Sexo poliédrico
‘Erógenas’, montaje basado en cuentos eróticos autobiográficos, llega a la sala Muntaner, marcado por la ‘cubanidad’
El espectáculo no va de pornografía, ni de erotismo, ni de sexo, ni de amor, ni de feminismo, ni de sensualidad, ni de provocación…, pero también. Erógenas, el montaje que acaba de estrenarse en la Sala Muntaner de Barcelona, donde permanecerá hasta el 22 de abril es, además de un viaje iniciático, una recreación escénica y personal de los cuentos eróticos cubanos del libro, casi autobiográfico, Exorcismo final, de Yovana Martínez. La ha puesto en pie Selene Perdomo, afincada desde hace años en Barcelona, a donde llegó desde su Habana natal con una sólida formación teatral que completó en el Institut del Teatre y otros centros escénicos. Ahora ha sido con la compañía que lleva su propio nombre que ha puesto en pie Erógenas, junto a tres atractivas y vitalistas actrices, Anira Suárez, Sonia Jerez y Adris Mateo, al frente del montaje que ha subtitulado sexo, amor y fuga.
Envolviendo a todas ellas Perdomo habla de teatro fragmentario: “Le damos ese nombre pensando en la necesidad de unir fragmentos para contar una historia sin principio ni fin y con la cronología vulnerada, de manera que podamos narrar lo mismo de diferente manera y, es desde dentro, cuando se produce la revelación”, comenta la directora, también responsable de la adaptación, quien ha optado por marcar la puesta en escena con un teatro físico y coreográfico en el que las imágenes se ofrecen mayoritariamente a través del cuerpo. Ella actúa como directora, pero deja claro que todas son mujeres cubanas que poseen una memoria común, una cubanidad que se fragmenta con lo que llama “una investigación identitaria”.
El espectáculo reúne humor, poesía de la escritora Zoe Valdés, música en directo con Alex Fong que transita por cantos populares y de transmisión oral y una sexualidad que muestra sus diferentes caras, en función del momento en el que se vive. “Conectamos con los rastros de una atropellada sexualidad adolescente, la desesperada urgencia de los cuerpos y la soledad en la sociedad contemporánea, traspasando las distancias culturales y sociales”, señala al tiempo que destaca que Erógenas es un recorrido por la sexualidad desde una juventud incipiente hasta la cuarentena en la que la mujer es poseedora de un sexo maduro. Para ellas el montaje, que antes de este estreno transitó por varios lugares como lectura dramatizada, es algo más que la memoria de espacios temporales, intemporales o atemporales: “Regresa a través de la nostalgia a una Habana prohibida, de sinsabores y vericuetos de una realidad y una ciudad donde el sexo es una forma de supervivencia y escape, aun cuando ya no vivas en ella”, afirma la directora.
“No olvidemos que las mujeres cubanas vivimos la sexualidad de manera muy diferente de como lo hace la mujer occidental”, apunta Perdomo. “Desde pequeñas nos reinventamos cada día, hay tantas necesidades que lo que nos salva es eso, estamos acostumbradas a que la propiedad privada no existe, ni siquiera la vivienda ya que el Estado puede disponer de ella, nada te pertenece, tampoco las ideas, siempre estamos bajo las faldas del patriarcado, en una sociedad que ataca el machismo sin dejar de ser profundamente machista, no poseemos nada, salvo nuestro cuerpo”.
Obra coral Erógenas habla de la sexualidad de urgencia, atropellada, donde casi hay que cuestionarse si se trata de sexo consentido o no, pero también de una sexualidad liberadora y del descubrimiento del amor a través del sexo. Al mismo tiempo, se encuentran dos líneas narrativas, a través de acontecimientos históricos importantes: la caída del muro de Berlín y la aparición de los balseros, también conocidos en la isla como los marielitos. Asimismo aparece como una explosión la tecnología que se descubre cuando se abandona la isla de Cuba. Toda una obra coral en la que a través de historias se juega con la ambigüedad, con el humor y con un mundo femenino en el que el sexo juega un papel catártico.
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