Tres aventureras cántabras
Las empresarias, cumplidos los 50 y con la vida resuelta, dejan su tierra para fundar el restaurante Al Socaire en Madrid
Al resguardo del aire, así se sienten cuando están juntas Mariví González Coro, Penche Laso y Toñi Blanco, las tres cántabras que han decidido dejar atrás su tierra y embarcarse en una aventura en Madrid, pasados los 50 años. Su periplo, en sentido contrario al de la mayoría de los emprendedores que abandonan la seguridad del hogar cuando son jóvenes y vuelven cuando tienen la vida resuelta, las ha llevado a crear Al Socaire, un restaurante de estética renovada y cocina tradicional cántabra. El local, inaugurado en noviembre del pasado año en la Casa de Cantabria en Madrid (calle de Pío Baroja, 10), gira en torno a los productos y platos estrella de la cocina cántabra: cocido montañés, arroces melosos, pulpo a la brasa, navajas a la plancha, anchoas, rabas de calamar…
Con un 95% de productos que llegan frescos diariamente desde su tierra, el restaurante ofrece también platos de otros lares como los callos a la madrileña, la sopa de cocido o las paellas que, por influencia de Penche Laso —quien vivió tres años en Valencia y adora este plato—, prepara un experto cocinero valenciano. Al Socaire, al resguardo del aire en el decir de los marineros, dispone de una carta corta pero muy atractiva para los amantes del pescado y los mariscos.
Según la temporada, Toñi Blanco, la jefa de cocina, prepara bonito, sarda o bocarte, además de sus arroces melosos con bogavante o centollo del Cantábrico. En el local, decorado por Penche Laso —quien llega del mundo de la moda y ejerce además de relaciones públicas— con colores fríos todo gira en torno a dos enormes fotografías, una del Puerto Chico de Santander y otra del litoral de Suances, que presiden el salón, con capacidad para un centenar de comensales. El local, muy cerca del parque del Retiro, dispone también de una terraza en la que, además de comidas, cuando el tiempo lo permite se sirven copas.
En Suances es donde Mariví González Coro regentaba, desde hace 30 años, el hotel La Concha y su restaurante El Corral, con Toñi Blanco al frente de la cocina. Establecimientos que siguen abiertos, pero están ahora en manos de su familia. Las tres han abandonado sus negocios y su “cómoda vida de provincias”, como apunta Penche Laso, para adentrarse en una aventura que les está reportando “un montón de trabajo y otro tanto de satisfacciones".
Los sabores de siempre de sus guisos de cuchara, servidos en las clásicas ollas esmaltadas que poblaban hace décadas las cocinas, contrastan con un espacio, en el que manda un piano de cola que suena en algunas veladas, refinado y sobrio al que el personal aporta calidez. La misma sensación que se experimenta tras degsutar sus postres caseros, especialmente el arroz con leche fresca y la leche frita, con los que los comensales realizan un viaje sensorial a la infancia.
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