Andrés do Barro, entre el éxito y la desgracia
Sale a la luz 'Saudade', la primera biografía sobre el ascenso y caída del artista que revolucionó el pop en gallego
Ha pasado casi medio siglo desde que Andrés Dobarro alcanzase unas cotas inimaginables para el pop cantado en gallego. Éxitos que forman parte de la memoria sentimental de más de una generación, como O Tren, Corpiño Xeitoso o San Antón, se encaramaron en pleno franquismo a lo más alto de las listas de éxitos del pop español. Las cotas que alcanzó Dobarro no las ha vuelto a conseguir ningún artista gallego y sin embargo su figura todavía no había sido estudiada con la profundidad y seriedad que merece. El libro Andrés Dobarro, Saudade escrito por Fernando Fernández Rego (Ferrol, 1979) , es la primera biografía autorizada sobre el músico y un loable trabajo que muestra aspectos poco conocidos de la trayectoria de este artista que el autor retrata como una persona frágil, tímida y muy sensible.
“Soy de Ferrol como Andrés y para mí es un héroe. Todo el mundo conoce alguna anécdota de él pero no saben nada de Andrés en profundidad, cuando es uno de nuestros grandes artistas internacionales”, explica el autor que en el libro llega a definirlo como “el Johnny Cash de su tiempo y su lugar”.
Impulsado por esta pasión ferrolana y la adicción a las hemerotecas, Fernández Rego hace un copioso trabajo de investigación y saca a la luz numerosas anéctodas e informaciones en muchos casos desconocidas. Rego sitúa los temas y los discos en el contexto histórico del momento en Galicia y España, indagando en los avatares de una industria discográfica incipiente y avalado por un elaborado trabajo de hemeroteca, que va desde archivo audiovisual descatalogado a prensa generalista, prensa específica musical y hasta la prensa rosa del momento, para la cual Andrés era una pieza muy codiciada. El volumen de material que existe alrededor de la figura de Dobarro da una idea de la dimensión de este artista, con diferencia la mayor estrella que ha dado la música pop gallega en su corta y errática historia. Con la devoción del fan y la tenacidad del investigador, Fernández Rego siguió la pista de Dobarro en Italia, Alemania, Suiza, Francia, Holanda, México, Brasil, Argentina y hasta en Japón, “donde Andrés también lo intentó”.
“Desde 2009 fui recopilando mucho material, incluso del que no disponía la familia, y después me propuse rehacer una entrevista a Andrés Dobarro como un collage recogiendo declaraciones textuales en cada momento”, detalla el autor sobre el proceso que siguió para escribir este libro editado por La Fonoteca y que ya está en la segunda edición, después de despachar rápidamente los 300 ejemplares de la primera.
Fernández Rego trató de documentar el ascenso fulgurante de Dobarro, propiciado por su descubridor Juan Pardo, el momento de gloria y éxito, el intento fallido de catapultarlo internacionalmente en Italia y México pero también la rápida caída en el olvido y su fallecimiento a los 42 años, sumido en un abismo de depresión y alcoholismo por el que da la impresión que se precipitó deliberadamente esquivando cualquier red que pudiese amortiguar su caída libre.
Hay muchas aportaciones en este libro, como la amistad y los motivos del posterior desencuentro con su amigo y productor Juan Pardo o sus opiniones sobre los que lo acusaban de unas letras no comprometidas frente a las de Voces Ceibes. También rescata opiniones como las tiranteces con su colega de juventud el escritor Xavier Alcalá, sobre la autoría de algunas letras y descubre el sorprendente despliegue de recursos que la compañía RCA Italia puso a disposición de Dobarro para grabar un disco en italiano que lo catapultase internacionalmente. La foto en los estudios de Roma con Nicola di Bari certifica la dimensión de otro interesante episodio que tampoco acabó bien. “Andrés grabó para RCA Italia un disco en italiano al completo, con versiones de O Tren, Teño Saudade y Corpiño Xeitoso, pero el disco no llegó a ver la luz y el máster debería estar en algún sitio, pero está extraviado”, detalla decepcionado el autor. Su búsqueda incansable por archivos, hemerotecas y viejas discotecas se vio recompensada por un sorpredente hallazgo: una versión en holandés del tema San Antón, “un vinilo descatalogado que me dejó alucinado”. Rego buceó por archivos de todo tipo y escuchó mucho material del prolífico trabajo que dejó Dobarro, también algunos descartes recopilados sobre los que tiene su opinión: “transmite más emociones un descarte de Andrés que la mitad de los solistas de la época.”
Los varios intentos de convertir a Dobarro en un artista internacional tendrían su punto culminante en México, un país que el ferrolano consideraba su segunda casa y donde había hecho varias galas exitosas. Allí regresó a mediados de los setenta para hacer una serie de conciertos programados pero otra vez la desgracia se cruzó en su camino. Los contratos se rompieron y Dobarro acabó allí con toda su familia y sin trabajo. Tuvo que vivir del trabajo de Paula, su mujer y compañera fiel hasta el final y de lo que él mismo pudo conseguir trabajando como gerente de un hotel. A partir de ahí, ya nunca más remontaría su carrera ni su vida, que se extinguiría definitivamente en la navidad de 1989. El propio Fernández Rego y muchas voces en Galicia siguen reivindicando la dimensión de esta figura y un reconocimiento institucional digno, a la altura de todo lo que aportó como artista.
“Dobarro es una figura que forma parte de la educación sentimental y popular gallega y merece un reconocimiento institucional. Creo que sería justo pedir un día das Letras Galegas para Andrés porque fue un gran escritor de letras en gallego y un artista clave en la popularización del idioma” reivindica Fernando Fernández Rego para este gran artista que un día, quizá impotente porque vio como el éxito se le escurrió entre las manos y no pudo volver a atraparlo, arrojó la toalla. En una de las últimas entrevistas que concedió dejó unas declaraciones donde muestra su desolación: “pasaba un año, pasaba otro y no salía nada. Y piensas 'me rindo'. Yo me rendí”.
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