_
_
_
_
COMER Y BEBER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El paraíso de los mejillones

Un restaurante en la calle de Orellana está especializado en estos moluscos, servidos al estilo belga

Pablo León
Una de las ollas del restaurante madrileño Mejillón.
Una de las ollas del restaurante madrileño Mejillón.
Más información
Cena en el museo
Estas mesas están abiertas por vacaciones
Sabor atlántico

La propuesta del Mejillón (Orellana, 1; 20 euros por persona; www.mejillonrestaurants.com) es clara y directa: ollas de mejillones acompañadas de cuidadas salsas que matizan su sabor y de acompañamiento, patatas fritas. En Bélgica, este menú no sería nada original; sus calles están llenas de puestos callejeros (mouleries) donde se anuncian moules et frites (mejillones y patatas fritas). De hecho, la idea de abrir este local cuasi monovarietal viene de las calles de la capital europea: "Este tipo de locales son muy exitosos en Bruselas, pensamos que aquí podría funcionar", cuenta Pablo Caruncho, inspirador del restaurante, que no cierra la cocina en todo el día y que ofrece una variada selección de cervezas del país centroeuropeo.

La experiencia de estos meses les ha dado la razón: "Una tarde tuvimos que ir a buscar mejillones por todo el barrio. Habían arrasado", recuerda Caruncho, que cuida mucho la selección de los mejillones de roca. Con las cazuelas a menos de 10 euros - y rebosantes, con casi tres cuartos de kilo de mejillones en su interior- normal que agoten existencias. Aunque en su carta aparecen entrantes que nada tienen que ver con el molusco (el steak tartar o los platos de pasta son muy recomendables), tras ellos viene la olla acompañada de una ración de patatas fritas y aderezada con diferentes salsas: a la peruana, a la mexicana, al estilo thai, o el sabor belga tradicional. Cada uno de ellos mezcla sutilmente su sabor con el del mejillón. A pesar de la tentación de compartir cazuelas, para probar más variedad, cuando se pide una se quitan las ganas: lo mejor es disfrutarla hasta el final y no mezclar sabores. Si quedan ganas de probar otra salsa, siempre se puede repetir.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_