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El calvario de la hija de la pintora Montserrat Gudiol

Cuatro ladrones extorsionaron medio año a la mujer para que les pagase 600.000 euros por más de 400 obras robas de la colección de su madre

Rebeca Carranco
Varias de las obras recuperadas por los Mossos de la colección de la pintora Montserrat Gudiol
Varias de las obras recuperadas por los Mossos de la colección de la pintora Montserrat Gudiol

Durante casi medio año, Carina Boronat estuvo recibiendo mails, firmados por un tal Elvis. Le pedían 600.000 euros a cambio de la colección de su madre, la pintora Montserrat Gudiol. Tras el alias de Elvis se escondía un grupo de ladrones al uso, que quisieron dar el gran golpe robando 443 obras de arte (34 óleos, 305 dibujos, y el resto, litografías, grabados), que la familia de la artista, fallecida el 25 de diciembre del año pasado, tenía guardadas en un trastero, en Sant Adrià del Besòs (Barcelona). Había piezas del gótico catalán, del barroco italiano, elementos sacramentales, y algunas obras atribuidas a Murillo y a el Greco.

“El dinero será entregado por usted naturalmente fuera de España, tienen siete días, creo que sobra decir que ni billetes marcados, ni localizadores”, decía el primer correo que recibió Boronat el 8 de enero. Si en esa semana no pagaban, se podía “ir olvidando” de la colección que su madre y su abuelo, el reconocido historiador del arte Josep Gudiol, habían atesorado a lo largo de su vida.

Boronat guardó la calma, y esperó al lunes para acudir a la Unidad Central de Patrimonio Histórico de los Mossos d’Esquadra, a quienes ya conocía por una falsificación anterior de una obra de su madre. A partir de ese momento, guiada por los investigadores, simuló que estaba dispuesta a pagar para recuperar los cuadros. Entre correos de los extorsionadores y de los Mossos con instrucciones, recibió más de medio centenar de mails en medio año que recuerda como “horroroso”. Uno de los momentos más delicados fue conseguir que los ladrones le enviasen una “prueba de vida”: una fotografía con la valiosísima colección y un diario del día.

“No dormía, le daba vueltas, me quitaba al sueño…”, explica sobre todo el proceso. Además, por recomendación de los Mossos, no podía contarle a sus hermanos nada. Únicamente que habían robado las obras de arte, que estaban con pocas medidas de seguridad. “En un trastero de Mister Traster, con una reja y un candado”, se queja la mujer, que estaba en contra de que se guardasen ahí.

Al final de la investigación, que se llevó como si fuese un secuestro de una persona, explica el inspector jefe de Patrimonio Histórico, Jordi Ollé, dieron con una banda de cuatro personas, ladrones habituales, con antecedentes por robos con fuerza. Antes de extorsionar a la familia, intentaron vender las obras. “Contactaron a un par de marchantes”, explica Ollé, pero no lograron colocar el material, valorado en entre dos y tres millones de euros, a pesar de que no hay una tasación oficial.

“Al margen del precio de las cosas, me dolía que se hubiesen llevado unos cuadros de mi madre, preciosos, que hacía de una pintura muy surrealista, muy auténtica. Cuando corría por casa, veía cómo los pintaba. Era como si me hubiesen robado parte de mi infancia”, lamenta Boronat. “¿Se ha perdido todo?”, se repetía. “¿Todo el trabajo de mi madre? Su vida era eso, la pintura, y veía que nos íbamos a quedar si nada”. Pero no fue así. Ahora esas obras aguardan en los sótanos del edificio central de los Mossos, en Sabadell, a la espera de lo que decida el juez.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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