La ronda de Sant Antoni reabrirá con un carril menos para coches
Las obras para pacificar la calle Gran de Sant de Sant Andreu comenzarán en marzo
La apertura, el próximo mes de abril, del mercado de Sant Antoni, desencadenará un efecto dominó sobre la ronda del mismo nombre, que lleva casi 10 años cortada en parte por las carpas donde se ha instalado provisionalmente el mercado. El Ayuntamiento presentó ayer en el Consejo de Barrio el proyecto de reurbanización del eje cuando se desmonten las carpas, que como todas las reformas que hace el actual ejecutivo se basará en reducir espacio para los coches y ganarlo para los peatones.
Aquí, las aceras se ensancharán un poco, se eliminará un carril de circulación (de manera que quedará uno de subida y uno de bajada, compartido entre buses y coches) y se habilitará un carril bici de doble sentido segregado en la zona central (como el que se acaba de inaugurar en el paseo de Pujades, en la fachada de la Ciutadella). En el lado que toca a Ciutat Vella, habrá un cordón para servicios, aparcamiento de motos, y carga y descarga.
La obra, con todo, va para largo. Se hará en dos fases y la primera, entre Urgell y Floridablanca, no arrancará hasta octubre del año que viene, explicó ayer a los vecinos el director de Modelo Urbano del consistorio, Ton Salvadó, que vinculó esta pacificación con la transformación del barrio de Sant Antoni en una supermanzana con una drástica reducción del tráfico. Durará un año y la inversión estimada es de 3,7 millones de euros. La segunda fase, hasta la plaza de la Universitat queda para el siguiente mandato.
Pacificación de Gran de Sant Andreu
En un horizonte más próximo, el Ayuntamiento ha aprobado ya el proyecto de reforma de la calle Gran de Sant Andreu, cuyas obras consistirán en pacificarlo unificando la altura de las actuales aceras y calzada. La calle será de plataforma única (todo el pavimento al mismo nivel) y prioridad invertida, de forma que peatones y ciclistas tendrán preferencia y la velocidad máxima será de 10 kilómetros por hora. La reforma también comportará cambiar el sentido del tráfico (y hacerlo de Barcelona hacia el Besòs) entre Fabra i Puig y la calle de Sant Adrià. La consecuencia será que el tráfico se reducirá en un 25%, calcula el ayuntamiento.
El primer tramo sobre el que se actuará serán los 850 metros que hay entre la rambla de Fabra i Puig y la calle de Joan Torras. El presupuesto aprobado por la comisión de Gobierno es de 4,9 millones de euros. "Es el principal eje cívico y comercial del distrito y era una carrera de obstáculos, es un proyecto largamente esperado y será un salto cualitativo que mejorará el espacio público y la accesibilidad", ha defendido este martes la concejal del distrito de Sant Andreu, Laia Ortiz. La regidora ha admitido que la reforma tendrá un "efecto disuasorio" sobre el actual tráfico que utiliza la calle Gran de Sant Andreu para cruzar el barrio. La idea es limitar este flujo a los vecinos y servicios.
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