Siete cajas de memoria contra el holocausto nazi
La historia de la catalana Dory Sontheimer viaja a la televisión con un documental en TV3
Cuando Dory Sontheimer preguntaba quiénes eran sus abuelos, sus padres siempre le contestaban con evasivas. Insistente, con 18 años, volvió a interesarse por sus orígenes hasta que sus progenitores le dijeron, al fin, que era judía. Su identidad, no obstante, debía guardarla en secreto. Era 1965 y en la dictadura de Franco, ser judío, cuenta Sontheimer, aun representaba una importante barrera de perjuicios.
Esta catalana de 72 años y de origen alemán, vivió en Barcelona desarrollando una carrera como farmacéutica y creando su propia familia hasta que, 15 años atrás, un descubrimiento dio un vuelco a su vida. Limpiando la casa de sus padres ya fallecidos localizó siete cajas cerradas que contenían, sin saberlo, la respuesta a sus consultas. Centenares de documentos y fotografías desvelaban que sus abuelos habían sido asesinados en los campos de exterminio de Auschwitz en 1942.
Durante un tiempo Dory dejó a un lado esas cajas, sin atreverse a bucear a fondo sobre el aterrador pasado de su familia. Tres años después y una vez jubilada, decidió embarcarse en una difícil misión: conocer la historia de su allegados. Un rompecabezas que ha ido tejiendo durante largos años de investigación y que plasmó en 2014 en el libro Las siete cajas (editorial Circe). que ahora viaja a la televisión con el documental que lleva el mismo nombre y que se podrá ver el martes en TV3 a las 22.00.
Desde el Espai Memorial Democràtic de Barcelona, Sontheimer presentó el jueves pasado la cinta que, según la misma protagonista, que escribe el guion, lejos de representar una mirada al pasado “es una forma de construir futuro”. La película sigue los pasos de Dory por todo el mundo para conocer una escalofriante verdad: 36 miembros de su familia fueron masacrados por la barbarie nazi.
Carles Canet, uno de los directores del documental ha hecho “lo único” que, dice, podía hacer: “Ofrecer pinceladas de una historia monstruosamente grande”. Los 50 minutos del trabajo, que se emitirá en el programa Sense ficció, muestran como la hazaña de Dory está plagada de increíbles casualidades e intrahistorias “inabarcables”, dignas de una cinta para Spielberg, sugiere Canet.
En la pequeña pantalla la protagonista conoce la antigua fábrica Lehman, en Barcelona, desde donde su padre dirigió la empresa dedicada a fabricar muñecas cuando llegó, con 24 años a Barcelona, huyendo de la Alemania de Hitler, que ya perseguía activamente a los judíos. También conoce a un primo directo, Michael, que sobrevivió al campo de Therezín, que los nazis utilizaron para “maquillar” el infierno que vivieron las seis millones de víctimas del holocausto judío.
Desde una localidad de la región de Baden (Alemania), Sontheimer observa las dos torres de una iglesia, seguramente uno de los últimos recuerdos de sus abuelos antes de que abandonaran su hogar camino, sin saberlo, hacia una muerte segura. La investigadora cuenta una de las “seis millones de historias personales” que se llevó la intolerancia y el fanatismo, como recuerda el periodista Vicenç Villatoro, presente también en el documental.
Los abuelos de Dory fueron asesinados tras recorrer los 1.350 metros que separaban las vías del tren de la cámara de gas. Setenta años más tarde, ella sigue recorriendo muchos metros más por escuelas e institutos para cumplir una máxima que la ha llevado a marcar su día a día en la divulgación de uno de los episodios más negros de la historia: “Cuando veáis una injusticia, no dudéis. Actuad”.
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