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El preacuerdo de hostelería pospone la regulación de las camareras de piso

El futuro pacto entre UGT y la patronal saldrá adelante a pesar del rechazo de CCOO y del colectivo de camareras de piso

Josep Catà
Camareras de piso en la fundación del sindicato Las Kellys, el año pasado.
Camareras de piso en la fundación del sindicato Las Kellys, el año pasado.Joan Sánchez

A lo largo de este verano, los 280.000 empleados —350.000 en temporada alta— de la hostelería han trabajado sin un convenio colectivo. 10 meses después de que venciera el último, UGT y la Confederación Empresarial de Hostelería, Restauración y Apartamentos Turísticos de Cataluña han firmado un preacuerdo. Sin embargo, otros sindicatos y el colectivo de las camareras de piso, cuya regulación ha sido el principal escollo para la negociación, rechazan el pacto: argumentan que ni el incremento salarial conseguido es suficiente, ni se soluciona la problemática de la externalización de servicios.

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Los sindicatos afrontaron con optimismo el inicio de las negociaciones para un nuevo convenio con la patronal de hostelería. No solo porque la economía da señales de recuperación, sino porque el turismo no ha dejado de crecer y de generar riqueza desde 2013, cuando se firmó el anterior convenio de hostelería catalán. El año pasado llegaron casi 20 millones de turistas, y cada uno dejó 173 euros por día, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Recientemente, los trabajadores del sector en las Islas Baleares vieron como un nuevo convenio incrementaba los salarios hasta un 17% en cuatro años. A pesar de la buena marcha del sector también en Cataluña, las conversaciones para avanzar en el reparto de la riqueza en esta comunidad no han dado en las últimas semanas los resultados que los trabajadores querían. Finalmente, y presionados por el plazo para firmar un nuevo pacto, UGT y la patronal llegaron a un preacuerdo: un incremento salarial del 1,9% tanto en 2017 como en 2018, y del 1,8% en 2019. “Si miras el convenio conseguido en Baleares, no tiene nada que ver, tendríamos que haber conseguido más mejoras”, lamenta Esteban Sanabria, secretario de Negociación Colectiva de CC OO. El pacto con la patronal saldrá adelante a pesar de que este sindicato se niega a firmarlo, ya que UGT tiene un delegado más.

Las mejoras del nuevo convenio

El sindicato CC OO también rechaza recortes en el ámbito de la manutención y las dietas. No obstante, la organización coincide con UGT en que el futuro convenio tiene puntos muy positivos. Por un lado, blinda derechos como el de cobrar el 100% por incapacidad temporal en intervenciones quirúrgicas sin hospitalización, y se amplía de 13 a 19 días el permiso de acumulación de lactancia. Y finalmente, regula la subrogación en restauración de concesiones administrativas como por ejemplo en los aeropuertos, una actividad que no estaba recogida en ningún texto.

Salarios más bajos

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Pero el incremento salarial no ha sido el principal escollo de las negociaciones. La gran dificultad ha sido la de buscar un encaje más justo para el trabajo de las camareras de piso. La mayor parte de ellas trabajan en empresas externas que colaboran con hoteles o cámpings. En lugar de regir su trabajo según el convenio de hostelería, por el que cobrarían unos 1.200 euros al mes, lo hacen según los convenios firmados con empresas multiservicios, por lo que el sueldo en ocasiones no llega a los 700 euros.

El objetivo del nuevo acuerdo en el sector de la hostelería era obligar a las empresas multiservicio a pagar a las camareras de piso según el convenio de hostelería, y equiparar así su salario al de los demás trabajadores del sector. El preacuerdo al que han llegado UGT y la patronal prevén que se regulará la actividad de los trabajadores externos a partir de los dos años de vigencia del convenio que, con los efectos retroactivos, significa que se pospone la regulación hasta el 1 de enero de 2019. El colectivo de camareras de piso que más ha protestado por su situación, las autodenominadas kellys, creen que el preacuerdo “permite el libre albedrío hasta principios de 2019”. Además, desconfían de que finalmente se equipare su salario con lo que establece el convenio. “La patronal hará alguna trampa para no firmarlo, estamos siempre en una situación de desprotección”, afirma Isabel Cruz, una de las portavoces de Las Kellys. Cruz calcula que en Cataluña hay entre 7.000 y 10.000 trabajadoras externas, y explica que en muchas empresas se paga por productividad, por habitación limpiada, lo que lleva “a una sobrecarga de trabajo bestial y a jornadas de muchas horas”.

El sindicato UGT afirma que este es “un buen principio de acuerdo”, y que se vio obligado a firmarlo porque el plazo para hacerlo vence el próximo 28 de octubre. “No podíamos permitir que por el tema de las externalizaciones los demás trabajadores perdieran derechos”, argumenta Josan García, secretario del sindicato sectorial de hostelería, quien anima a las trabajadoras a no firmar convenios con empresas multiservicio y a denunciarlos. Además, García asegura que los atentados yihadistas de agosto en Barcelona y Cambrils, y las recientes movilizaciones por el proceso independentista, ejercieron más presión por parte de los empresarios para retrasar la firma del acuerdo, algo que no ha sido comentado por la patronal.

CC OO también rechaza el preacuerdo porque considera que el futuro convenio limita aún más las condiciones para cobrar los premios de vinculación de los trabajadores con la empresa: anteriormente se cobraba a partir de los 45 años y en cualquier circunstancia, y a partir de ahora se hará a partir de los 50 menos cuando el cese haya sido voluntario.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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