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Mariscal: “No nos echan de Palo Alto, sabíamos que era una concesión”

La Fundación creada por el diseñador optará al concurso del Ayuntamiento de Barcelona para gestionar la antigua fábrica del Poblenou

Clara Blanchar
Imagen de archivo del Palo Alto Market.
Imagen de archivo del Palo Alto Market.ALBERT GARCIA

No tiene la sensación de que el Ayuntamiento de Barcelona, que gobierna la alcaldesa Ada Colau, le esté echando de Palo Alto, la antigua fábrica del Poblenou que recuperó hace más de 20 años, en la que hoy tienen la sede más de 30 empresas. El diseñador Javier Mariscal se muestra conciliador ante el final de la concesión municipal y el nuevo concurso que plantea el consistorio, que supone su marcha a medio plazo y cuestiona el Market mensual de diseñadores. "No tengo la sensación de que me están echando. Desde que sabes que tienes una concesión y un contrato sabes que un día se acaba, lo teníamos muy claro", asegura.

Mariscal celebra, además, el reconocimiento municipal a su trabajo para hacer de Palo Alto un espacio de referencia: "Salvar un patrimonio industrial y darle contenido, además de un gran valor como espacio verde". Y revela que la Fundación Palo Alto, que creó hace 20 años junto a otros patronos para gestionar el recinto, optará al concurso que convocará el Ayuntamiento. El diseñador tiene incluso claro cómo le gustaría que fuera: "Ir más lejos y abrir Palo Alto al barrio y plantear una nueva generación y una sensibilidad hacia toda la gente más joven, pequeñas empresas, un poco lo que se está haciendo con el Market, que ha sido un escaparate para nuevos artesanos o diseñadores algunos de los cuales ya no vienen porque han dado un salto". El diseñador habla también de un espacio que demás de dar importancia a los artesanos y diseñadores "se dedique a investigar los problemas de una ciudad como Barcelona en cuestiones de medioambiente: residuos, verde...".

Sobre la cuestión de abrir al entorno el antiguo recinto fabril, Mariscal se muestra completamente de acuerdo, pero recuerda que los primeros en llegar fueron ellos para salvar un patrimonio que "estaba muerto". "Si Palo Alto no estaba abierto al barrio es porque el barrio no existía", reivindica y recuerda que el 90% de los vecinos no estaban hace veinte años: "En Taulat había tres depósitos de gas y Fluvià era un aparcamiento para camiones", evoca y aplaude la idea de "cohesionar Palo Alto con el entorno".

Mariscal asume que tarde o temprano se tendrá que marchar. Si la Fundación ganara el concurso, sería en cinco años. Sino, en abril, cuando vence la concesión: "Hay muchos planes B, desde irse al campo hasta a cualquier otro espacio del Poblenou, está lleno".

El director de la Fundación, Santi Errando, también reivindica el legado de 20 años para convertir Palo Alto "en un espacio de referencia", al tiempo que también admite que "el entorno ha cambiado mucho". "El planteamiento que hace el Ayuntamiento es interesante, otra cosa es que quien se responsabilice logre lanzarlo y esté a la altura, que tenga el alma para mantener la antorcha en alto", matiza. Y apunta que la transición se tendrá que hacer "con orden, sin prisas y con sensibilidad y reconocimiento a los actores".

Desde el grupo municipal del PSC, hasta hace un mes socio de Colau en el gobierno d ela ciudad, el concejal Daniel Mòdol cuestionó un concurso que, dijo, “podria poner en peligro la continuidad del proyecto”. El concejal tacho de “precipitada e irresonsable” la actuación del gobierno municipal y exigió que elabore un plan de viabilidad que asegure la continuidad del proyecto.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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