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El independentismo deja la huelga en manos de los antisistema

Los comités de defensa del referéndum cortan carreteras y bloquean estaciones de tren

Un grupo de personas corta la autovía AP7 en Bellaterra (Barcelona).
Un grupo de personas corta la autovía AP7 en Bellaterra (Barcelona).Cristobal Castro

La huelga general de ayer en Cataluña, convocada por el sindicato minoritario Intersindical-CSC y alentada por las entidades soberanistas, apenas tuvo seguimiento en los centros de trabajo. Los paros solo tuvieron incidencia en escuelas, universidades y medios públicos. A lo largo de todo el día hubo numerosas movilizaciones para cortar el tráfico en carreteras o medios de transporte público organizadas por grupos de activistas en la órbita de la CUP. Los antisistema capitalizaron ayer el protagonismo de las protestas, mientras el PDeCAT y ERC solo participaron en las concentraciones de la ANC y Òmnium.

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La industria, empezando por las fábricas de Seat y Nissan, operó con total normalidad. Igual que el puerto de Barcelona, los mercados municipales y el transporte público, que funcionó sin problemas hasta que los piquetes empezaron a cortar las vías. Y, a diferencia del pasado 3 de octubre, los comerciantes, hastiados por las bajadas de ventas que han supuesto las últimas manifestaciones, dieron masivamente la espalda a la convocatoria. Según el Gobierno, los paros fueron de una media de entre el 20% y el 25% en la Administración, en contraste con la última movilización, cuando fue masiva al prometerse a los funcionarios que ese día no descontaría de su nómina. El propio sindicato admitió que el éxito se concentró sobre todo en la enseñanza y las universidades.

El fiasco de la huelga no significó, sin embargo, que la jornada se desarrollara con normalidad. Las carreteras —especialmente las que conectan con el resto de España, Francia y Andorra— y los ferrocarriles catalanes sufrieron a lo largo del día un auténtico caos por la acción de los llamados comités de defensa de la república (CDR), integrados por activistas que están en la órbita de la CUP.

De hecho, estos grupos llegaron a tener cortadas hasta 70 carreteras de toda Cataluña a la vez por la mañana, según admitió el secretario general técnico del Ministerio de Interior, Juan Antonio Puigserver. Los Mossos d’Esquadra tuvieron que intervenir para evitar que mantuvieran bloqueadas carreteras como la C-32, donde detuvieron a un manifestante, o arterias de la capital catalana como la Diagonal o la Gran Vía, que dejaron el centro vacío de coches durante buena parte de la mañana y lo colapsaron en las horas punta.

Además de las colas kilométricas, que provocaron momentos de tensión entre integrantes de estos grupos y ciudadanos que no podían llegar al trabajo, los CDR trataron de obstruir la circulación de ferrocarriles. El punto más crítico fue la estación del AVE de Girona, donde casi 10.000 personas impidieron la circulación de trenes durante casi todo el día.

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Lo mismo lograron en algunas líneas de Cercanías que pasan por la plaza de Catalunya y, por la tarde, en la estación de Sants (Barcelona), donde cientos de personas ocuparon las vías de los trenes de alta velocidad con una pancarta en la que reclamaban la liberación de “los presos políticos”.

CC OO y UGT se desmarcan del paro general

A pesar de que Intersindical-CSC convocó la huelga general alegando motivos laborales y económicos, en las movilizaciones de la plaza de Sant Jaume o la plaza Universidad los manifestantes pedían la liberación del exvicepresidente Oriol Junqueras y los exconsejeros encarcelados y los líderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, y Òmnium Cultural, Jordi Cuixart.

La CUP alentó, a través de su cuenta de Twitter, las actuaciones de los CDR durante toda la jornada de ayer. “Recordad que ni comunes, ni CC OO ni UGT convocaban la huelga general 8-N. Ya no son necesarios”, afirmó la diputada de la formación Mireia Boya a través de la red social. Al mediodía, la parlamentaria anticapitalista Gabriela Serra tildó de ilegítimas las elecciones convocadas por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para el 21 de diciembre, y reclamó la libertad de los encarcelados. “Por Navidad, todos en casa”, reclamó.

Las otras formaciones independentistas, PDeCAT y ERC, tuvieron un papel más discreto y una implicación de diferentes grados. Ambos partidos enviaron representantes a las concentraciones convocadas por la ANC y la Òmnium Cultural. En Barcelona, el líder republicano en el Ayuntamiento, Alfred Bosch, fue la cara visible de la formación en la protesta de la plaza de Sant Jaume. “Están en la cárcel [los exconsejeros y líderes de las entidades independistas] por motivos políticos, no porque estén implicados en la trama Gürtel”, aseguró. Por parte de los neoconvergentes, acudió la exportavoz del Govern Neus Munté.

Alguien del entorno del exvicepresidente Oriol Junqueras invitó, a través de su cuenta de Twitter, a que la marcha fuera pacífica. “Nuestra causa es la de la razón, sin violencia”, aseguró. Su número dos, Marta Rovira, replicó ese mensaje. Luego escribió otro: “Este pueblo siempre responde”. Las sedes de ERC y de PDeCAT estuvieron cerradas por la huelga. Marta Pascal, la jefa de filas del partido de Carles Puigdemont, se limitó a retuitear una foto de la concentración de la plaza de Sant Jaume.

La jornada también se notó en Madrid. Los senadores de Esquerra Republicana no participaron en el pleno como manera de protesta. Sí lo hicieron los del PDeCAT, aunque no votaron tras los debates y cuando subieron a la tribuna expresaron mensajes de apoyo a los “presos políticos”. Ambas formaciones, sin embargo, ocuparon sus escaños en el Pleno del Congreso.

Elevado seguimiento en educación

Jessica Mouzo

Donde más se notó que ayer hubo una huelga general fue en el sector educativo, desde primaria hasta las universidades. No en vano, uno de los sindicatos que secundaron los paros fue Ustec, de corte soberanista y mayoritario entre los docentes de colegios e institutos. Además, la huelga coincide con un momento convulso en la educación catalana por las acusaciones que han hecho algunas familias sobre adoctrinamiento en las aulas, un extremo que pone en tela de juicio el papel de los profesores en clase y su modo de impartir docencia.

Los paros en educación también han tenido un alto seguimiento por el apoyo de los grandes sindicatos estudiantiles como el Sindicato de los Países Catalanes (SEPC) y la plataforma Universidades por la República, dos formaciones con altísima capacidad de movilización estudiantil en las calles.

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