La orden de traslado del arte de Sijena “pone en riesgo” la colección del MNAC
La Generalitat afirma que apelará contra la sentencia porque hay "recorrido jurídico"
La orden del juzgado de Primera Instancia número 2 de Huesca al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) para que devuelva las pinturas murales que luce en sus salas desde hace más de 40 años al Monasterio de Sijena cayó como un jarro de agua fría en el propio museo y en la Generalitat que ve como se acumulan fallos en su contra en los litigios abiertos por Aragón en relación a obras de arte. Trasladar esos murales sería una “temeridad” aseguró Pepe Serra, director del museo, para quien se “pondría en peligro el valor de la mejor colección medieval de Europa”.
No quieres caldo, pues toma dos tazas. Se podría aplicar a lo que ocurrió ayer con dos demandas judiciales planteadas por el gobierno de Aragón —en nombre las religiosas de la comunidad de Sijena — en las que reclama, por un lado, la devolución de los murales conservados y expuestos en el MNAC —que dirime el juzgado de Primera Instancia número 2 de Huesca— y por otro, la restitución de 97 objetos de arte de la misma comunidad religiosa, asunto sobre el que ayer otro juzgado, el de Primera Instancia número 1 de Huesca, urgió a la Generalitat a que explique de qué manera restituirá las piezas el 25 de julio, día en el que se tiene que hacer efectiva esa devolución. “Decididamente llevamos unos días pésimos”, reconocía el consejero de Cultura, Santi Vila, en una comparecencia compartida con el director del MNAC, Pepe Serra, y del teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni. Una manera de ilustrar que en ese tema, hay frente común.
Justo bajo los murales que reclama desde 2013 el gobierno de Aragón, Serra insistió en una idea: “no se trata de discutir sobre la propiedad de las pinturas, se trata de que el riesgo de su traslado es infinito frente a que se quede bien preservado y a la vista de todo el mundo. La realidad es que es mejor preservar un bien que no lo contrario”.
Precisamente la cuestión de la propiedad es uno de los elementos en los que insiste la sentencia. La juez cuestiona la legitimidad de la posesión de las pinturas por parte del MNAC y sostiene que deben de ser consideradas como un bien inmueble inseparable del monumento nacional del que fueron desgajadas. La sentencia pone en tela de juicio todo lo ocurrido desde que las pinturas fueron arrancadas en 1936, en plena Guerra Civil, por el experto en arte Josep Gudiol y trasladadas a Barcelona para su custodia. Dice, por ejemplo, que no está claro qué es lo que encomendó la Generalitat a Gudiol y “cuál era el ánimo concurrente en Gudiol, si puramente lucrativo o de salvaguardar. Lo que resulta determinante es que el arrancado de las pinturas se realizó sin tener en cuenta el parecer de sus propietarias, las religiosas del Monasterio de Sijena”. Y tampoco “hubo ningún tipo de resolución administrativa del órgano competente, la Dirección General de Bellas Artes” que, más adelante, en abril de 1961 sí admitió que las pinturas murales se encontraban en situación de “custodia temporal” a la espera de la restauración del monasterio. La juez asegura que la Generalitat no aportó a la causa “ningún contrato de depósito entre la comunidad religiosa de Sijena propietaria de las pinturas y el museo”. Y si lo hubiera, razona, esa cesión no debería considerarse permanente sino en función de la restauración de su lugar de ubicación de origen.
Santi Vila tacha
de “atentado”
arrancar los
murales otra vez
En Aragón al asunto lo han llegado a calificar de expolio y, además de las demandas judiciales, su gobierno ya ha dado algunos pasos encaminados a preparar el terreno para el retorno de las pinturas: recientemente acordó una partida de 200.000 euros para acondicionar la sala capitular del Monasterio. Para la Generalitat, someter a las pinturas a un segundo proceso de arranque es “un atentado cultural y una temeridad”. En cambio, el alcalde de Sijena, Ildefonso Salillas —hijo de una de las personas que ayudó a Gudiol a arrancar las pinturas en 1936— la resolución es una “importante victoria” para los vecinos y para el patrimonio histórico-artístico aragonés.
El consejero de Cultura, Santi Vila, dejó claro que la Generalitat no dará el brazo a torcer con facilidad y que agotará toda la vía judicial “hasta el Supremo o la instancia que haga falta”, subrayó. Vila está convencido que detrás de las dos demandas —la de los murales del MNAC y la de los objetos que en parte están en el almacén de ese museo y la otra en el Museo Diocesano de Lleida— hay una motivación política: “Y esto no es cuestión ni de banderas ni de ideologías”.
Vila insistió en que la Generalitat cumplirá el mandato de la entrega de los objetos religiosos pero aclaró que, previamente, se tiene que reunir la junta de museos y el departamento de Economía tiene que “descatalogar” esos bienes. Lo que no está claro es si todo eso se podrá hacer antes del 25 de julio, la fecha indicada por la juez de Huesca.
Protesta de expertos internacionales
Pepe Serra, el director del MNAC, insistió en otra idea en torno a los murales de Sijena: “el criterio internacional de expertos de museos es que la máxima es preservar los bienes culturales y la realidad en la que se encuentran”. Está convencido de que esa realidad, en el caso de los murales, es que permanezcan en el MNAC. Y avanzó que muy probablemente se produzca un pronunciamiento en breve en ese sentido. También apuntó otro dato: “hoy en día no hace falta trasladar pinturas que ya fueron muy dañadas para que se puedan apreciar en Sijena. El ejemplo son los frescos, también románicos, de Sant Climent de Taüll, que se pueden contemplar virtualmente gracias a la tecnología”.
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