_
_
_
_

Listas de espera de hasta once meses para tratar el dolor crónico

La presión asistencial genera demoras en el medio centenar de unidades especializadas de tratamiento del dolor que hay en Cataluña

Jessica Mouzo
Un médico toma la tensión a una paciente en Barcelona
Un médico toma la tensión a una paciente en BarcelonaAlbert Garcia

La presión asistencial y las listas de espera exprimen a la sanidad catalana. Ni el dolor —literalmente— se libra de las colas. Según reveló ayer el Departamento de Salud en una respuesta parlamentaria, las unidades especializadas en el tratamiento del dolor que hay dentro de la red pública tienen una lista de espera de hasta 11 meses para visitas ordinarias. Los tempos varían según el hospital pero la mayoría no bajan de los dos meses de demora.

En Cataluña hay medio centenar de unidades especializadas en tratamiento del dolor, más del 50% ubicadas en la región sanitaria de Barcelona. Se trata de equipos multidisciplinares, liderados normalmente por anestesistas, que atienden a pacientes con dolor crónico. “Estas unidades están para aliviar el dolor de patologías crónicas donde la curación es difícil. Somos la última opción para este tipo de enfermos”, explica el doctor Javier Medel, responsable de la clínica del dolor de Vall d’Hebron. El 80% de sus pacientes son personas con dolores osteomusculares, sobre todo lumbares y cervicales, aunque también asisten a enfermos oncológicos o con dolores neuropáticos (que afectan a los nervios).

Sin embargo, pese a que en estos casos las molestias pueden ser potencialmente incapacitantes, a los pacientes les toca esperar varios meses para ser atendidos por los especialistas, sobre todo para las consultas de control. De media, los enfermos aguardan unos 125 días, aunque las esperas se pueden alargar hasta los 11 meses en algunos centros, como el Pius Hospital de Valls (Tarragona).

Actuaciones para mejorar la atención

En la respuesta parlamentaria, Comín desgrana algunas de las medidas que han puesto en marcha las regiones sanitarias para mejorar las unidades de atención al dolor crónico.

La coordinación con atención primaria, la renovación de protocolos asistenciales y la creación de nuevos equipos funcionales son algunas de las mejoras aplicadas. También se han potenciado las alianzas con centros sanitarios vecinos para aliviar las demoras.

En la zona del Baix Llobregat, Salud prevé reducir las demoras con consultas no presenciales.

Según la respuesta del consejero de Salud, Toni Comín, a las cuestiones planteadas por el diputado de Ciutadans, Jorge Soler, las demoras en los centros de Lleida llegan a los 117 días para primeras visitas y a los 180 para consultas ordinarias.

Aparte del hospital de Valls, que tiene unas esperas de 330 días, las unidades especializadas que acumulan las mayores demoras son las de los hospitales Mútua de Terrassa (270 días), el de Vic (231), el Verge de la Cinta (212) y el de Mollet (188), entre otros. Los que disponen de menos pacientes en cola son las clínicas del dolor de centros sanitarios como el de Móra d’Ebre (35 días), el de Campdevànol (un mes) y el Sagrat Cor de Barcelona (16 días).

“En función de lo que tienen establecemos la prioridad. Los pacientes con una neoplasia o una patología aguda o subaguda, se priorizan”, explica Medel. El tratamiento es integral, combinando fármacos analgésicos y otros procedimientos como el bloqueo nervioso a través de infiltraciones de medicamentos en los propios tejidos. Los tratamientos con opiáceos, señala Medel, han crecido mucho como fórmula para tratar el dolor crónico, pero el médico aboga por “controlar más” su consumo. “El opiáceo está bien, pero en ciertas dosis. Nosotros intentamos combinar terapias endovenosas con analgésicos”, sostiene.

La unidad de Vall d’Hebron fue la segunda que se creó en España y la primera de Cataluña. Atienden unas 1.500 primeras visitas al año y 4.300 consultas ordinarias de control. Además, realizan unos 3.300 procedimientos médicos en su hospital de día. Sin embargo, Medel reconoce que “las visitas de control se retrasan por la presión asistencial”. Su lista de espera para segundas consultas alcanza los 185 días.

El anestesista de Vall d’Hebron participa en un grupo de trabajo con el Instituto Catalán de la Salud (ICS) para mejorar protocolos y guías clínicas. Optimizar mejor los recursos desde la atención primaria es una de las propuestas para aliviar el tapón en las unidades especializadas. “En los pacientes crónicos que no tienen dolores agudos, lo ideal sería que el seguimiento se hiciese desde atención primaria”, apunta. La incorporación de atención psicológica también es fundamental. “En el dolor crónico hay un componente emocional que dificulta determinar el nivel de dolor del paciente. La terapia psicológica también es importante para trabajar la aceptación del dolor”, agrega.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_