Los quioscos de La Pedriza se resisten a desaparecer
La Comunidad quiere tirar una docena de locales irregulares; sus dueños piden soluciones negociadas tras décadas de trabajo
“Aquí todo el mundo ha mirado para otro lado”, dice el teniente de alcalde y concejal de Infraestructuras de Manzanares el Real, Juan Manuel Luján, sobre los 11 quioscos que desde hace más de 50 años funcionan de forma irregular en La Pedriza, en una zona natural protegida. Durante todo ese tiempo, han trabajado, ofreciendo bebidas y comidas (algunos funcionan como bares y restaurantes). Desde los años noventa del siglo pasado, ha habido algunos intentos de eliminarlos y también alguna oportunidad desaprovechada de regularización en algún caso. Pero todo ha seguido más o menos igual hasta que el año pasado la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid inició los expedientes para derribarlos todos, incluidos cinco almacenes.
“Nosotros no tenemos competencia para arreglarlo, y llevamos mucho tiempo reclamando un proceso para legalizarlos o tirarlos. Pero hay que ir caso por caso; no es lo mismo un edificio medio en ruinas, uno en mitad del parque nacional o que otro que ha estado pagando impuestos y está metido en el entramado urbano a la entrada de La Pedriza”, dice Luján.
Este último es el caso de Sergio Galindo, que heredó de sus padres El Peñote, abierto en los años cincuenta del siglo pasado. En su local, despliega sobre la mesa recibos de IBI y permisos municipales pagados durante años para abrir la terraza. También habla alguna sentencia ganada.
A Galindo le consta que algunos de los propietarios han llegado a acuerdos con la Administración —para no tener que pagar ellos mismos los derribos—, pero él y al menos otros seis dueños han llevado el asunto a los tribunales. Sin embargo, antes de que los jueces hablen, reclaman a la Consejería de Medio Ambiente que retire los expedientes de derribo y se sienten a negociar una solución individual para cada uno después de tantos ofreciendo sus servicios a los excursionistas, dicen.
Perfectamente conscientes de que sus situaciones son muy dispares, cada uno aspira a una cosa: a la legalización (en el caso de Galindo), algún tipo de indemnización, el traslado a otra ubicación de La Pedriza. Esto último es en lo que insiste David Ruiz, aunque ya se lo han denegado oficialmente. En su caso, él compró hace 21 años el quiosco de La Foca (en realidad pagó por su cesión, ya que al estar construidos irregularmente no tienen títulos de propiedad), situado en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (otros chiringuitos están en parque regional y todos en vía pecuaria según la Administración).
El mes pasado enviaron una carta al nuevo consejero de Medio Ambiente, Pedro Rollán, pidiéndole una reunión —igual que le solicitaron sin éxito a su predecesor, Jaime González Taboada—. En ella solicitan una mesa de trabajo que facilite “una solución práctica, eficaz y rápida, que de seguro a todas las partes beneficiaría”.
Un portavoz de la consejería dice que la reunión, con el consejero u otro responsable, es una posibilidad que no cierran, pero descarta completamente retirarlos procesos de derribo de todos los negocios levantados ilegalmente, insiste, en zonas naturales protegidas. De hecho, anuncia que los derribos de los locales con los que ya hay acuerdo se producirán muy pronto. Las asociaciones conservacionistas como Ecologistas en Acción han aplaudido la medida.
Los propietarios también han pedido ayuda al Ayuntamiento de Manzanares, pero Luján insiste en que no tienen competencias para hacer nada. Critica, eso sí, que no se trate cada situación particular. “Que regularice lo que se pueda y que se tire el resto. Pero también hay que pensar que algún establecimiento de ese tipo tendrá que haber para los excursionistas”, añade.
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