Colau estudia cerrar el delfinario del Zoo de Barcelona
La instalación no cumple los requisitos mínimos. Dos de los seis ejemplares se trasladarán al Oceanogràfic de Valencia
La decisión todavía no está tomada. La última palabra dependerá de las conclusiones del grupo de trabajo creado por el Ayuntamiento de Barcelona para discutir sobre el futuro del zoo, pero la balanza se inclina cada día más hacia el cierre del delfinario. Esta es la intención del actual equipo de gobierno.
Poco después de ganar las elecciones, la alcaldesa Ada Colau ordenó suspender la ampliación de las instalaciones que había previsto el anterior gobierno y que hubiera costado 15 millones de euros. En estos días ha dado un segundo paso en la misma dirección: cerrar un acuerdo con el Oceanográfico de Valencia para trasladar allí a los dos ejemplares más jóvenes del zoo, Kuni y Leia. El acuerdo mantiene la propiedad de los mamíferos al Ayuntamiento. Con este traslado, en el Zoo de Barcelona solo quedarán cuatro ejemplares. La opción que está analizando el gobierno local pasa por buscar un santuario de delfines en el mar, donde puedan terminar sus vidas lejos del hormigón de las piscinas.
Els animales que más sufren en cautividad
Els estudios científicos han demostrado que los simios y los cetáceos son los animales más inteligentes y sensibles después del hombre, hasta el punto que algunas culturas los consideran "personas no humanas". Estas características los convierten en los animales que más sufren en cautividad. "Los delfines necesitan nadar grandes distancias, relacionarse con el entorno, socializarse con su grupo original... Y aquí sólo tienen agua y cemento", lamenta Míriam Martínez, veterinaria y miembro de la Fundación FAADA.
El debate sobre el futuro de los delfines en cautividad, alimentado por las entidades animalistas,viene de lejos y no es exclusivo de Barcelona. La Asociación Europea de Mamíferos Marinos (EAMM) fija las condiciones mínimas que deben cumplir los delfinarios para obtener su reconocimiento y el de Barcelona tiene un suspenso. El plazo para conseguir el beneplácito de dicha asociación termina en septiembre de 2020.
“Solo tenemos dos opciones: o destinamos 15 millones de euros y hacemos la ampliación o cerramos el delfinario y buscamos un lugar para los delfines que tenemos actualmente”, explican fuentes municipales. La primera opción, además del coste, plantea otros dos problemas. Por una parte está el calendario: con toda probabilidad las obras en el Parque de la Ciutadella se eternizarán, ya que los restos arqueológicos que descansan bajo el zoo frenarán la construcción. Por otra, está la propia concepción del zoo. Actualmente se está replanteando el papel del Parque Zoológico para renunciar a la exhibición de algunas especies y potenciar la pedagogía.
“Destinar tanto dinero hipotecaría el futuro del Zoo en pleno debate sobre su futuro”, reconocen fuentes municipales.
Además de BComú, CiU, el PSC, ERC y la CUP mostraron su compromiso durante un acto de la entidad Libera!, a ir convirtiendo el actual Parque en un “Zoo XXI”, que es el nombre con el que las entidades animalistas llaman a los zoológicos que quieren en el futuro.
Después de analizar las distintas opciones, el grupo de trabajo deberá tomar una decisión antes de que finalice el año. En la última Comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad, ERC forzó la convocatoria de una sesión extraordinaria del grupo de trabajo para discutir como tiene que ser el nuevo delfinario.
Firmas para el cierre
La Fundación FAADA ha iniciado una campaña de firmas en Internet para pedir el cierre del delfinario de Barcelona y se está reuniendo con los distintos partidos del Ayuntamiento para convencerles de que es la mejor opción. “Lo vemos muy factible”, asegura Míriam Martínez, veterinaria y miembor de FAADA.
En caso de cierre, los delfines del Zoo ya no podrían sobrevivir por sus propios medios en el mar. La mejor opción sería trasladarnos a un santuario de delfines. Distintas entidades trabajan en esta línea, ya que hay varios delfinarios que han cesado su actividad, y confían en tener un santuario europeo en el mediterráneo en un año. Ese podría ser el destino de los cuatro delfines que quedan en el zoo de Barcelona.
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