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Bruselas reclama 6,2 millones al Consell de ayudas agrarias irregulares

La Comisión Europea afirma que las subvenciones para transformación de cítricos y al sector apícola se concedieron sin realizar las inspecciones necesarias

Imagen de un campo de naranjos en Museros (Valencia)
Imagen de un campo de naranjos en Museros (Valencia)JORDI VICENT

La Unión Europea reclama al Consell más de 6,2 millones de euros por ayudas y subvenciones agrarias mal gestionadas y sin control durante el periodo 2007-2011. La Consejería de Agricultura ha explicado hoy que la sanción propuesta por Bruselas está relacionada con los programas de frutas y hortalizas, en especial con la las ayudas a la transformación de cítricos, y con las subvenciones a la apicultura del ejercicio 2011.

La consejera de Agricultura, Elena Cebrián, ha indicado que la decisión de la Comisión Europea supondrá una "rémora más" en la gestión de su departamento. Las ayudas que Bruselas cuestiona también afectan a la empresa pública Vaersa. La Comisión considera que el Consell, en la época del PP, no realizó las inspecciones preceptivas para validar las ayudas concedidas.

El consejero de Hacienda, Vicent Soler, que también ha tratado la cuestión con la titular de Agricultura, considera que "la sistemática deficiencia en los controles y la tramitación de las ayudas y subvenciones agrarias europeas" obligará a realizar correcciones en la manera en la que se han gestionado las subvenciones europeas.

Las principales irregularidades, según las autoridades comunitarias, se realizaron durante las campañas agrarias correspondientes a los ejercicios 2007 y 2008.

Francisco Rodríguez Mulero, secretario autonómico de Agricultura, ha reconocido que la sanción de la Unión Europea es "definitiva" y que Bruselas tiene otras inspecciones en marcha que podrían traducirse en nuevas sanciones.

La penalización, "corrección financiera" en el vocabulario de la Comisión, se produce por la aplicación mal hecha de las ayudas europeas y, sobre todo, por los errores y defectos en los controles, que no contaron ni con los equipos ni los instrumentos exigidos por Bruselas, según Rodríguez Mulero.

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