19 fotos20 nombres del diseño español que debes conocerArquitectos, diseñadores y editoras de muebles para volver a creer en el made in Spain 04 may 2017 - 10:42CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlace“Ultimamente trabajo sobre cosas deformadas, más plásticas, más experimentales”, dice un Guillermo Santomá cuyo trabajo, a veces, resulta difícil de ubicar. “Soy un arteinsano. Utilizo resina, serrín, cosas tóxicas”, precisa el barcelonés con una risita. Sus muebles, sobredimensionados y hechos con cristal o chapa, no son precisamente funcionales, pero forman parte de un proceso de exploración que prefiere pensar en la forma y en las posibilidades del material. “Ahora querríamos hacer un coche en fibra de vidrio; de ahí que antes investiguemos con piezas pequeñas”. Mesas, sillas, una fuente o una chimenea. Prototipos de belleza tosca que la editora BD ya está explorando con la intención de reproducirlos industrialmente. O sea, para comprar.Por Jordi Labanda El ilustrador Jordi Labanda traza una emotiva semblanza del último premio Pritzker. En esta era de gamificación en la que se alienta lo volátil y se recela de lo perdurable, en la que la boutade instagramable está por encima de la disciplina, el Premio Pritzker 2017 al estudio catalán RCR es una oda a la arquitectura de raíces. RCR (Ramón Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda) lleva 30 años atrincherados en Olot proyectando edificaciones cargadas de emoción y poesía. Olot se encuentra en el Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, un área cuajada de volcanes extintos que confieren a esta tierra una fuerza telúrica electrizante. Allí, el aire, el agua y la tierra parecen tener terminaciones nerviosas, el suelo se retuerce como un organismo vibrante. En la última década RCR ha levantado proyectos en Francia, Bélgica y Emiratos Árabes Unidos, pero es en las construcciones desperdigadas por Olot –desde la intervención inadvertida en una zona pública hasta la casa encargada por un herrero; desde las conmovedoras pistas de atletismo camufladas en el bosque hasta los turbadores pabellones de Les Cols–, donde el trío de arquitectos, como respetuosos personajes de una película de Miyazaki, habla con la Tierra, con el magma solidificado, con los espíritus de los árboles y con el alma de los que han poblado ese paisaje. La arquitectura de RCR no es para todos los públicos. Es austera y bronca, hasta feísta, por eso el Pritzker también va dirigido a los vecinos de Olot, que aceptaron el riesgo escogiendo el camino de la pureza insobornable.Pablo ZamoraCada manta, funda, sábana, mantel o pañuelo con la firma de Cristian Zuzunaga (Barcelona, 1978) ofrece un viaje de ida y vuelta entre lo analógico y lo digital. En el inicio hay un diseño elaborado a mano y a menudo inspirado en los patrones geométricos de la estética digital. A continuación, esos píxeles artesanales se procesan para convertirse en píxeles informáticos de pleno derecho. Estampados sobre tejidos sostenibles, conforman una síntesis perfecta entre dos mundos y explican por qué Zuzunaga, la firma fundada por Cristian en Londres, ha logrado hacerse un hueco en la primera línea del diseño textil. A medio camino entre el estilo postinternet de los últimos años (tiene sofás estampados con píxeles gigantes, por ejemplo) y el hygge, pero con carácter y sin ñoñería, Zuzunaga sostiene que la artesanía no tiene por qué ser folk. Y que un cojín nuevo a veces basta para que un sofá viejo cambie de siglo.Ser cosmopolita hoy equivale a ser nómada. O al menos eso es lo que parece afirmar Jambo, la primera silla que Mermelada Estudio ha firmado para Moroso, una de las editoras más imaginativas e iconoclastas de la industria italiana. Inspirado en un asiento africano descubierto en el taller de un amigo, la robustez de este diseño resulta tan acogedor como una hamaca y tan inmediatamente comprensible como un meme. Además, puede plegarse y transportarse con facilidad, algo imprescindible para una generación que ya no planifica su vida por décadas, sino por años y por mudanzas. Precisamente de mudanzas saben mucho Laura Blasco, Juanmi Juárez y Alex Estévez, los tres diseñadores que vivieron y trabajaron en Reino Unido, Francia e Italia antes de aclarar sus ideas y fundar su propio estudio en Barcelona. De momento, claro.