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La Generalitat paraliza la venta de la cuna de Sijena

El Govern dice que no se notificó la subasta de un bien catalogado

José Ángel Montañés
La cuna de plata que la Generalitat ha retirado de la venta.
La cuna de plata que la Generalitat ha retirado de la venta.Setdart

Todo lo relacionado con Sijena acaba siendo polémico. El último episodio se vivió ayer cuando la Generalitat obligó a retirar de la venta una cuna de plata de los siglos XVI o XVII del Monasterio de Santa Maria de Sijena que la sala barcelonesa Setdart subastaba. La consejería de Cultura de Santi Vila hizo valer que no se le había notificado la venta de este bien catalogado desde 1994, tal y como prescribe la ley de patrimonio catalán (y español).

La cuna, --de 31 por 28 centímetros, el mueble de plata, y apenas 10 centímetros el Niño Jesús tallado en marfil-- está valorada entre 10.000 y 12.000 euros y llegó a la casa de subastas de manos de sus propietarios, hijos de Pilar Alcalde, que la recibió de Angelita Opi Colay, priora de las monjas de la orden de San Juan Evangelista, fallecida en Valldoreix en 1974, en agradecimiento por protegerlas y ayudarlas. “Los propietarios tienen una carta sellada del monasterio en el que se entrega la cuna para que hagan lo que quieran con ella. Todo es perfecto”, explican desde Setdart.

Vista cenital de la 'polémica' cuna.
Vista cenital de la 'polémica' cuna.

“Ahora tenemos dos meses para analizar la obra con calma, hacer una valoración y conocer en profundidad cómo ha llegado a la subasta”, explican desde la Generalitat, sin dejar claro si ejercerán el derecho de tanteo o intentarán comprarla a los dueños. Más explícito ha sido el Ayuntamiento de Sijena. “Ha llamado su abogado asegurando que la priora no podía hacer la donación y que existía una orden de 1923 que impedían vender ni subastar nada del monasterio”. Ese año, el monasterio fue declarado monumento nacional, y Aragón defiende que la protección se extiende a todos los bienes muebles que contenía, incluida la cuna y las otras 96 piezas —conservadas en el MNAC y el Museo de Lleida—, además de las pinturas de la sala capitular, que enfrentan a esta comunidad con Cataluña en los tribunales. Según Setdart, el abogado de Sijena ha dicho que denunciará a los propietarios de la cuna por “incautación”.

Lo curioso es que el 20 de diciembre la cuna ya estuvo a la venta. “No se vendió porque no alcanzó la cifra estimada por los propietarios”, explican. El segundo intento coincide con el punto álgido del pleito por los bienes entre Cataluña y Aragón y no ha pasado desapercibido. En todo caso, la casa de subastas espera que se solucione todo: “Cuando se aclare el tema, volveremos a ponerla a la venta”, explican.

La cuna es una de las piezas que la priora Opi entregó en 1972 al MNAC, tal y como recoge un documento de convenio de depósito indefinido firmado por Joan Ainaud de Lasarte, director de los museos de Arte de Barcelona, y ella, en el que se especifica que “podrá retirarlos en todo o en parte mediante aviso verbal”. En 1992, alegando valor sentimental, pidió que se devolvieran 23 piezas, una de ellas la cuna. En 1993 se les devolvió, y la Generalitat las catalogó en 1994, según un documento que posee tanto la consejería de Cultura como los propietarios actuales de la cuna.

Un precedente

La paralización de la subasta no puede tener más efecto que el posponer su venta. La Generalitat no tiene, según expertos consultados por este diario, ninguna opción preferencial en relación con otras administraciones del Estado, aunque la cuna esté catalogada como bien cultural catalán desde 1994.

A partir de ahora se abren varias posibilidades:
1.- Que la Generalitat compre la pieza de forma directa a los propietarios (estos mismos expertos consideran que los 10.000 euros es una ganga).
2.- Presentarse a la subasta y ejercer su derecho de tanteo con normalidad: quedarse con la obra igualando el precio máximo de remate, como ocurrió con bienes como la Virgen de Bellpuig de les Avellanes en 2011.
3.- Dejar que la subasta acabe, que se adjudique a un particular y en los próximos seis meses, ejercer el derecho de retracto quedándose la pieza por el mismo precio de remate.

En el caso de que la Generalitat la compre, el gobierno de Aragón podría catalogarla y ejercer el derecho de retracto, tal y como le permite su ley de patrimonio, por ser un bien originario de Aragón. Ya ha pasado. En 2009 la diputación de Lleida compró por 22.000 La Resurrección, una tabla del siglo XV atribuida a Pere Garcia de Benabarre en una subasta tras no pujar nadie más. A los tres meses, fue incautada por la Guardia Civil, inmovilizándola en el almacén del museo de Lleida sin que nadie la pudiera tocar, mover, restaurar o exponer. Después de tres años, viajó al Museo de Huesca, por orden del juez, tras reconocer el derecho de retracto del Gobierno de Aragón.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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