La sierra olvidada del suroeste de Madrid
El paro y la falta de oportunidades aquejan a los 19 pueblos de la comarca
Ana Thompson se acuerda mucho de Escolástica, una señora que murió el año pasado a los 88 años y con la que solía compartir ambulancia de camino a la diálisis. Thompson, de 57 años y origen venezolano, tiene que someterse al tratamiento seis días a la semana desde hace un lustro porque no le funciona el riñón y tiene cáncer de tiroides; le han tenido que amputar parte de la pierna izquierda, del pie derecho y algunos dedos de la mano.
Pero sobre todo se acuerda de lo mal que lo pasaba Escolástica de camino a su hospital de referencia, en Móstoles, desde su casa en Villa del Prado (6.295 habitantes, a 64 kilómetros al suroeste de la capital). Dependiendo del día y las circunstancias, el trayecto se puede eternizar (hasta dos horas o más de ida y otras tantas de vuelta), porque las ambulancias van recogiendo pacientes por toda la Sierra Oeste de Madrid, una de las comarcas más pobres de la región (la renta disponible per cápita es 12.422 euros, 5.000 por debajo de la media) y de las más castigadas por el paro, que alcanza al 13,8% de toda su población en edad de trabajar, 4,5 puntos por encima de la media de la Comunidad de Madrid.
Thompson, esposa de un pastor evangélico y vecina de Pelayos de la Presa (2.471 habitantes), que dedica unas siete horas al día a la diálisis aunque el tratamiento en sí solo dura dos y media, reclama mejoras básicas para la calidad de vida de estos enfermos, muchos de ellos terminales (en torno a un centenar usa habitualmente el transporte sanitario). Al menos, que haya más ambulancias, si es que no se va a construir ese tan deseado hospital para la comarca, formada por 19 municipios que suman 49.000 habitantes.
“Hay un hospital en Villa del Prado [precisamente donde vivía Escolástica], pero es de media y larga estancia. Podrían usarlo para la diálisis, para consultas, para rehabilitación...”, se queja Natalia Núñez, alcaldesa de Cenicientos. Su pueblo, de 1.986 habitantes, en la esquina más al suroeste de la región, es el paradigma de los problemas de la zona: tiene una de las rentas disponibles per cápita más bajas de la región (10.060,91 euros al año) y una de cada cinco personas en edad de trabajar está en el paro.
A todo ello, se suman otros problemas que, aunque puedan parecer menores, tienen un gran impacto, asegura, como el hecho de que la fibra óptica, la conexión más rápida a Internet, “ni está ni se la espera”. Y esto no solo eterniza muchas veces el trabajo diario del Ayuntamiento, ahora que todos los trámites se han de hacer obligatoriamente por Internet, sino que “limita las posibilidades de que un emprendedor monte un negocio”, añade Núñez.
Todos estos problemas pueden localizarse en las otras zonas pobres de la región (la Sierra Norte o el sureste). Pero en el suroeste el 92,8% del territorio está protegido, lo que condiciona la capacidad de desarrollo económico e industrial, y lo hace sin la atracción turística que ha logrado la zona norte, explica el diputado regional del PSOE y exalcalde de San Martín de Valdeiglesias José Luis García Sánchez. Por eso, la creación de un programa de iniciativas turísticas es el primero de los puntos de la proposición no de ley (PNL) que defenderá su grupo el próximo 22 de junio en la Asamblea de Madrid para elaborar un “Plan de impulso y de dinamización de los municipios de la zona Sierra Oeste”.
También reclaman una mayor oferta de atención sanitaria, un plan de formación para personas adultas, más Formación Profesional y apoyos para atender la diversidad de las aulas de centros como el Colegio Público San Bartolomé de Fresnedillas de la Oliva, donde conviven alumnos de más de una veintena de nacionalidades (el 14,6% de la población de la comarca es extranjera, frente al 12% de media en la región).
Asimismo, aparte de un plan para llevar la fibra óptica a todos los pueblos, la PNL pide mejores infraestructuras de transporte para una zona “solo conectada por carretera con varios puntos negros” y mala comunición entre sus pueblos. Los vecinos aseguran que necesitan más autobuses intracomarcales y líneas directas entre los pueblos y el hospital de Móstoles, la Universidad Rey Juan Carlos o las conexiones con el metro y el Cercanías.
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