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La manifestación que lo cambió todo

La Diada de 2012 dio comienzo a los cinco años de movilización masiva del independentismo

Cristian Segura
Miles de catalanes tomaron las calles la Diada de 2012.
Miles de catalanes tomaron las calles la Diada de 2012.Tejederas

La realidad sacudió a más de uno aquel 11 de septiembre de 2012. Han seguido cinco años de movilizaciones masivas independentistas, cada una más espectacular y mejor orquestada que la anterior, pero ya sin la misma sensación de sorpresa de aquella Diada de 2012.

Un fenómeno de primera índole apareció ante los ojos del mundo. Un millón y medio de personas se concentraron en Barcelona, según la Guardia Urbana —600.000 según la Delegación del Gobierno—. En la Diada de 2011, la Policía Municipal calculó que 10.000 personas asistieron a la marcha de los independentistas de siempre. El éxito de la concentración independentista del 11 de septiembre de 2012 no fue algo espontáneo: desde 2009 se fraguaba el nacimiento de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y el cambio de paradigma político en Cataluña.

Más información
La Diada de 2012, en imágenes
Diada histórica

El periodista Pere Martí, hoy jefe de prensa del presidente de la Generalitat, publicó en 2013 El dia que Catalunya va dir prou (Columna), un libro sobre la fundación de la ANC: “Han de llegar a Barcelona 1.111 autocares de toda Cataluña organizados por la ANC, además de los que han montado por su lado CiU, ERC, Reagrupament o Òmnium Cultural. En total, unos 1.500. [...] Los responsables de la ANC son conscientes de que hoy harán historia”, escribía Martí. Hubo una acción coordinada jamás vista antes, aunque nada comparado con las Diadas posteriores y sus uniformadas puestas en escena —“hacer mosaicos a la coreana”, como escribió el periodista Toni Soler en 2016 en el diario Ara—. Pero solo la organización no explica la enorme convocatoria de la manifestación de 2012. Gemma Barrufet, propietaria de la librería A peu de pàgina de Sarrià, recuerda que había tanta gente que la marcha no llegó a moverse en las horas que duró aquello. También evoca aquel bloqueo Titon Laïlla, diputada de Junts Pel Sí y miembro de Demòcrates, la escisión de los independentistas de Unió. A diferencia de las Diadas posteriores, la de 2012 tuvo un gran componente de aglomeración inesperada, por eso los cientos de miles de asistentes no conseguían avanzar, ni en el paseo de Gracia —la ruta oficial de la marcha— ni en las calles colindantes, porque las previsiones de la organización fueron superadas.

Las Diadas de Barrufet eran hasta entonces jornadas familiares. Para Laïlla era un día de actos institucionales; “muy puntualmente” asistía a las marchas que se organizaban. Los actos institucionales de la Generalitat eran hasta 2011, y a diferencia de hoy, el evento más destacado del 11 de septiembre, y contaban con la presencia de todas las fuerzas políticas y sociales. Si el proceso independentista ha llegado tan lejos es porque se ha sumado un grueso de población que ni estaba politizado ni había tenido hasta ese 2012 ningún impulso de separarse de España.

“Gente no politizada”

Es el caso de Luis Rosés, un empresario de 39 años de Barcelona que admite que desde su época universitaria no había asistido a ninguna manifestación, hasta aquella Diada de 2012. Tampoco había asistido nunca a una concentración del 11 de septiembre. Rosés fue con amigos, “gente no politizada”, como él, que aquel año vivía por primera vez “con indignación” especial la sensación de que el autogobierno de Cataluña había sido ninguneado demasiadas veces. El empresario añade que también era un factor importante que aquel 2012 era el peor momento de la crisis económica. Rosés cree que las Diadas posteriores han sido “más festivas”.

La manifestación de 2012 fue la culminación de una larga transición en la que el independentismo catalán, tras años fragmentado, se unió en la ANC. Representantes de partidos, históricos referentes del nacionalismo catalán, periodistas y agentes culturales comenzaron a idear esta plataforma unitaria a partir de las consultas populares sobre la independencia que se iniciaron en 2009 en el municipio de Arenys de Munt.

Las primeras señales de humo evidentes de que algo se rompía en la relación de Cataluña con el resto de España se produjo en julio de 2010. El catalanismo en su totalidad desfiló para protestar por la sentencia del Tribunal Constitucional contra el nuevo Estatuto, aprobado en referéndum en 2006 con el 73,9% de votos favorables —pero con una participación que no llegó al 50%—. El lema de la marcha de 2010 fue “Somos una nación. Nosotros decidimos”. Tan solo dos años después, laDiada que lo cambió todo se hacía paso en la historia bajo el lema “Cataluña, nuevo Estado de Europa”

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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