Un exdirectivo dice que el Canal usaba una filial para colocar a enchufados de políticos
Jaime Lafora reconoce en el parlamento regional que Hispanagua se inventaba trabajos para cuadrar cuentas
Jaime Lafora, exresponsable del Área Comercial de Hispanagua —empresa creada por el Canal de Isabel II en 1995— describió ayer en el Parlamento regional un panorama de corrupción y amiguismo enorme en la entidad dedicada a la distribución, captación y depuración del agua en la región. Lafora, a preguntas de los diputados en la Comisión de Estudio sobre el Endeudamiento, habló de contratos a dedo diseñados para cargos públicos y de obras que se facturaban varias veces al Canal para cuadrar las cuentas. Un procedimiento que denominó “meter los mayores clavos”.
Hispanagua se vio inmersa en un escándalo en 2008 cuando se detectaron problemas con las facturas de la compañía y un agujero de 700.000 euros. En 2007, Hispanagua arrojaba unos resultados espectaculares con una facturación prevista de cerca de 45 millones de euros y un beneficio de más de dos millones. Teniendo en cuenta que un año antes logró un rendimiento de poco más de 300.000 euros, era todo un éxito. Hasta que saltaron las irregularidades de las que se culpó a Lafora y a otras dos personas. Las tres fueron despedidas, pero finalmente el juzgado solo consideró procedente la salida de Lafora.
En su intervención ayer, afirmó que “cuando el Canal no podía contratar gente” lo hacía su filial Hispanagua. Se inventaban facturaciones —“lo que quisieran”— para justificar esos contratos. Hizo mención al exalcalde de Cenicientos Jesús Manuel Ampuero, al que se fichó, según le dijeron, por indicaciones de Esperanza Aguirre y al que vio “una vez en mi vida, y otra vez para recoger el paquete de Navidad”.
El exdirectivo explicó a los diputados de la Asamblea de Madrid que Hispanagua metía “clavos al Canal”: “Teníamos que dar beneficios como sea”, aseveró. Y de eso, sostuvo, “eran conscientes los responsables del Canal”. Lafora relató, por ejemplo, que declaraban haber ido siete veces a inspeccionar un contador, aunque no fuera cierto. Si había que desplazarse hasta Buitrago —a 78 kilómetros de la capital— tenían que “meter un clavo” porque si no perdían dinero. También se refirió a unos planes directores en El Escorial en los que se llegó a inventar tantas cosas que comentó a su jefe: “El Escorial va a parecer Nueva York, porque es que ya no hay tanta tubería de todo lo que estoy poniendo”.
Estas prácticas eran “conocidas y aceptadas”, siempre según Lafora, “por la filial y el Canal”. El entonces gerente de Hispanagua, Gerardo Díaz (investigado en la Operación Tosca por supuestos amaños de contratos en Melilla), aseguró en otra comparecencia en la Asamblea que fue él quien detectó las irregularidades en trabajos subcontratados con otras empresas. Unos no eran correctamente realizados, en otros se contrataba a personal propio del Canal, o incluso hubo encomiendas que no se llevaron a cabo. Era la forma de facturar de la empresa desde hacía años. “Que yo sepa desde 2000”, aseguró Lafora, que se consideró el “chivo expiatorio”.
Visado por la dirección
El exdirectivo insistió en que él previamente acudía a los despachos donde le indicaban a qué partida repercutir los gastos y cómo actuar: “No me lo pases en órdenes de servicio, porque no tengo un chavo, me lo pasas como si hubieras pagado contadores”, le decían. Todo ello era visado por los equipos y la jefatura del departamento y aceptado por la dirección del Canal de Isabel II, concretó.
“Yo no pagaba nada sin esas firmas, ni el tique del aparcamiento”, aseguró. “Si había algo que no contemplara el contrato del Canal, inmediatamente llamaba al contratista y decía vamos a hacer un contrato con una fecha posterior, porque de otra forma no lo vas a cobrar”, describió Lafora. Y así se “encajaban las piezas, así íbamos saliendo”. Para explicarlo, utilizó un símil: “Esto es como una taza de café con una cucharilla, la taza es Hispanagua y la cucharilla el Canal”, que mueve los hilos. “Así funcionaba”, concluyó.
Una sociedad que pasó de 21 millones a 5 en un año
Despido procedente
El representante de Podemos, Eduardo Gutiérrez, concluyó tras escuchar al exresponsable de Hispanagua que “los madrileños estamos soportando tarifas, costes e incluso contrataciones de personas que solo obedecen a redes clientelares”. En su opinión, se ha intentado ocultar una forma de actuar que conocía “todo el equipo directivo de Hispanagua”.
El diputado del PSOE Pedro Santín recordó a Lafora que cuando saltó el escándalo en julio de 2006, con Gerardo Díaz García de presidente de Hispanagua, “usted era director comercial” y las deficiencias se encuentran “en su departamento”. Santín le preguntó “¿cómo pudo ocurrir eso durante tantos años?” “Es un cuando menos un comportamiento negligente, en el que parece que estaban más interesados en cubrirse las espaldas que en llegar al fondo del asunto”.
“¿Usted que hacía?, porque ha tenido muchas responsabilidades en el Canal”, le reprochó Juan Antonio Gómez-Angulo del PP, además de comentar que su despido es el único declarado como procedente.
En la misma comisión comparecieron el representante legal de la firma de auditoría KPMG, Carlos Escalera, y el socio de la empresa Borja Guinea para informar sobre las auditorías de los ejercicios 2013 a 2015 a Canal Extensia, otra empresa del Canal que gestiona contratos de agua en varios países sudamericanos y cuyos trabajos también investigan los diputados. Ambos explicaron en una comparecencia muy técnica los procedimientos que desarrollan las auditorías en el caso de grupos como el del Canal.
En cuanto a la adquisición de la empresa brasileña Emissao, que el Canal adquirió por 21 millones y que al año siguiente presentaba un valor de cinco, los auditores indicaron que ellos no tuvieron nada que ver con las condiciones de la compra. La empresa se adquirió en noviembre 2013 y “nosotros ahí no hemos intervenido. Por lo tanto, remarcaron “es una decisión que no nos compete a nosotros”. Su función, puntualizaron, es comprobar que se ha registrado la compraventa de forma correcta. A partir de ahí, verifican en cada uno de los ejercicios siguientes si se ha producido un deterioro del valor de esa participación.
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