¿Cuántas vidas puede tener un objeto? Para los milaneses Andrea Caruso Dalmas y Alberto Gobbino Ciszak, fundadores de Ciszak Dalmas, estudio con sede en Madrid, siempre hay tiempo para una vida extra. Sus proyectos (espacios, mobiliario o diseño de producto) se nutren de muebles antiguos, plásticos reciclados y materiales reutilizados que, a pesar de todo, parecen siempre nuevos. Las cajas y portalápices en la imagen de la derecha son un ejercicio de reciclaje extremo. Proceden de las cajas de cartón que emplea Zara para los envíos de su tienda online y que, a su vez, proceden del reciclado de una generación anterior de embalajes. Lo que ha diseñado Ciszak Dalmas no es tanto un producto como un proceso: cualquiera puede elaborarlo con tijeras, pegamento y cañamazo. El resto es habilidad y tiempo. Tan catártico como colorear mandalas, y sin tener que explicárselo a las visitas.“No hace falta ser muy macho o muy 'dark' para que el mensaje sea duro”, dice Nacho Carbonell (Valencia, 1980). En 2007, el Pump It Up le puso en el mapa. Era un sillón/colección de mascotas: al sentarse unos animalitos se inflaban. El diseño tenía más de inquietante que de entrañable: “La gente quería sentarse aunque le diera asco. Pero una vez se acomodaban no querían levantarse: les daba miedo matar a los animalitos. En diseño, el contacto emocional es básico”. La pieza ha marcado la surrealista y onírica trayectoria de Carbonell. El otro factor que ayudó al despegue de este valenciano afincado en Eindhoven fue cuando, en Art Basel de 2009, Brad Pitt le compró toda la colección. Carbonell sabe bien que sus obras, catalogadas muchas veces como 'design art' (etiqueta que detesta), están más destinadas a museos o colecciones que al consumo privado. “Nuestras piezas llevan entre 350 y 1.500 horas de trabajo. Para cualquier empresa es una estupidez. Dicen que no se puede hacer. Y sí se puede. Lo que no resulta es rentable”. Consciente de esto, concluye que “no es necesario poseer un objeto para recordarlo. Con subirse una vez a mi silla árbol es suficiente. La experiencia perdura”.Que un objeto decorativo aspire a ser atemporal es como cuando un perfume promete convertirle en conquistador. Típico y habitualmente erróneo. Pero Indoors, una editora de muebles y objetos fundada en Barcelona en 2011, afirma poder conseguirlo. Sus sillas, mesas o biombos, firmados por Gonzalo Milá, Marc Morro o Arquitectura-G (estudio responsable de la firma), existen más allá de lo típico. Son más ingeniosos que efectistas. Están hechos por artesanos y pueden haber sido diseñadas tanto ahora como hace 20 años. Sus nomenclaturas enamoran. ¿Quién no querría una mesa llamada Claudio (en la imagen)?Partiendo casi de sus ruinas, los arquitectos Ricardo Flores y Eva Prats rehabilitaron la Sala Beckett de Barcelona (en la imagen). Era un edificio sin lustre que albergaba un teatro. La mayor obsesión de Flores & Prats, un estudio multipremiado y más partidario de construir que de teorizar, era mantener la esencia de un espacio que forma parte de la memoria colectiva de Poble Nou. Ventanas noucentistas y fragmentos de mosaico conviven ahora con una contundente manera de intervenir el espacio con cortes, geometrías y colorido. “Nos hemos movido hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, trabajando con lo que heredamos y dibujando con lo que el edificio proponía”, apuntan Flores y Prats. “Lo nuevo y lo viejo funcionan a la vez”.Imagine que un diseñador de la talla de Tomás Alonso le hace el mobiliario de su nuevo y moderno hogar. A medida. En esto consiste The Valbeek Project, el diseño integral del interior de una casa de campo en Bélgica, encargado a Alonso por la galería Victor Hunt. “La idea es que también funcione como escaparate de los muebles”, dice este vigués afincado en Londres. Piezas con reminiscencias del movimiento Memphis, pero fieles al estilo Alonso, que se concentra en lo esencial y da protagonismo a unos materiales puestos al servicio del objeto. Alonso no predica en el vacío. Lo último, su segunda colección para Atelier Swarovski Home, demuestra que los grandes también se están empezando a rendir a su minimalismo lúdico.Aunque no lo parezca, lo que tiene usted en la imagen superior es una lámpara y se hizo por