Todo está diseñado
La primera edición del Madrid Design Festival hace visible el pensamiento que da forma a los objetos que nos rodean
Hace tiempo uno veía una cafetera italiana y pensaba que tenía esa forma porque era bonita y porque siempre había sido así. Hoy sabemos que las cosas no son como son porque sí, sino que hay una razón (menos mal). Esa razón la da el diseño, que conjuga estética y utilidad al mejor coste. Hoy el mundo está hiperdiseñado y somos hiperconscientes de ello: cuando vemos una cafetera, o un mueble de Ikea, sabemos que detrás hay una mente pensante, la del diseñador.
En su primera edición, el Madrid Design Festival, organizado por La Fábrica durante todo el mes de febrero, quiere poner de relieve la importancia del diseño en la vida cotidiana: hay exposiciones de electrodomésticos (y cosas como cafeteras) pertenecientes a la colección de Alfaro Hofmann (considerada la más importante de carácter privado en Europa), o de portadas de vinilos, como la titulada Vinilygráfica, comisariada por Francisco Javier Panera, donde se ve la obra de “maestros del diseño gráfico musical” como Andy Warhol, Banksy, Iván Zulueta, Juan Gatti o Javier Aramburu. Otra exposición a reseñar es la del madrileño Jaime Hayón, uno de los nombres más reseñables del panorama español en los últimos años. Todo está diseñado, menos el universo.
“Queremos visibilizar el mensaje de que el diseño está en nuestro día a día mucho más de lo que imaginamos”, dice el director Álvaro Matías, que también hace hincapié en la capacidad del diseño para transformar la sociedad. De hecho, el lema del festival, ideado por el diseñador y creativo publicitario de referencia Toni Segarra, reza: Rediseñar el mundo. La verdad es que falta hace. “Es evidente que el diseño transforma el mundo a nivel físico porque ese es su cometido”, dice Matías, “pero también puede aportar soluciones para la sociedad”.
Eso no es todo: el paseante por la ciudad verá cómo el diseño sale a las calles en forma de instalaciones callejeras, como la que presenta Enorme Estudio en la plaza de Soledad Torres Acosta (conocida como De la Luna), llamada Montaña en la Luna. Allí han creado una especie de laderas verdes donde sentarse como si uno estuviera en el monte, un taller donde la ciudadanía puede crear colectivamente, además de sistemas para cargar el móvil pedaleando o puntos de luz para leer alimentados con energía solar. Cerca, delante del Instituto Europeo de Diseño, se muestran los resultados de un taller de Raquel Rodrigo que une la arquitectura y la costura: lo llama arquicostura. “Queríamos sacar a la calle la costura del hogar como arte tradicional, femenino e invisibilizado”, explica Rodrigo sobre la instalación titulada Hay cosas que necesitan tiempo.
Helsinki, ciudad invitada
Como la ciudad invitada es Helsinki (que a juicio de los organizadores goza de gran calidad de vida y ha sabido incorporar el diseño a su identidad, sobre todo en su Design District, lleno de iniciativas), el Instituto Iberoamericano de Finlandia organiza una serie de encuentros y, además, encarama una sauna a la azotea de un hotel de corte hipster en Atocha (el Only You), desde la que se dominan las vistas a los barrios obreros del sur. “Era nuestro sueño traer una auténtica sauna finlandesa al centro de Madrid, y lo hemos cumplido”, dice Sarri Vuorisalo-Tiitinen, directora del instituto.
Otra iniciativa nórdica, a la par que curiosa, es la muestra dedicada a Ikea en La Neomudéjar; no en vano, la marca sueca ha hecho mucho por formar el gusto en diseño entre todos los públicos y ha colaborado a visibilizar la figura del diseñador: lo llaman el diseño democrático. Usted lo tiene en casa.
En la Central de Diseño de Matadero, el artista Nacho Carbonell ha intervenido el espacio con estructuras orgánicas, casi élficas, fabricadas con pasta de cebada y 10.000 botellas de cerveza fundidas. Se llama El patio y está inspirado en el Patio de los Leones de la Alhambra de Granada. “Es un espacio para que la gente se junte, interaccione y fluyan las ideas, que esa es la misión principal de un patio”, dice Carbonell. Las exposiciones se extienden a otros centros culturales como el Círculo de Bellas Artes, el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo Thyssen Bornemisza, el Museo Sorolla, CentroCentro Cibeles o el Espacio Fundación Telefónica, entre otros.
200 actividades
Otra de las metas del festival es poner en el mapa del diseño a la ciudad de Madrid. Una disciplina que, por cierto, siempre se ha asociado más a Barcelona, ciudad poseedora de una nutrida cultura histórica en este ámbito.
“Madrid tiene el concepto de transformación muy presente”, dice Matías, “y un importante tejido de diseño que hay que poner en valor”. Por eso en el festival colabora lo más granado del diseño capitalino: el IED, la Central de Diseño de Dimad, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y varias asociaciones. En total son más de 320 profesionales, 200 actividades y 48 exposiciones.
Qué ver para empaparse de diseño
Fernán Gómez. En el Centro Cultural de la Villa, las exposiciones: Backstage Jaime Hayón, de lo imaginario a lo real; Vynilgráfica, maestros del diseño gráfico musical, y Los electrodomésticos de nuestra vida. Una historia del diseño, colección Alfaro Hofmann.
COAM. Exposición con los trabajos ganadores del Rado Star Prize Spain 2018.
Espacio. Fundación Telefónica. Jennifer Steinkamp, Naturaleza digital.
CentroCentro Cibeles. Viva la diferencia, en contra de la homogeneización.
Museo Thyssen y Museo Sorolla. Sorolla y la moda.
Museo Nacional de Artes Decorativas. III Muestra de joyería y orfebrería.
Museo ABC. A ritmo de jazz, art déco en la Colección ABC.
Más información en:www.madriddesignfestival.com
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