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Vida de ‘kelly’: limpiar hoteles a 2,15 euros la habitación

La externalización de la limpieza condena a las camareras de hotel a condiciones laborales y de salud precarias

Manuel Jabois
Reforma laboral España
Una camarera en un hotel de Sanxenxo.ÓSCAR CORRAL

Durante más de 20 años, Mary se cogió dos meses de vacaciones al año. Uno que le correspondía en su empresa y otro que pedía como excedencia. Los dos meses los necesitaba para ayudar en el negocio familiar, un hotel de una estrella en la localidad gallega de Sanxenxo. Así que en julio y agosto su jornada laboral, como la de sus compañeras, era un maratón que consistía en subir y bajar sábanas, subir y bajar camas supletorias, cargar el carro con los productos de limpieza y desplazarlo por el piso, limpiar las zonas nobles (barrer, fregar, limpiar el polvo) y hacer habitaciones: recoger el cuarto y ordenarlo, cambiar las camas, limpiar los baños. Tras esto, bajaba a la zona de lavandería con la ropa sucia, la metía en la lavadora y cuando estaba lista se desplazaba, ella y sus compañeras, a poner toda la ropa a secar antes de plancharla y doblarla para tenerla lista el día siguiente. Se levantaba a las siete de la mañana y terminaba de trabajar alrededor de las siete de la tarde.

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“Mi caso”, dice Mary, “es diferente porque se trataba de un negocio familiar. Cuando tuve que dejarlo lo dejé. Pero es un trabajo duro, muy duro, eso es obvio”. Mary ya no es una ‘kelly’. Tiene 57 años y problemas físicos que le han llevado en más de una ocasión al quirófano. Por eso dice que su caso es diferente; una camarera de hotel se jubila a los 67 años, y entre sus enfermedades laborales reconocidas están las relacionadas con manos y brazos; los daños en la espalda, mayoritarios, no son susceptibles de ser considerados enfermedades profesionales reconocidas. Esto último lo explica Laura, que sí es una que limpia: una ‘queli’. O ‘kelly’, como se llama la asociación a la que pertenece.

Ella pide hablar con nombre supuesto: ya ha sido vetada en una cadena hotelera de Madrid. Hace un año, cuando la tuvieron que hacer fija, la echaron diciéndole que era un “poco sindicalista”. Laura es la voz de una asociación, Las Kellys, que empezó a reunir a través de Facebook a camareras de hotel, uno de los muchos colectivos afectados por la reforma laboral. ¿El motivo? Lo resume Jesús Cruz Villalón, catedrático de Derecho del Trabajo: “La reforma del Gobierno prioriza los convenios de las empresas sobre los convenios sectoriales”. Y numerosos hoteles que quieren pagar menos a las camareras ‘compran’ el personal en empresas multiservicios, no supeditadas a convenios de hostelería. Externalizan la limpieza, pagan a la empresa que suministra a las limpiadoras y ésta, a su vez, paga a las mujeres en conceptos ficticios (camas o habitaciones) que oficializan como horas de trabajo para esquivar la ley.

"Somos material desechable en los hoteles, no formamos parte de la plantilla, por lo que no tenemos derechos", dice una limpiadora

El resultado es el expresado por una portavoz de las ‘kellys’ al vicesecretario de comunicación del PP, Pablo Casado, en una charla de éste que tuvo lugar hace un mes en el Club Siglo XXI: hay camareras de hotel que cobran 2,15 euros por habitación, y que necesitan limpiar 400 habitaciones al mes para cobrar 860 euros mensuales. Cada habitación suele exigir entre 25 y 45 minutos. Pero si se produce un cambio de cliente, limpiar puede llevar hasta una hora. El convenio de esta profesión regulado en la hostelería marca como sueldo mínimo en Cataluña, por ejemplo, 1.251 euros al mes. Al quebrarse la jerarquía de los convenios, numerosas empresas utilizan este tipo de subterfugios para pagar menos; el resultado no sólo es la explotación laboral, sino que afecta a otros ámbitos. Como está ocurriendo en distintos empleos, por ejemplo los relacionados con el campo, la externalización provoca una merma millonaria en la Seguridad Social: se cotizan menos horas de las que realmente se trabajan, y se deja de emplear a gente porque las jornadas de ocho horas son en realidad de diez o doce. Se mercantiliza, en una palabra, el propio mercado laboral.

Problemas físicos

Que esto ocurra en trabajos meramente físicos agrava la situación de las camareras de piso. Además de las condiciones marcadas por convenios que no son de su sector se enfrentan a numerosos problemas físicos. “Tenemos un ritmo y una presión bestial. Se puede llegar a trabajar sin parar doce horas. Estamos desprotegidas: las externalizaciones nos acribillan no sólo porque podemos llegar a cobrar un 40% menos. Es que somos material desechable en los hoteles, no formamos parte de la plantilla, por lo que no tenemos derechos, y solo somos una pieza más en ese engranaje que están haciendo ricas a empresas multiservicios a veces creadas ad hoc”, explica Laura, que refiere la existencia de comités de empresas hechos en esas firmas de forma artificial para firmar el convenio. Un fraude de ley.

Se trata de un fenómeno que cita también Cruz Villalón: empresas montadas específicamente para contratar a camareras con salarios bajos y cederlas al hotel. “Es ilegal y se está produciendo, pero el Gobierno no lo persigue”, critica el catedrático. Son empresas que no tienen ningún tipo de representante en los hoteles, ni estructura, ni actividades ni medios propios.

Externalizar, una tendencia al alza

En Canarias, el Tribunal Superior de Justicia declaró la cesión ilegal de trabajadores entre Genser Canarias y Be Live Hotels. Esta sentencia del 10 de marzo no ha impedido, por ejemplo, que la misma cadena hotelera anunciase el pasado 1 de diciembre la externalización de su departamento de pisos.

Otra cadena, AC Hoteles, cuyo presidente Antonio Catalán fue noticia hace unos días por denunciar la explotación laboral que hay en el sector, ha anunciado que tratará de suprimir las externalizaciones que todavía hay en muchos de sus hoteles. Pero ésta no es una tendencia. Hace dos años, en el salón Hostelco, tres directivos de empresas de servicios (Sodexo, Cluster y PDQ) afirmaron que en un lustro las externalizaciones podrían llegar a doblarse. Entonces, en 2014, se estimaba en un 30% de empleados externos sobre los 260.000 que trabajaban en hoteles.

Las externalizadoras ofrecen a los hoteles asumir cualquier área, desde la seguridad al personal de recepción

“Prácticamente se puede externalizar cualquier servicio de hotel: lavandería, limpieza de pisos, restauración, mantenimiento e incluso la recepción”, defendían entonces, para advertir que si alguno de esos servicios de hotel mermaba la rentabilidad del establecimiento era lógico contar con la ayuda de un tercero. En ese foro se reconocía que el motivo que llevaba a los hoteles a externalizar servicios era reducir los costes laborales.

En un año de récord turísticos, en el que por ejemplo el gasto total del visitante extranjero ha llegado estar en algunos meses por encima del 12% respecto al año anterior, el Informe de la Actividad Turística y Empleo de CCOO y UGT pone cifras a lo que llaman "récord de precariedad laboral": un 97% de los contratados son temporales y a tiempo parcial. Ha sido imposible en los últimos días conocer la opinión de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), cuyo presidente, Joan Molas, ha sugerido con anterioridad que las 'kellys' obedecían a un movimiento político.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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