“Un Estado debe fomentar el patriotismo intelectual”

El autor bilbaíno, Fernando García de Cortázar, ha publicado Alguien heló tus labios, una evocación a tres siglos de historia de España. Es uno de los historiadores más reputados y, a la vez, un fenómeno de ventas. Fernando García de Cortázar (Bilbao, 1942), vuelve a combinar el rigor de los episodios más destacados de la España de los Austrias con el ritmo de intrigas palaciegas. Su última novela evoca los siglos XVI, XVII y XVIII, de Carlos V a Napoleón. Un relato que mezcla historia y ficción con el afán de saltar los muros académicos y pisar calle para tratar de responder a las inquietudes de los ciudadanos.

Pregunta: La novela repasa tres siglos de historia a través del diálogo de dos antiguos amantes.

Respuesta: Después de la Guerra de la Independencia, en un Madrid desolado y harapiento, se reúnen en un palacio. Allí repasan el reinado de Felipe II, con su maquiavélico secretario Antonio Pérez y su hermano Juan de Austria; la época de Felipe IV con el todopoderoso el Conde Duque de Olivares y, por último, Carlos II que no consiguió dar un heredero a la dinastía. El siglo XVI es el más importante de la historia de España por la hegemonía militar y cultural. También supuso el descubrimiento después del descubrimiento de Colón. Se precipitó una meditación cultural importante entorno a los habitantes del nuevo continente. Se planteó una teoría del derecho internacional con gran protagonismo de los filósofos españoles.

P: Como autor se caracteriza por repasar la historia mezclada con la ficción. ¿Hasta qué punto se permite echar a volar la imaginación?

R: Me permito mucho, de lo contrario, probablemente no sería una novela. Trato de ser fiel a la época, sin incurrir en anacronismos, pero me introduzco en la ficción para llegar a definir determinadas conductas y, por supuesto, montar una trama en la que hay amor, celos, rencor… Adjudico a los personajes de ficción un relieve histórico y hago que convivan con personajes reales.

P: ¿Ese conocimiento que acumula de la historia, le permite entender mejor lo que vivimos ahora?

R: Cuando presenté el libro al editor él me dijo, con cierta ironía, que no quería un libro del siglo XXI… Hay muchas similitudes: la lucha por el poder, la corrupción, las rebeliones territoriales, problemas entorno a la Iglesia… Siempre he pensado que hay que escribir desde los latidos del presente porque, de lo contrario, la novela sería incolora e insípida. Debe tener una lectura desde el presente porque las dudas, certezas o tensiones de la mente humana que se plantean en los libros coinciden en el siglo XVI y en la actualidad. Por ejemplo, lo que ahora son partidos políticos, entonces era facciones entorno a la Corte.

P: ¿La sociedad valora esta aportación de la historia?

R: Vivimos en un momento de trivialidad muy grave. La crisis ha sido económica y también del pensamiento. Los planes de estudio, quizás, no se han preocupado de transmitir el sentimiento de España. En Gran Bretaña o Francia lo cultivan y aquí ha habido cierta despreocupación que ha coincidido con años de exaltación nacionalista y localista, que ha erosiona esa conciencia nacional que pretendo afirmar con el libro. Un Estado debe fomentar el patriotismo intelectual, para que los ciudadanos se sientan cohesionados. Y no debemos olvidar tenemos un patrimonio cultural de primer orden.

P: ¿Entonces, alguien ha hecho dejación de sus funciones?

R: Los culpables son los planes de estudio, quienes los han elaborado después de la Transición porque dieron un exceso de poder a las autonomías al definir los contenidos en el terreno de la historia. Y todas, no solo las que tienen un tienen liderazgo independentista, pensaron que lo local o regional podría tener mejor una respuesta entre el electorado. Tristemente, la exaltación local se introdujo en el terreno de lo cultural. Se ha apoyado a ciertos artistas por el enclave territorial, relegando a autores más relevantes.