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Tribuna
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Ser o no ser

La autora sostiene que el gobierno de Manuela Carmena desarrolla una política "efectista", pero poco efectiva que eleva el paro y destruye industria

Ser un asaltacielos, un asaltaoligarquías y clases dominantes y encontrarte teniendo que demostrar lo business friendlyque resulta Madrid, lo sexy que es para una inversión extranjera que, sin duda, no crece allá por donde pasa un alcalde del cambio. En esto estamos en Madrid un año después.

Probablemente, si un año después esta ciudad no hubiese empezado a demostrar que la inercia tiene el recorrido que tiene, y que los gratuitos gestos al votante propio tienen consecuencias más allá de una asamblea, este equipo de gobierno no tendría que estar pasando por este incómodo proceso de desnaturalización. Estos excesos no encuentran otra explicación que una tozuda EPA, la primera de la historia que revela una ciudad superando en tasa de paro a la Comunidad, cuando tradicionalmente había presentado entre uno y dos puntos porcentuales por debajo. Nueve meses —de junio a marzo— les han bastado para cargarse el efecto capitalidad sobre el empleo y la inversión. Un año, lo que han tardado en el elevar un 0,8% la tasa de paro, del 16,3 %, al 17,1%. La práctica totalidad de los puestos de trabajo destruidos eran desempeñados por mujeres.

Madrid necesitaba un cambio, sólo el tiempo dirá cuánto; el tiempo y la auditoría que exigimos en el primer pleno y en la comisión de investigación apoyada por todos los grupos menos el PP. Pero no este cambio. No el cambio de bloquear, sistemáticamente toda la iniciativa privada, los grandes proyectos. No el cambio de las subidas de impuestos ideológicas, como el IBI a las grandes superficies, que afectará principalmente a la deteriorada industria madrileña. No un cambio exhibicionista, basado en excéntricos alardes culturales que sólo entienden ellos, ni el cambio del viejo revisionismo histórico.

Madrid necesitaba ser repensado, Madrid requería depuración, integridad, limpieza e ilusión, y esto último se consume a la misma velocidad que se demuestran las consecuencias que puede tener una gestión muy efectista, pero muy poco efectiva y, sobre todo, muy poco eficaz.

Son otros los episodios que han llevado a este gobierno a las portadas: su torpeza en la gestión de la memoria histórica, aquellos Reyes Magos, los titiriteros, tuits de quien nunca se hubiese imaginado una concejalía con responsabilidades... Polémicas de una semana en ocasiones estiradas a un mes o dos, pero cuando me pregunto cuál es el saldo que en este primer año nos deja este gobierno del cambio, no pienso ni en túnicas ni marionetas, pienso en una ciudad que ha renunciado a evolucionar, en una ciudad que no quiere ser ciudad. Pienso en lo difícil que es crear, y en lo fácil que resulta bloquear o destruir, y automáticamente dejo de pensar en este año para caer en por delante todavía quedan tres.

Begoña Villacís es portavoz del Grupo Municipal de Ciudadanos en Madrid.

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