Un directivo de Gürtel: “Teníamos ventaja ante el Gobierno valenciano”
Fue director de Orange Market y ahora es testigo de la fiscalía en el primer juicio a la red Su testimonio fue clave para la imputación de Cotino por la visita del Papa
Juan Carlos Rincón fue director de Orange Market, la filial en Valencia de Gürtel. En su oficina vio colgados los famosos trajes: las prendas de vestir que la trama de Francisco Correa regaló a cargos públicos para ganarse su favor. Rincón es ahora testigo de la fiscalía en el primer juicio que se celebra contra los cabecillas de la red, dos exconsejeras y varios funcionarios, enfrentados a penas de hasta 11 años de cárcel. Su testimonio en otra pieza del caso fue clave para la imputación de Juan Cotino, expresidente de las Cortes Valencianas, por supuestas irregularidades en un contrato de Canal 9 para cubrir el V Encuentro Mundial de las Familias que presidió el papa Benedicto XVI.
En el año que trabajó en Orange Market, Rincón vio a un cargo valenciano entrar a tomarse medidas para los trajes en la tienda Milano de Madrid. Pero el testigo evita decir nombres en esta entrevista. Ha sido advertido de que sus declaraciones, antes de prestar testimonio en febrero en el juicio que se está desarrollando en el Tribunal Superior valenciano, pueden tener consecuencias. El juicio está centrado en el presunto amaño a favor de Orange Market de los contratos para el diseño, montaje y desmontaje del pabellón de Ifema que la Generalitat valenciana ocupó entre 2005 y 2009 para mostrar su oferta turística en la feria Fitur. La firma cobró por ello cinco millones de euros. Los acusados han negado al tribunal los hechos que se les imputan.
Rincón entró en Orange Market en diciembre de 2004 y se despidió en febrero de 2006. “En el tiempo que estuve allí trabajé casi exclusivamente para el partido y en menor medida para la Administración. Solo hubo otros dos clientes privados en todo ese tiempo. Y uno lo traje yo”, cuenta ante un café solo. Con el partido, Rincón se refiere al Partido Popular de la Comunidad Valenciana, que se hallaba entonces en el ecuador de sus 20 años de gobierno en la Generalitat. “Hacíamos todos los actos, mítines, ruedas de prensa, eventos locales…”.
"Cuando el Gobierno es del mismo partido para el que trabajas… facilita las cosas o las pervierte"
De la relación con el partido Orange Market heredó un “acceso directo a determinados dirigentes de la Generalitat”, asegura. Empezando por su entonces presidente, Francisco Camps. “Tener cercanía con el presidente hacía que el resto de políticos de primera línea no pusieran muchas pegas a lo que se proponía”. “Una cosa es tener trato y otra obtener un aprovechamiento de ese trato. En nuestro caso creo que se jugaba con ventaja ante el Gobierno valenciano. Cuando el Gobierno es del mismo partido para el que trabajas… facilita las cosas o las pervierte”.
Rincón tenía 30 años y era productor freelance, especializado en cine y organización de eventos, cuando Álvaro Pérez, el cabecilla de Gürtel más conocido como El Bigotes, lo llamó para ofrecerle ser director de Orange Market. Pérez se había fijado en él por la organización de unos premios de la Generalitat, los Nova. Camps estaba haciéndose con todo el poder en la Administración y el PP valencianos. Y aquella entrega de premios “pretendía ser un punto de inflexión entre la nueva época y la anterior. Tenían que ser más austeros, más serios, con menos folclore”. Rincón se ríe de su descripción porque Camps es recordado por lo contrario. “En menos de un año habíamos vuelto a caer en el exceso, la búsqueda de protagonismo, la pompa…”. Aquella fue una época “boyante” en Valencia, recuerda. “No se escatimaba nada ni se discutían los costes”.
Fue una época "boyante" en Valencia. "No se escatimaba nada ni se discutían los costes"
A diferencia de lo que han alegado en el juicio las defensas de los cabecillas Francisco Correa, Álvaro Pérez y Pablo Crespo, Rincón afirma que las sociedades del primero actuaban como “un grupo” empresarial. “Para mí la jerarquía siempre fue Paco, Pablo y luego Álvaro”. Según Rincón, una de las razones que le llevaron a abandonar Orange Market fue que le imponían continuamente “los proveedores que ya venían de las anteriores empresas del grupo en Madrid”. “Yo decía: ‘¿Por qué tengo que trabajar con esta empresa de lonas, o de carpintería o de iluminación y sonido de Madrid cuando los tengo en Valencia al mismo precio o mejor y con la misma calidad?”.
Orange Market empezó a preparar la organización del V Encuentro Mundial de las Familias, la reunión católica en Valencia a la que asistió el Papa en 2006, antes de que se adjudicara, asegura. “Con la impresión de que de una manera o de otra lo íbamos a hacer nosotros”. Rincón vio incluso “unos pliegos de un concurso que no se llegó a publicar”.
"Empecé a ver cosas que no cuadraban. La intuición me dijo que mi etapa en la empresa había acabado"
Las fricciones con los dueños y la sensación de que algo turbio rodeaba Orange Market lo decidieron a irse. “Empecé a ver cosas que no cuadraban. Creo que fue una cuestión de intuición la que me dijo que mi etapa en la empresa había acabado”. Con él se fueron los demás empleados que formaron su equipo de trabajo en la empresa.
Rincón guarda un “amargo recuerdo” pero también otro diferente de aquella época en la que trabajó “entre 16 y 20 horas al día sin ningún día a la semana de descanso”. “Sin falsa modestia, visto lo que se ha hecho después y lo que se hace ahora a nivel institucional, la empresa trabajaba muy bien a pesar de que éramos cuatro gatos”.
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