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El tráfico dispara la contaminación en Valencia y amenaza la salud

Los registros superan los "niveles aceptables", según Medio Ambiente En la etapa de Barberá se movieron a puntos de baja polución las estaciones medidoras

Ignacio Zafra
Tráfico en el centro de la ciudad de Valencia.
Tráfico en el centro de la ciudad de Valencia.mònica torres

Valencia, especialmente en el centro, presenta concentraciones de contaminación en el aire que superan la normativa y "los niveles aceptables para la protección de la salud", según los datos de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente. El principal causante es el tráfico de vehículos. La contaminación atmosférica está relacionada con enfermedades respiratorias, cardiacas y con un aumento del riesgo de contraer cáncer, señalan los expertos.

El Ayuntamiento quiere disminuir progresivamente el paso de automóviles por el centro. Uno de los objetivos de la medida es reducir la concentración de gases nocivos para la salud.

Distribución de la contaminación de dióxido de nitrógeno (N02) en Valencia. El rojo representa el máximo y se alcanza en el centro.
Distribución de la contaminación de dióxido de nitrógeno (N02) en Valencia. El rojo representa el máximo y se alcanza en el centro.

Durante la etapa de la anterior alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se alejaron del centro y de lugares que soportan un alto nivel de tráfico las estaciones medidoras de contaminación fijas (hay ocho en total). Y se instalaron en puntos cercanos a zonas verdes, en general abiertos y en los que vive poca gente, como el parque de Cabecera o las inmediaciones del cementerio general.

Los niveles que recogen las estaciones "pueden ser sensiblemente diferentes dependiendo de la ubicación de la medición" y "se verán afectados por emisiones de tráfico, residenciales o industriales cercanos", indica Ferran Ballester, coordinador del área de investigación en Ambiente y Salud del centro Fisabio-Salud Pública de la Generalitat valenciana.

La mayor advertencia sobre la superación de los niveles aceptables de dióxido de nitrógeno no la han dado las estaciones medidoras, situadas en la periferia, sino los cuatro estudios realizados desde 2011 con "dosímetros pasivos" (pequeños contenedores que se instalan en diferentes puntos de la ciudad) por la Consejería de Medio Ambiente y el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo.

El traslado de las estaciones medidoras fijas los alejó de los lugares más habitados y transitados por la población. Y ha complicado el conocimiento sobre el impacto de la contaminación en la salud. "Al desplazar la ubicación de un captador se ha perdido la posibilidad de conocer la evaluación a medio y largo plazo de la calidad del aire en la ciudad ya que la red en la actualidad no es la misma que hace cinco o 10 años", afirma Ballester. "La no disponibilidad de series temporales estables de los niveles de contaminación del aire ha dificultado" además, añade el investigador, la elaboración de "estudios epidemiológicos sobre el impacto de la contaminación en la salud de la población".

Los medidoras fijos de contaminación están hoy en lugares como Viveros.
Los medidoras fijos de contaminación están hoy en lugares como Viveros.m. torres

Los nuevos responsables del Ayuntamiento y la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente quieren mejorar el sistema de medición. La concejal de Calidad Ambiental, Pilar Soriano, considera que la distribución actual de la red de estaciones medidoras genera un "efecto máscara". Y que el aire que respiran los habitantes de la ciudad es en realidad peor. "Nos gustaría saber cuál es el nivel de contaminación en lugares como la ronda Tránsitos o la Gran Vía", afirma. Cuando se disponga de mejores datos Soriano afirma que el Ayuntamiento actuará especialmente en zonas "sensibles", como los entornos de escuelas, parques infantiles y hospitales.

Mover de nuevo las estaciones fijas parece de momento descartado porque volvería a cortar la continuidad de la información. La normativa europea establece que los medidores deben ubicarse en zonas de tráfico, de "fondo" (un nivel intermedio) y zonas verdes. Y desde ese punto de vista la distribución actual respeta la ley. Tanto el Ayuntamiento como la Generalitat se inclinan por aumentar las fuentes de información.

"Lo más operativo sería complementar lo que ya se tiene pero sin cambiar ninguna de las estaciones presentes", indica el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro. Los técnicos recomiendan, además, realizar una campaña de dosímetros "en cada estación del año". Julià afirma que la intención del departamento es acercarse a esa frecuencia, que supondría hacer más controles en un año que los realizados en el último lustro. "Así dispondremos de diagnósticos con mayor detalle que faciliten la adopción de planes y medidas para rebajar los niveles de emisión de gases a niveles aceptables para la salud de la población", agrega Julià.

Niveles promedios de NO2 en Valencia de las campañas hechas desde 2011. Buena parte de la ciudad supera el valor límite de 40 miligramos por metro cúbico.
Niveles promedios de NO2 en Valencia de las campañas hechas desde 2011. Buena parte de la ciudad supera el valor límite de 40 miligramos por metro cúbico.

Una de las medidas decididas por el Ayuntamiento es reducir gradualmente el tráfico en el centro hasta permitir solo la circulación de vecinos y vehículos autorizados, como el transporte público. Buena parte de los desplazamientos por el centro son ahora de paso, indica el concejal de Movilidad Giuseppe Grezzi. Con el actual diseño urbano, un coche puede acceder por casi todo el perímetro de la antigua muralla de la ciudad y salir por cualquier otro punto del casco histórico.

Un informe realizado por un grupo de arquitectos en el entorno de la Lonja reveló que el 70% de los vehículos pasaban por allí de forma "oportunista", dice Grezzi, "cruzaban el centro para ir a otro lugar". Más allá del centro, el plan del Ayuntamiento es potenciar formas alternativas al vehículo privado en el conjunto de Valencia para limitar los niveles de contaminación atmosférica y acústica.

Ballester cree, además, que en el control de la contaminación debería intervenir Salud Pública siguiendo "el día a día de la calidad del aire en nuestras ciudades y las posibles implicaciones para la salud". Los esfuerzos hasta ahora se han centrado en mantenerse en los parámetros que marcan las directivas europeas. Pero el investigador señala que Bruselas es más laxa que la Organización Mundial de la Salud (OMS). Respecto a las partículas en suspensión PM10 y PM2,5 que emiten especialmente los vehículos diésel, la UE permite que las ciudades alcancen niveles que doblan las recomendaciones de la OMS.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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