre todo el pino piñonero, el plátano de sombra y la encina, captan al año 673 toneladas de polución. Esta silenciosa labor del bosque urbano, produce un ahorro de 25,7 millones anuales (el coste de usar otros medios para producir los mismos efectos).

“Se trata de ver los árboles más allá de su dimensión estética, como elementos estructurales de la ciudad, al mismo nivel que, por ejemplo, las infraestructuras de saneamiento o las eléctricas”, explica Antonio Morcillo, subdirector de Conservación de Zonas Verdes y Árbol del Ayuntamiento de Madrid. Para determinar esos beneficios adicionales que el bosque urbano aporta a los madrileños, se ha utilizado el programa informático i-Tree Eco desarrollado por el Servicio Forestal de Estados Unidos. Los trabajos, que han durado un año, se circunscriben al término municipal. La herramienta combina datos sobre composición y estructura de la vegetación, de contaminación atmosférica y meteorológicos. De esta forma, se obtiene la cantidad de contaminación eliminada cada hora y su valor económico.

El bosque urbano de Madrid, compuesto por 506 especies, entre las que destacan los pinos, encinas, plátanos de sombra y olmos, es un gran sumidero de sustancias como el ozono (O3), dióxido de azufre (SO2), el dióxido de nitrógeno (NO2), el monóxido de carbono (CO), además de partículas en suspensión menores de 2,5 micras. Todas ellas nocivas para la salud. Los gases más problemáticos son el O3, el que más capta la vegetación con un 46,4% del total, seguido por NO2, que supone el 36,6%. “Los estomas de las hojas de los árboles recogen sustancias y hay otras que quedan impregnadas en los tallos y en los tejidos de las plantas, de tal forma que se retiran de la atmósfera”, explica Morcillo. En total, la vegetación capta 673 toneladas de contaminantes y 470.789 de carbono, además de producir 77.802 de oxígeno.
Para hacerse una idea de lo que significan estas cifras, el informe realiza la siguiente comparación: el acopio de carbono equivale a las emisiones anuales de 62.775 coches o 25.718 casas unifamiliares, el de dióxido de nitrógeno a 6.950 vehículos o 3.131 viviendas y el de azufre a 161.545 automóviles o 428 casas. Respecto a la salud, la disminución de incidencias médicas por la mejor calidad del aire se traduce en una economía para las arcas públicas de 14,8 millones. Los ejemplares más eficientes son los de mayor tamaño. Un árbol de 75 centímetros de diámetro puede interceptar hasta 10 veces más contaminación atmosférica y 90 veces más de carbono que uno de 15.
El informe también ha permitido establecer comparaciones con otras ciudades, entre ellas que la vegetación de Madrid absorbe 0,011 toneladas por hectárea, cantidad que se asemeja a los valores de Londres (0,014) y es menor que la de Glasgow (0,050) o Barcelona (0,030). El modelo i-Tree determina, asimismo, que Madrid es la cuarta ciudad más arbolada del mundo con 5,7 millones de ejemplares, de entre todas las que han utilizado este sistema. De ellos, 3,7 millones crecen dentro del casco urbano y los otros dos en el Monte del Pardo —16.000 hectáreas gestionadas por Patrimonio Nacional—, en la finca de Soto de Viñuelas —con 3.000 hectáreas— y en el Parque Regional del Sureste, que depende de la Comunidad de Madrid. La clasificación la encabeza Toronto con 10,2 millones, seguida de Atlanta con 9,4 y Londres con 8,4. Nueva York aparece por debajo de Madrid con 5,2.
Aunque en el término municipal crecen más de 500 especies, las más abundantes con un 43,8% del total del arbolado son el pino piñonero y la encina. Al ser de hoja perenne recogen todo el año gases contaminantes y retienen agua de lluvia. El verano es la época del año que presenta mayor actividad, con un pico máximo en julio. El Ayuntamiento utilizará los datos obtenidos para mejorar la gestión del arbolado. El subdirector de Conservación de Zonas Verdes considera que una de las grandes conclusiones es que lo importante es no obsesionarse con el número de árboles. “Es más beneficioso un ejemplar bien desarrollado que tener dos o tres con dificultades”, puntualiza.
Sobre la firma

Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.