Bassa ya no censa los niños malnutridos pese a que el 24% sigue siendo pobre
La Generalitat reivindica el aumento en ayudas como las becas comedor
El protocolo de detección de menores con carencias alimentarias, que preveía el recuento y seguimiento de los afectados, ha hecho aguas. La consejera de Asuntos Sociales, Dolors Bassa, lo tildó ayer en el Parlament de “obsoleto” —recordó que se ha actualizado dentro de otro acuerdo sobre maltrato infantil—, y celebró haber reducido cuatro puntos la tasa de pobreza infantil en un año. Con todo, todavía uno de cada cuatro niños catalanes sigue en riesgo de pobreza, según el Idescat. Las entidades sociales, por su parte, avisan de que la malnutrición “no está resuelta” y ven fundamental dimensionar el problema para mejorar las políticas.
La magnitud de la pobreza es enorme pero tienden a invisibilizarla”, lamentó Alex Castillo, de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres (FAPAC). Esta entidad fue una de las que, en 2013, logró que Cataluña pusiese en marcha el protocolo de detección y seguimiento de la malnutrición infantil que ahora la consejera considera “obsoleto”.
Este texto recogía, entre otras cosas, el recuento de niños con malnutrición que identificaran escuelas, centros de atención primaria y servicios sociales. Los departamentos de Enseñanza y Salud tenían que enviar el reporte de los casos que encontraban a Asuntos Sociales, que los centralizaba. El protocolo creaba, además, una comisión de seguimiento interdepartamental.
La última cifra disponible: 70.239 menores con carencias de alimentación
La última cifra oficial de menores con carencias alimentarias en Cataluña es de 2015. En una pregunta parlamentaria, la entonces consejera Neus Munté explicó que 70.239 niños tenían problemas de alimentación en Cataluña y que en total eran 36.455 las familias afectadas. La cifra, disgregada por comarcas, provenía de la intervención de los servicios sociales. Raúl Moreno (PSC) afeó ayer a la consejera Dolors Bassa que no tenga los datos: “No le estamos diciendo que no hace nada por la infancia, sino que sin cuantificar puede ser que estemos aplicando políticas poco efectivas”.
Sin embargo, tal como avanzó EL PAÍS, Asuntos Sociales suspendió la estadística y no convoca a la comisión desde 2015, tras el cambio de Gobierno. El último dato del recuento es de 2014, cuando la exportavoz Neus Munté aún estaba al frente del Departamento de Bienestar Social. El circuito establecido en el protocolo había identificado a 70.239 niños con carencias alimentarias.
El asunto llegó ayer al Parlament tras una interpelación del PSC. Bassa, sin embargo, eludió cifrar el número de casos de los que tiene conocimiento su departamento y alegó que el protocolo se reemplazó por otro en 2016. Sin embargo, el nuevo documento es más general, sobre maltrato infantil. Al margen de que no todos los casos de niños con carencias alimentarias responden a una negligencia o maltrato de los padres —puede ser una cuestión de pobreza familiar—, ese protocolo tampoco contempla un recuento ni especifica un circuito de detección para todos los contextos (no solo el maltrato).
“Nosotros ya nos quejamos hace tiempo de que el protocolo de 2014 no estaba activo. Fue un acuerdo entre distintos departamentos y era muy positivo”, se quejó ayer Teresa Crespo, presidenta de las Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS). “Las prioridades no pasan por resolver la pobreza infantil, que implica cuestiones de alimentación y vivienda. Ni el Gobierno central ni el Govern han estado a la altura de las circunstancias”, dice Castillo.
Bassa, por su parte, reivindicó ayer todo el paquete de medidas y ayudas para asegurar la alimentación promovidas por la Generalitat, como las 106.000 becas comedor que repartió este curso. “Hemos pasado de políticas asistencialistas a políticas transformadoras”, defendió Bassa durante la sesión de control al Ejecutivo.
La titular de Asuntos Sociales sacó pecho de la reducción de la tasa de pobreza pese a que todavía está en el 24%. Las entidades, no obstante, reprocharon el conformismo con los datos. “La pobreza infantil está a niveles muy altos y no es aceptable. Se ha cronificado”, avisó Crespo.
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