Las tiendas insignia colonizan el centro de Barcelona
Operadores como Uniqlo, H&M o hasta Seat se disputan espacios de más de 2.500 metros cuadrados en el centro de la ciudad
Las llaman flagship stores: las tiendas donde las marcas pretenden concentrar toda la imagen y las experiencias de compra que quieren trasladar a los clientes. De más de 2.500 metros cuadrados, estos grandes locales están poblando las céntricas calles de las ciudades, transformando el comercio local y los flujos de clientes que pasean por los ejes comerciales. La llegada de grandes operadores como Zara, Uniqlo, H&M y hasta Seat a este tipo de locales están impulsando la inversión en este tipo de establecimientos a pie de calle, que en el primer trimestre de 2017 fue de 402 millones de euros en España, según un estudio de la consultora inmobiliaria JLL.
Los ejemplos de flagship stores, o buques insígnia de las marcas, se encuentran en el centro de las principales ciudades. Uno de los más paradigmáticos es el de Primark, que se hizo con más de 7.000 metros cuadrados en la Gran Vía de Madrid. Durante semanas, para entrar en la gran tienda de ropa había que esperar en largas colas de turistas y curiosos que querían ver cómo era la imagen que proyectaba la marca. Las tiendas insígnia son esto, una imagen, un atractivo turístico, en el que se presenta toda la colección de una empresa y en la que se concentran también gestiones como el comercio por Internet o la recogida de pedidos. En estos locales es también donde, habitualmente, las marcas hacen sus presentaciones o eventos.
Las tiendas de H&M, Zara o Massimo Dutti en el Paseo de Gracia, o el gran local en el barrio del Born en el que desde este año se sitúa la marca de gafas de sol Etnia, son ejemplos de la presencia de buques insígnia empresariales en Barcelona. A estos se sumará el 20 de septiembre, también en Paseo de Gracia, una gran tienda de Uniqlo, la competencia japonesa de Inditex. Pero la apuesta por este tipo de establecimientos no se ciñe al mundo de la moda, sino que empresas como Seat, Ikea o Leroy Merlín y hasta entidades bancarias han mostrado interés en situarse a lo grande en los principales ejes comerciales.
"Es la manera que tienen las marcas de posicionarse en el mercado", explica Daniel Jiménez, director del Área de Retail de la consultora inmobiliaria Aguirre Newman. Jiménez asegura que hay una gran demanda de este tipo de locales, y que las marcas no se conforman con cualquiera: quieren espacios diáfanos, con una arquitectura con carácter y bien situados.
Efecto en el comercio local
Las principales calles donde se concentra la demanda en Barcelona son el Paseo de Gracia y el Portal del Ángel, la calle comercial más cara de España, donde el metro cuadrado cuesta 3.360 euros, según un informe de Acotex. "Las marcas se disputan los locales, mientras que los compradores, normalmente fondos de inversión internacionales, obtienen en Barcelona entre un 3,5 y un 3,75% de rentabilidad", detalla Jiménez.
La irrupción de las grandes tiendas, con las que las principales marcas internacionales muestran su poderío, tiene sin duda un efecto sobre los comercios locales. El primero y más evidente es la subida de precios del alquiler de los locales. Joan Carles Calbet, presidente de Comertia y de RetailCat, la nueva asociación de comerciantes catalanes, celebra que haya cada vez más gente que quiere invertir en Barcelona. "Pero este tipo de tiendas crean distorsiones en el equilibrio de la ciudad, porque son empresas que pueden pagar bastante más que los comercios autóctonos, lo que lleva a una inflación muy grande", afirma Calbet.
"Existe el riesgo de que se pierda el comercio autóctono, que es el que marca el carácter de la ciudad", añade el presidente de RetailCat, asociación que representa a cerca de 30.000 locales comerciales. Calbet lamenta que, además, la mayoría de las empresas que apuestan por los grandes establecimientos no tributan en el país.
El modelo de las tiendas buque insígnia tiende a trasladar un centro comercial cerrado a un espacio abierto como la calle, explican los comerciantes. Según estos, el equilibrio pasa por regular estos ejes comerciales y organizar los comercios en Distritos de Mejora Empresarial (BID, por sus siglas en inglés). "Así, una gestora público-privada podría regular los horarios o los pagos de los comercios a actividades empresariales", indica Calbet.
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