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El absentismo escolar no corrige la tendencia en Euskadi

Cerca de 2.800 alumnos perdieron una de cada cinco clases sin justificación en el curso 2014-2015

Un pupitre vacío en un aula de un colegio público.
Un pupitre vacío en un aula de un colegio público.CARLES RIBAS
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No es común ver niños vagando por las calles en horario escolar. Lo habitual es verles arremolinarse a las puertas de los colegios, quizá con más ansias al terminar la jornada que al empezarla todavía con legañas y algo de sueño. El absentismo escolar en Euskadi mantiene unos índices bajos, sin embargo, no consigue corregir esta conducta que afecta al 1,4% de los alumnos en la etapa obligatoria, con mayor afección en la el ciclo de la ESO (1,65%) que en Primaria (1,2%).

Una vez más, la crisis vuelve a ser la palabra maldita, el argumento que dificulta dar pasos en la buena dirección. Según los datos facilitados por el Departamento vasco de Educación, los inspectores registraron el curso 2014-2015 un total de 2.819 casos. Es el número de alumnos que se ausentaron, sin justificación, al menos al 20% de las clases. Son 74 más que el curso anterior.

Desde la consejería eluden dibujar un perfil concreto pero éste es un problema que, tradicionalmente, afecta a entornos que tienen dificultades para afrontar el día a día. “Las causas que lo originan no están exclusivamente en la escuela. También influye el contexto de relativa pobreza en el que viven los menores”, explica desde Comisiones Obreras, Pablo García de Vicuña. Es la pescadilla que se muerde la cola: situaciones de exclusión alejan a los niños de las aulas con el consiguiente riesgo de fracaso escolar que, a su vez, dificulta a esta generación hacerse un hueco e insertarse en la sociedad.

El objetivo es la tolerancia cero. Por eso, el Gobierno vasco dispone de un protocolo específico que tiene como principal aliada a la comunidad educativa. Cuando un pupitre queda vacío, los profesores anotan la falta y tienen la orden de hablar con el alumno para conocer sus razones. A la segunda ausencia, se pone al corriente a las familias y si éstas hacen oídos sordos o son incapaces de corregir el comportamiento del estudiante, puede llegar el caso de implicar a los servicios sociales o, en última instancia, pedir la intervención de la fiscalía. Este seguimiento consiguió que el curso pasado 1.478 alumnos retomasen el hábito de coger los libros. Como contrapunto están los casos más graves, que se prolongaron durante todo el periodo lectivo: con 688 absentistas en Primaria (0,5%) y 655 de la ESO (0,85).

García de Vicuña lamenta que no se haya conseguido atajar el problema, aunque añade que no tiene “nada que reprochar” al departamento de Educación. Vincula esta lacra con la crisis porque en algunas familias hay otros problemas más acuciantes que la educación. “Aunque la crisis debería conllevar una mayor dedicación al aprendizaje para mejorar la cualificación y con ello, las oportunidades, no siempre ocurre”, explica. Aunque sea una minoría, cuando se ven en un callejón sin salida, los niños son utilizados para la mendicidad o en colectivos como el gitano, tradicionalmente absentista, se nota el bajón en época de vendimia, por ejemplo.

El sindicato ELA mantiene una postura más crítica respecto a la acción del Gobierno de Urkullu. Xabier Irastorza, no duda en mencionar los recortes. Desde 2010 fija en cerca de 1.800 puestos de trabajo destruidos. "El incremento de los ratios ha provocado que haya más alumnos por aula y eso repercute indudablemente en la atención que los profesores pueden prestar a los alumnos en general, y a los que requieren de una dedicación mayor en particular".

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