Whatsapp. La cosa es como sigue: el diseñador Max Enrich contacta con el alfarero Julen Ussia al ver su trabajo en Instagram. A pesar de la distancia (Barcelona-Bilbao), deciden desarrollar productos juntos. “Nos mandábamos dibujos por Whatsapp e íbamos hablando por teléfono. Lo primero ha sido esta lámpara, que se tornea con un barro que hace Julen. Luego se le coloca un led”. Sus geometrías son extremas pero conservan el sentido. Como las otras lámparas de cerámica que Max hizo en colaboración con Diego Sampere. O las mesas Stabile (a la izquierda): “Unas mesas auxiliares sin ningún problema de estabilidad, aunque lo pueda parecer”. Ahora Max, cuyas piezas están disponibles únicamente por encargo, quiere hacer sillas. “Siempre están rondándome la cabeza, pero es algo a lo que le tengo tanto respeto...”.Trabajar en una agencia de publicidad y salir a las seis y cinco es algo tan excepcional que este dúo de argentinos cumplidores a rajatabla de dicho horario y afincados en Barcelona decidieron bautizar con un homenaje a esto su “estudio visual”. Andy Reisinger y Ezequiel Pini tampoco pueden negar que cultivan, a juzgar por sus últimas obras, cierto fetichismo por la cuestión numérica, como demuestra la serie 2017: “Se trata de una colección de objetos que diseñamos para el inicio de año. La idea era que cada pieza fuera un número”. La estilizada lámpara de la imagen corresponde, obviamente, al número 2. Junto a esta pasión por los números, están desarrollando la serie The black was a light gray, and the red was a washed-out pink, que viene a sumarse al aluvión de homenajes/reinterpretaciones que este año se han hecho del grupo Memphis (el movimiento de arquitectura y diseño posmodernos que marcó los años ochenta). En cualquier caso, y venga de donde venga la inspiración, el objetivo, confiesan, siempre es el mismo: “Intentar desenfocar los límites tan rígidos del arte”. Y provocar una reacción en el espectador. Si es de incomodidad, mejor.Igual que el terrazo, el material que ha inventado este diseñador malagueño es un totum revolutum de restos que forma una bonita superficie. Hace tres años, Penadés presentó su proyecto Structural Skin: un aglomerado hecho con los restos de piel que genera la industria textil y que se ha convertido en el centro de su actividad. La última entrega, una serie de espejos y lámparas de mesa, se presentó en la galería Rossana Orlandi durante el último Salone del Mobile de Milán. “Al principio, el reto fue hacer un listón de cuero. Ahora he conseguido hacer superficies planas. Y lo próximo será crear bloques”, explica. Él avanza lento pero seguro, aunque su carrera va bastante rápido: su obra ya forma parte de la colección permanente de Vitra, ha recibido la llamada de alguna que otra importante firma de lujo y en septiembre inaugura su primera exposición en solitario en la galería madrileña Machado-Muñoz.Si la historia de este escultor fuera más conocida, algún torturado genio ya habría hecho un biopic independiente. Elmar Thome nació en Baviera en 1964 y, a finales de la década de los ochenta, consiguió hacer eso tan difícil que es imprimir poesía a objetos cotidianos sin restarles utilidad. Por desgracia, entonces nadie apreció su innegable talento. Tanto fue así que Elmar decidió quitarse la vida en febrero de 2005, en Barcelona, donde vivía desde hacía 20 años. Quizá su experimentación con materiales poco lujosos como la madera, el hierro o los neumáticos fuera la culpable de tan escaso reconocimiento en un mundo obsesionado con la ostentación. Su negativa a prostituirse para entrar en el circuito artístico comercial tampoco ayudó. Tres décadas después, la editora Sic97 nace en la Ciudad Condal con la firme decisión de recuperar el legado de Thome reeditando algunas de sus piezas más emblemáticas. De momento, han empezado por lo más reconocible: la colección de accesorios de baño ET y la lámpara Toma (En la imagen un portarrollos de papel higiénico). Pero pretenden continuar enriqueciendo su catálogo de productos sin fecha de caducidad, siempre con la premisa del “absoluto respeto por el diseño original”. ¿Para qué cambiar lo perfecto?Los jarrones de la imagen proponen una alianza de materiales que refleja mejor que ninguna otra lo que es el diseño en 2017. La parte superior de cada