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Una casa de teatro abierta a sus vecinos

Fernando Sánchez Cabezudo llevará al Corral de Comedias de Alcalá la misma filosofía que aplicó en la sala Kubik, en el barrio de Usera

Rocío García
Sánchez Cabezudo posa en la entrada del teatro Abadía de Madrid.
Sánchez Cabezudo posa en la entrada del teatro Abadía de Madrid.Kike Para

Comienza para él un tiempo exquisito y apasionante. No es una ilusión. Él ya lo ha vivido y, por ello, su felicidad es aún mayor. Fue en el barrio de Usera, donde creó de la nada, en 2010, la sala Kubik Fabrik, con el tiempo uno de los referentes más activos del panorama teatral en Madrid y de la empatía ciudadana desde la gestión cultural. Ahora se traslada a Alcalá de Henares, donde a partir de enero se hace cargo de la coordinación artística del Corral de Comedias de Alcalá, el espacio que gestiona la Fundación del Teatro de la Abadía. Fernando Sánchez-Cabezudo (Madrid, 1979) está deseando ya patear las calles de la ciudad, visitar los bares, conocer a sus vecinos, hablar con los políticos, investigar en los deseos del público sobre lo que quieren vivir en ese lugar tan especial, uno de los corrales de comedias más antiguos de Europa (1601), situado en los soportales de la misma Plaza de Cervantes. Esto fue lo que hizo en Usera, donde su pilar de trabajo comenzó en el bar Barajas, y lo que va a buscar en Alcalá, contando con los aliados y los embajadores que ya tiene el Corral de Comedias.

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La Kubik Fabrik aguantó en pie seis años –cerró sus puertas el pasado mes de junio- con un discurso y una filosofía más cercana al teatro público que al privado. Todo un milagro si se tiene en cuenta la precariedad y la falta de apoyos con la que tuvo que sobrevivir esta sala que cerró sus puertas el pasado mes de junio con Historias de Usera, uno de los montajes más deslumbrantes de la temporada pasada. No hay tristeza ni decepción en las palabras de Sánchez-Cabezudo cuando dice que la desaparición de la Kubik es el final de una etapa que hay que asumir. “Creo que fue algo natural y lógico, no podíamos forzar las cosas”, asegura el dramaturgo que vuelve a lo que llama su casa, La Abadía, en la que con 19 años comenzó a formarse como actor.

Llega a Alcalá, con la programación del primer semestre de 2017 ya cerrada por su antiguo responsable, Carlos Aladro, ahora director artístico del Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid, y con tiempo suficiente así para conocer de primera mano el contexto local. “No vengo con ninguna idea preconcebida. Nuestra pretensión es la de hacer un teatro abierto a la ciudad, que trabaje con la ciudad, que se genere un sentimiento de identidad con el teatro, no solo a partir de la programación o la oferta cultural, sino también con la participación en procesos creativos, buscar otro tipo de sinergias. Vamos a dar posibilidad a una vida cultural diferente, que revisite los clásicos pero con una mirada muy contemporánea, muy vinculado a la realidad local”, explica Sánchez-Cabezudo que siempre ha defendido, y ahí está el ejemplo su trabajo en Usera, que lo “local es universal”. No le asusta para nada el trabajo desde lo cotidiano, desde lo concreto, desde el vecino. “Como pasaba en Historias de Usera, contar cosas concretas de un barrio no deja de ser tremendamente universal. Es desde ahí donde se genera una empatía y un vínculo, en ese contacto directo con la gente”, asegura el nuevo responsable del Corral de Comedias, que presentó un proyecto al concurso público de las Naves del Matadero que no pasó el primer filtro.

El discurso será contemporáneo, con un pensamiento muy ligado a la sociedad. Cree Sánchez-Cabezudo que Cervantes no goza de esa imagen innovadora y moderna que sí tiene Shakespeare y por ello está decidido a potenciar lo cervantino entre los nuevos directores para que se hable de nuestra época y de los problemas actuales. Está decidido a seguir el trabajo y la filosofía del Teatro de la Abadía y continuar abriendo las puertas del espacio alcalaíno a directores jóvenes y no tan jóvenes, a propuestas diferentes, a apostar por el talento y los nuevos discursos dramatúrgicos, conseguir trayectorias de continuidad a largo plazo e involucrarse en proyectos de investigación. Sin olvidar algo esencial: las historias. “Más allá de la estética, estamos en una época de relatos, de contenidos, hay ganas de contar, ser reflejo de la sociedad. Mi camino para contar estará en la gestión”.

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