Los Pujol dicen que les ofrecieron impunidad si paraban la secesión
La familia asegura que el comisario Villarejo les dijo: "Si colaboráis contra la independencia, todo esto acabará pronto”
El comisario del Cuerpo Nacional de Policía José Villarejo se reunió en dos ocasiones con Josep Pujol Ferrusola, uno de los hijos del expresidente catalán, para buscar la complicidad de la familia frente al proceso soberanista a cambio de impunidad. “Si colaboráis contra la independencia, todo esto acabará pronto”, dijo el policía en el primer encuentro (febrero de 2014), a propósito de la investigación abierta por la Audiencia Nacional contra su hermano Jordi por blanqueo.
En su declaración como imputado ante el juez, Josep Pujol explicó que un abogado le llamó para que se reuniera con Villarejo. Josep vivía entonces en Madrid y aceptó la cita, que se celebró en el despacho del letrado y en un momento de efervescencia del caso Pujol: la policía había elaborado un primer informe demoledor sobre los presuntos negocios ilícitos de su hermano Jordi y de la exmujer de este, Mercè Gironés.
El comisario, según han ratificado cuatro fuentes distintas a EL PAÍS, trató de convencer a Josep para que la familia se alejara del independentismo que, unos meses antes, había abrazado el expresidente Jordi Pujol. “Lo que tenemos que hacer es parar esta locura. Nos tenéis que dar porquería de Esquerra Republicana. Lo estáis poniendo en peligro todo”. Villarejo advirtió al tercero de los siete hijos de Pujol que conocía sus “actividades” con la multinacional Indra. “Sé que estás vinculado a los países del Este para montar un ejército catalán”, dijo. Josep lo negó entre risas.
Villarejo admitió, agrega el relato de Josep, que impulsó la investigación contra los Pujol porque “buscó” a Victoria Álvarez, Vicky, exnovia del primogénito, para que declarara contra él. Lo hizo, añadió, siguiendo directrices del jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas. EL PAÍS ha intentado contactar con Moragas, sin éxito, para conocer su versión sobre las palabras del comisario. El 20 de noviembre de 2012 —a cinco días de las elecciones en Cataluña— el jefe de Gabinete de Rajoy envió un SMS a Álvarez, amiga suya desde el colegio: “Si dieses una entrevista y lo contases todo, salvarías España”. El 13 de diciembre de 2012, Álvarez viajó a Madrid y contó a la policía que el primogénito de los Pujol traía de Andorra una mochila con billetes de 500 euros. En la estación de Atocha la recogió un abogado y la condujo a dependencias policiales, según su declaración ante el juez Pablo Ruz. Ese abogado es socio de Villarejo en sus negocios privados.
En aquella campaña electoral —en la que Mas prometió que, si ganaba, celebraría una “consulta” sobre la independencia— también se difundió un “borrador” de informe policial que acusaba al presidente de la Generalitat y a su antecesor de haber cobrado, en Suiza, comisiones ilegales en el caso Palau. El informe llevaba el sello de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), pero ni la propia unidad, ni Interior, ni el juez ni el fiscal del caso le dieron credibilidad.
Las fuentes consultadas atribuyen a Villarejo y a su equipo la confección de ese borrador y de otros informes sobre corrupción en Cataluña —en especial, de dirigentes de Convergència— sin control judicial. Por ejemplo, el que atribuía al exalcalde de Barcelona Xavier Trias una cuenta con 12,9 millones en Suiza. Las mismas fuentes sitúan a Villarejo al frente de una unidad creada en el seno de la Dirección Adjunta Operativa de Interior para combatir el independentismo.
Reunión tras la confesión
Al comisario, que hace apenas dos años fue condecorado, también le involucró en la génesis del caso Pujol Nicolás Gómez Iglesias, El Pequeño Nicolás. Tras ser detenido, el joven afirmó que el comisario debía 200.000 euros al financiero Javier de la Rosa —condenado por el caso KIO— de los 400.000 que pactó a cambio de que tirara de la manta. En noviembre de 2012, De la Rosa acudió voluntariamente a declarar a la policía y afirmó que Jordi Pujol padre abrió, en su presencia, dos cuentas en el banco suizo Lombard Olier en 1991. El empresario no ratificó esa versión ante el juez. Pero su testimonio y el de Vicky fueron el punto de partida de las investigaciones abiertas contra los Pujol. Esas causas han hecho aflorar multitud de indicios de delito contra la familia.
Ni Josep ni ningún otro Pujol colaboró, tras aquella reunión, con Villarejo. En verano de 2014, salieron a la luz los movimientos de cuentas de Marta Ferrusola y cuatro de los hijos (Pere, Mireia, Marta y Oleguer). El 25 de julio, el expresidente catalán confesó que su familia había mantenido una fortuna oculta a Hacienda (cuatro millones de euros en Andorra) durante tres décadas. Pujol defiende que el capital procede de un legado paterno. Los investigadores, en cambio, lo sitúan en el cobro de comisiones.
Josep Pujol refirió una segunda reunión (octubre de 2014) en un hotel de Madrid cuyo nombre no especificó al juez. Villarejo se atribuyó el mérito de haber “conseguido” las transferencias comprometedoras que provocaron la confesión e insistió en su oferta de “colaboración”. El comisario Villarejo ha rechazado, tras reiteradas peticiones, responder a las preguntas de este diario.
Un hijo del expresidente anotó las citas con el comisario
Josep Pujol Ferrusola —52 años, casado y con dos hijos— tiene la manía de anotarlo todo. El tercero de los hijos del expresidente catalán guardaba en su casa de Barcelona unas libretas en las que apuntaba sus reflexiones en torno a las investigaciones de la familia. También dejó anotadas sus reuniones con el comisario Villarejo. “Se sentía mal porque entonces era el único que no estaba imputado y quería encontrar una solución”, explican fuentes cercanas a este hombre de negocios que, en su comparecencia en el Parlament, admitió ser “bastante rico” y se jactó de que su primer sueldo fue “más alto” que el de su padre.
Josep ganó la condición de imputado tras los registros de su casa y su empresa (MT Tahat) ordenados por el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata. La policía halló los cuadernos y los entregó al juez. En su declaración del 13 de noviembre, la fiscal Belén Suárez le preguntó si unas anotaciones sobre la confesión de su padre fueron una preparación artificial de la coartada. El imputado lo negó, afirmó que solo expresaba sus “inquietudes” y pasó a relatar las reuniones con el comisario, de las que también dio cuenta en sus libretas. Los investigadores sospechan que Josep puso su empresa al servicio de una trama —dirigida por su hermano Jordi— para blanquear dinero procedente de comisiones ilegales.
El empresario, que ha vivido en Madrid y Nueva York, fue retratado en un informe policial sobre la familia Pujol como “una persona cabal, con fino sentido del humor y admirable lucidez intelectual”. Josep se acogió a la amnistía fiscal del Gobierno para regularizar su fortuna en Andorra. En 1994 creó la consultora Europraxis. Ocho años después, la vendió a Indra por 9 millones de euros.
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