uno de ellos está elaborada a partir de fibras recicladas modeladas mediante impresión 3D, y la base es una pieza maciza de roble tallada y barnizada de forma artesanal. Una es ligera y la otra es pesada. Entre ambas, un anillo de color rompe la severidad nórdica y cilíndrica del conjunto. El arquitecto Valerio Canals deja así su sello en Dos Studio, la firma que ha fundado junto al diseñador de moda Moisés Nieto, y que nace bajo el signo de lo dual: dos creadores, dos tipos de producto (moda masculina y objetos) y dos materiales opuestos en cada diseño. Que su primera colección de objetos esté formada por tres modelos en lugar de dos añade una pizca de intriga al conjunto. Puede comprar uno, dos o los tres. Bendita discordia.Un espacio para jugar y otro para concentrarse. A la hora de proyectar la oficina de su estudio de arquitectura y diseño, Carla Navas y Víctor Molina (ambos nacidos en Barcelona en 1986) han planteado una división de espacios que refleja su filosofía. La sala que aparece en esta imagen es la seria, y para fomentar la actividad intelectual han instalado en ella sendos ejemplares de Balance, su interpretación minimalista de la clásica lámpara de biblioteca. La estrategia ha surtido efecto. Al poco de fundar WIT (siglas de We Innovate Together), ya tienen en su haber reformas de viviendas y locales y planean construir un hotel. Está más que demostrado: los chicos buenos van al cielo.Según la RAE, un exvoto es una ofrenda que los gentiles hacían a sus dioses. Y eso es lo que hacen, entre otras cosas, Luciano Galán y Daniel Maldonado, bautizados como The Exvotos: cuadros de historias milagrosas, escultura y cerámica pintada a mano. Con un imaginario que deja bien claro su lugar de origen –Sevilla, por si había dudas– gustan de definir su arte como útil. De ahí su querencia por convertir cabezas en insólitos recipientes. Pero como no solo de fe vive el artista, por muy del sur que sea, la naturaleza es otra de sus grandes inspiraciones y la estampan en platos y demás objetos singulares de aspecto tan crudo como delicado.Hace un cuarto de siglo, Mario Ruiz (Alicante, 1965) inventó el taxímetro más vendido de todos los tiempos. Venticinco años después, este diseñador requerido por más de un centenar de firmas a lo largo y ancho del mundo ha sido el flamante Premio Nacional de Diseño 2016. El último en solicitar sus servicios ha sido Schiavello, para quien ha concebido la colección Aire, una línea de mobiliario de oficina que sigue fiel a ese espíritu que lo ha hecho tan célebre para sus clientes como desconocido para el gran público: diseño funcional y silencioso, en el que no hay ni rastro del creador y en el que toda la intención está supeditada al objeto. Esto, para muchos, es la perfección.Pasan los años y el gran drama del hombre moderno sigue siendo la falta de espacio. Así, la mesita de café Falcon se inscribe en esa tradición de muebles mutantes que intentan resolver aquello tan recurrente del ‘sí, pero ¿dónde lo meto?’. Realizada en madera lacada, plancha de aluminio pintado y latón, Falcon se pliega para ocupar el mínimo espacio, o estira las patas si se la requiere como coqueta mesa de centro. Esta funcionalidad, léase polivalencia, es una de las señas de identidad de las creaciones de Adolfo Abejón. Radicado en Barcelona, Abejón, que creó su marca en 2012, afirma encontrar inspiración en el mobiliario de películas de ciencia ficción como 2001: una odisea del espacio o Interstellar. Su florero Melancholia, inspirado en tubos de ensayo de laboratorio, o sus lámparas Slim Brass o New Slim, que reducen su estructura al esqueleto, atestiguan ese afán por el diseño futurista. Y lo que es más importante, por dar servicio.Chefs, arquitectos y modistos han abusado tanto del trampantojo que a veces olvidamos que, en origen, era exactamente esto: una pintura que engaña a la vista para que creamos que lo que vemos es malaquita, jaspe o terracota. La barcelonesa Zaida Sabatés descubrió la pintura decorativa cuando estudiaba Bellas Artes y decidió matricularse en un escuela especializada. “Aquellas técnicas me cautivaron”, recuerda. Hoy es la mayor renovadora de su profesión en España. Ha decorado restaurantes (Flax & Kale), hoteles (Majestic), viviendas e incluso un videoclip de The Chemical Brothers.