Jordi Pujol declarará en Madrid sin pruebas de la “herencia”

El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, declara este miércoles por segunda vez a propósito de la fortuna familiar oculta durante tres décadas en Andorra. Lo hace, por primera vez, en Madrid, en la Audiencia Nacional. Y con la investigación más avanzada que hace un año: el juez José de la Mata posee la información bancaria entregada por las autoridades de Andorra —la juez de Barcelona no llegó a obtenerla nunca— que apunta, entre otras cosas, que Pujol fue titular de una cuenta en ese país.

Pujol declarará el miércoles en Madrid en la Audiencia Nacional

Como en la primera ocasión, Pujol (85 años) volverá a desmarcarse del capital opaco. Y negará, con especial ahínco, haber poseído, como titular o autorizado, cuentas en Andorra. Ese es uno de los pilares de su defensa que confía en mantener en pie. En julio de 2014, el exlíder de CiU admitió, en un insólito comunicado, que su mujer y sus siete hijos (pero no él) habían tenido dinero sin declarar a Hacienda en el extranjero.

Dos cartas remitidas por el banco andorrano Andbank desmienten, a criterio de los investigadores, esa tesis. La primera, firmada por el hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, atribuye a su padre la propiedad de una cuenta con 1,8 millones. En la segunda, de 2001, el expresidente confirma que es el titular y que, en caso de defunción, el dinero debe pasar a su mujer, Marta Ferrusola. Madre e hijo también han sido citados a declarar esta semana por blanqueo. Pujol lo negará todo con un argumento ya conocido: las cartas fueron un ardid empleado por el primogénito con la ayuda de los gestores del banco para engañar a su exesposa, Mercè Gironès, con la que mantenía una discusión por los fondos de Andorra.

El juez y la fiscal del caso Pujol, Belén Suárez, han tenido ocasión de cotejar sus sospechas. La semana pasada, se desplazaron a Andorra e interrogaron, como testigos, a los gestores bancarios de los Pujol que, según la investigación, actuaban como testaferros de la familia. Esas diligencias son secretas, por lo que se ignora en qué sentido se pronunciaron los testigos.

Marta Ferrusola y su primogénito también han sido citados a declarar por blanqueo

Más allá de quién manejaba el dinero —el juez asimila a los miembros de la familia con una “organización criminal”— lo que se discute es el origen de esos fondos. En ese punto, Pujol se mantendrá inamovible: atribuirá el capital de Andorra a una herencia (una “deixa” o “legado”) de su padre Florenci Pujol. Según la versión oficial de la familia, éste dejó al morir (en 1980) un capital a su nuera y a sus siete nietos por miedo a que la incierta carrera política de su hijo condujera al resto de la familia a la ruina.

Pujol y sus abogados conocen el talón de Aquiles de esa tesis: no tienen pruebas que la demuestren. Los investigadores han explotado ese filón y sostienen que, a falta de documentos, la fortuna andorrana procede del cobro de comisiones a cambio de la adjudicación de obra pública. El primogénito habría sido, según los investigadores, el catalizador de esos fondos opacos, luego repartidos entre toda la familia. La investigación ha acreditado pagos por al menos 11 millones de euros de una docena de empresarios catalanes a Júnior a cambio de asesoramientos no acreditados.

El juez asimila a los miembros de la familia con una “organización criminal”

El expresidente intentará subsanar ese defecto probatorio en la Audiencia Nacional. Aludirá a un escrito remitido por Florenci a Marta Ferrusola en el que le muestra su preocupación por el futuro. “Es un escrito que no está firmado, tiene un valor relativo”, admitió Pujol ya ante la juez de Barcelona y ante el Parlamento catalán. En esa primera declaración, Pujol afirmó que “no quería saber nada” del dinero en el extranjero (ni siquiera sabía, dijo, que estaba en Andorra) y que por eso no podía dar demasiados detalles. “No es un dinero por corrupción ni que salga del erario público”, insistió Pujol, que considera que “nadie ha rebatido” la tesis de la herencia pese a que el juez la considera ya “un mero relato”.