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Montserrat quiere una escultura de Plensa

El monasterio trabaja con el artista para poder tener una de sus obras “de gran envergadura”

José Ángel Montañés

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Plensa y el monje Laplana durante la visita que el escultor realizó a Montserrat en marzo.
Plensa y el monje Laplana durante la visita que el escultor realizó a Montserrat en marzo. El propileu

El Monasterio de Montserrat quiere contar con una actuación artística “de gran envergadura” del escultor Jaume Plensa (Barcelona, 1955) en su recinto y por eso los responsables del gran centro religioso y el artista están trabajando para concretar un proyecto que podrían dar a conocer a finales de año. El Museo de Montserrat (MdM) lleva tiempo siguiendo la trayectoria del escultor. En julio de 2016 invitó al artista para que realizara una conferencia dentro del tradicional curso de verano que organiza el museo montserratino cuyo tema era el año pasado la relación entre arte y espiritualidad. Pero la complicada agenda del artista, que le lleva a viajar continuamente por todo el mundo, le impidió asistir a las jornadas que se celebraron hace justo un año.

En ese momento Plensa manifestó su interés por el trabajo que se estaba haciendo y la orientación que se estaba dando al museo y al conjunto religioso de Santa Cecilia de Montserrat, que acababa de inaugurarse como espacio de artístico y espiritual dedicado al arte interior, silencioso y contemplativo del norteamericano de origen irlandés Sean Scully. Tras la imposibilidad de participar en las jornadas, el Museo y Plensa quedaron en que se encontrarían más adelante “y con calma”. Y así ocurrió el pasado 14 de marzo cuando el escultor y su mujer Laura Medina subieron a la montaña y visitaron el museo y la exposición Absis que repasaba la trayectoria de Jaume Ribas.

La idea surgió el pasado 14 de marzo durante su visita a la montaña

Fue en esta visita, en la que la pareja estuvo acompañada del monje Josep de C. Laplana, director del MdM, en la que se habló del tema “ineludible de una posible colaboración del artista en Montserrat”. En la mente del activo responsable del museo montserratino estaba la impactante instalación que realizó Plensa en mayo de 2015 durante la Bienal de Venecia, en la que instaló en la nave central de la iglesia barroca de Sant Giorgio Maggiore de Andrea Palladio una gigantesca cabeza realizada con malla metálica de más de cinco metros de altura. La figura era el rostro de una de las ya típicas niñas adolescentes de Plensa que, con los ojos cerrados, parecen concentrarse en su mundo interior y sus pensamientos; unas esculturas llenas de mística y religiosidad que encajarían perfectamente en este entorno.

El principal problema, según se explica en el último número de la revista semestral El Propileu que recoge las actividades y las novedades del museo de Montserrat, es que “las obras más características de Plensa son monumentales y no caben en el espacio del museo”. Pero eso no va a acabar con las intenciones de los responsables de Montserrat decididos a que Plensa tenga una de sus características obras en su monasterio: “Montserrat es grande y podemos encontrar otras ubicaciones”, señalan.

Una semana antes de visitar Montserrat, el escultor había cedido una de sus esculturas de letras al Hospital de Sant Joan de Deu de Esplugues de Llobregat como regalo por sus 150 años. En octubre de 2016 cedió también a Barcelona, por un periodo de ocho años renovables, la escultura Carmela, instalada poco antes junto al Palau de la Música.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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