La niña que creció entre Diadas

Laia vivió la primera gran Diada masiva de 2012 desde la barriga de su madre. Nació el 14 de septiembre, tres días después de que sus padres, Joan y Paz, salieran de cabeza a las calles de Barcelona en esa primera gran jornada festiva que aglutinó a centenares de miles de personas en la capital catalana. "Llevábamos años sin celebrarla y era importante estar ahí", recuerda Joan.

Este año, la pequeña vive la Diada a hombros de su padre. No ha faltado a ninguna en estos años: ha estado en la gran cadena humana de 2013, en la uve de 2014 y en el puntero de la Meridiana del año pasado. Y la de este domingo no iba a ser menos. A mediodía, ataviada con una camiseta conmemorativa, Laia ya recorría desde lo alto de los brazos de Joan las callejuelas que rondan el Arco de Triunfo, punto neurálgico de la manifestación en Barcelona. Tras de sí, retumbaban los tambores de la coronela que recorría, en ese momento a pocos metros de ellos, las calles de la ciudad.

A su ritmo, Paz empujaba el carrito de la más pequeña de la casa, Clara, que apenas cuenta con seis meses. "Quizás la Diada más emotiva fue la primera, la de 2012, por todo lo que significaba y por lo que estábamos viviendo", señala la madre, de origen chileno. Paz todavía sonríe al recordar que acudió a esa manifestación embarazadísima de Laia, que tuvo a bien dejar tres días de margen para el alumbramiento.

Escondido bajo unas oscuras gafas de sol, Joan señala que todas las Diadas son emotivas "por algo", pero lo que hace especial la de este año es que "hay que dar un paso más". "Teníamos que estar porque hay que conseguir la independencia", apostilla. El año que viene, si es necesario, volverán y para Laia, que en tres días cumple cuatro años, ya será su sexta Diada.