Valencia exhibe la desbordante madurez de Artur Heras
Después de años apartado de las salas de exposición públicas, el pintor regresa con 400 obras
La sede histórica de la Universidad de Valencia recupera desde este martes la madurez desbordante de Artur Heras. Artista plástico vinculado en los sesenta con el movimiento conocido como Crónica de la Realidad, Heras ha estado apartado durante años de las salas de exposiciones públicas. Las 400 obras que pueden verse en el edificio de La Nau, en gran medida inéditas, muestran que pese a haber superado los 70 Heras no ha perdido la capacidad de renovarse, ni el gusto por la provocación y la memoria. No muchos cuadros estremecen al espectador haciéndole escuchar la voz de Hitler, como sucede en su exposición.
"Mantengo la misma pulsión por pintar. Ya no tengo 18 años pero mantengo el mismo deseo. Cada proyecto es un viaje completo en el que carezco de un plano cerrado sobre lo que voy a hacer”, afirmó este lunes en la presentación de No Ficción. Obsolescencia y permanencia de la pintura, que estará abierta hasta el 18 de septiembre en dos salas de La Nau.
Actualidad y memoria
Las obras de Heras, plasmadas en formatos de gran tamaño, tienen a menudo elementos reconocibles. Como el Monte Gurugú que se alza junto a Melilla, la caída del Berlín nazi en 1945 y los rostros de los últimos ejecutados por la dictadura de Franco.
“La actualidad nos ataca a todos. Todos somos permeables”, reflexionó ayer el artista nacido en Xàtiva. Pero los fogonazos de realidad de Heras, que no es un artista “centrado solo en el plano plástico”, como dijo el comisario de la exposición Josep Salvador, se dejan reposar años. O décadas . Hasta que las instantáneas y los fotogramas en que se basan algunos de sus cuadros se han convertido en memoria. “Supongo que porque mi cronología vital empieza a ser bastante extensa”, afirmó el pintor.
Heras recurre también a conexiones con otras disciplinas. Como la música. El cine, —con una colaboración del director Daniel Monzón—. E incluso el lenguaje fallero —a través de su trabajo con el artista Manolo Martín— . “Las metáforas de Heras lo hacen todo posible”, apunta el escritor Manuel Vicent en el catálogo de la exposición: “Tocar la luna con el pie desde la cama o convertir una Coca Cola en un cóctel Molotov. Siempre sutil, nunca detonante, poniendo bridas a la procacidad o desmesura mediterránea”.
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