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Salud asumirá la reconstrucción de clítoris a mujeres mutiladas

Cataluña concentra el 37% de las jóvenes de menos de 14 años en España expuestas a sufrir una ablación

Jessica Mouzo
Juicio a los padres que practicaron la ablación a sus dos hijas.
Juicio a los padres que practicaron la ablación a sus dos hijas.gianluca battista

El Departamento de Salud ofrecerá la reconstrucción de clítoris a mujeres que han sufrido una ablación. La Generalitat ha aceptado esta tarde una de las propuestas del grupo de trabajo multidepartamental para el abordaje de la mutilación genital femenina (MGF). Según el Mapa de la Mutilación Genital Femenina (MGF) del Departamento de Antropología Social y Cultural de la Universitat Autonoma de Barcelona (UAB) junto a la ONG Wassu Gambia Kafo, 57.000 mujeres mutiladas viven en España y el número de niñas residentes en España en riesgo de sufrir esta práctica ha aumentado más de un 60% desde 2008.  Se trata de las menores de 14 años residentes en el territorio español que proceden de los países subsaharianos donde persiste la práctica de la ablación. Unas 17.000 niñas están en peligro de sufrir mutilación genital en España, el 37% de las cuales residen en Cataluña.

 Las mujeres residentes en Cataluña que hayan sufrido una MGF deberán dirigirse al centro de atención primaria (CAP) que les corresponda por zona. Los  ambulatorios que dispongan de una unidad de atención a la salud sexual y reproductiva (ASSIR), atenderán directamente las mujeres que han sufrido la MGF para que sean derivadas al hospital público autorizado para realizar la intervención quirúrgica. En los CAP sin unidad ASSIR, se derivará la usuaria en el centro más cercano.

La medida se une a las acciones del gobierno catalán para combatir "la violación de los derechos humanos de las mujeres que supone la ablación de clítoris". La Generalitat articula desde 2001 un controvertido sistema preventivo de actuación que contempla un protocolo de actuación para prevenir la MGF. La antropóloga Adriana Kaplan, directora de la Fundación Wassu-UAB, que ha conseguido levantar el veto en Gambia sobre la mutilación genital femenina (MGF), alertó en una entrevista a EL PAÍS que el protocolo catalán se había "pervertido". "Tiene varios niveles: prevención, detección y atención. El primero es donde actuamos nosotros porque damos contenido para formar a los profesionales. Lo que pasa es que se saltan el primer nivel y directamente intervienen los mossos d’esquadra", advirtió. La investigadora aseguró que "quienes hacen prevención son los mossos" y le dicen a los sanitarios que si tienen cualquier problema, que los llamen. "Ante la sospecha de un viaje, sacan los pasaportes y el niño tiene que pasar por un control de genitales cada 6 meses hasta que cumpla los 18 años. Y muchos padres, en prevención de que no llamen a la puerta dos mossos, mandan a las niñas de vuelta al país", señaló.

En Cataluña, la clínica privada Dexeus, del grupo Quirón, fue pionera en la intervención de la reconstrucción de clítoris. El doctor Pere Barri fue el primer médico español en realizar este tipo de operación, que aprendió la técnica en un hospital francés. La clínica desarrolló un proyecto para financiar la intervención a todas las mujeres que hubiesen sufrido una ablación (unos 1.500 euros por operación).  Según Barri, la opereación apenas dura una hora y el postoperatorio, con revisiones periódicas, no supera los seis meses. A partir del mes y medio, las pacientes ya pueden reanudar su vida sexual.

Con todo, surgen voces reticentes a priorizar las intervenciones por encima de otras medidas en clave preventiva. Kaplan, por ejemplo, valoró que la intervención es "una esperanza" para las jóvenes, pero aseguró que la mayoría no se operarían. “La mayoría de las chicas africanas en la diáspora son mujeres en situaciones frágiles, precarias, muchas analfabetas. Tienen otros problemas, como su situación administrativa, la economía familiar…Tener o no clítoris no es su mayor preocupación”, argumentó en una entrevista a este diario.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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