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Sanidad

Primer trasplante renal completo con cirugía robótica en Europa

Cirujanos de la Fundación Puigvert de Barcelona operan con éxito a una joven de 25 años La intervención se ha realizado a través de una una máquina robotizada

Jessica Mouzo

Judit tiene 25 años y tres riñones en su cuerpo. Uno de ellos no funcionaba correctamente desde que en 2009 le detectasen el Síndrome de Alport, una enfermedad minoritaria que provoca disfunciones renales. El tercero se lo trasplantaron hace apenas una semana a través de una técnica pionera en Europa. Cirujanos y urólogos de la Fundación Puigvert de Barcelona han realizado por primera vez en Europa un trasplante de riñón completo con cirugía robótica. La intervención se ha llevado a cabo a través de los brazos mecánicos del robot Da Vinci controlados por los especialistas. La técnica, diseñada por un médico estadounidense y otro indio, se prevé una revolución en la cirugía de trasplantes renales.

Aunque un equipo de cirujanos italianos ya empleó el famoso Da Vinci para realizar parte de un trasplante de riñón, esta es la primera vez que se interviene completamente a través de esta técnica pionera con la máquina robotizada. A los mandos del robot han estado las manos del doctor Alberto Breda, que junto a su compañero, el urólogo Lluís Gausa, recibió formación específica directamente de los médicos que diseñaron la técnica. La complejidad de la operación y la necesidad de practicar y desarrollar bien el procedimiento son los motivos por los que todavía no se había desplegado completamente en Europa. “Todo esto comienza hace un año en EE UU cuando un cirujano de Detroit y otro de India desarrollan la técnica, que ya está estandarizada. Este es el primer trasplante robótico en España y el primero totalmente robótico de Europa, pero entre EE.UU e India ya se han hecho más de 500”, puntualiza Breda.

Se trata de una técnica mínimamente invasiva y los riesgos disminuyen exponencialmente

La nueva técnica ha supuesto una alternativa a la cirugía abierta tradicional y a la laparoscópica, ya que se trata de un procedimiento mínimamente invasivo y los riesgos disminuyen exponencialmente. Además, la precisión y la destreza de los brazos robóticos aportan más seguridad al cirujano a la hora de intervenir. La posibilidad de error se minimiza.

“La cirugía abierta es traumática para el paciente y compleja para el cirujano; la laparoscópica tiene sus puntos negativos como que se trata de instrumentos largos y rígidos, hace cortes imprecisos y la visión es en dos dimensiones”, explica el doctor Humberto Villavicencio, director del servicio de urología de la Puigvert. La cirugía robótica, en cambio, simplifica la intervención y minimiza las complicaciones en la intervención y las posoperatorias. “Es una técnica efectiva para los profesionales porque permite reproducir nuestras habilidades con precisión. Tienes visión en 3D y elimina el temblor fisiológico, que se suele magnificar cuando nos ponemos las lentes de aumento”. Además, el sistema de seguridad de la propia máquina paraliza los instrumentos cuando el cirujano se separa del visor o aparta las manos de los mandos.

En la intervención de Judit, que duró seis horas, dos equipos de cirujanos trabajaban simultáneamente en sendos quirófanos contiguos. En uno, los especialistas extraían el riñón de una donante viva —la madre de la joven— y en el otro, un equipo quirúrgico con Breda y Gausa al frente preparaban a la joven haciéndole pequeñas incisiones en el abdomen para colocar los cuatro brazos robóticos. “Solo cuando el quirófano de la receptora está listo, se hace la extracción a la donante. Las dos entran a la sala de operaciones al mismo tiempo por cuestiones de seguridad. Tenemos que tener preparado el campo operatorio de la receptora para trasplantarle el riñón rápido y reducir el riesgo de isquemia renal [disminución de sangre en los riñones]”, explica Breda. El órgano aguanta, como mucho, una hora sin perfusión sanguínea.

La cirugía robótica mejora el resultado funcional y estético en el trasplante de riñón

Cuando el cuerpo de la receptora estuvo listo y se extrajo el riñón de la donante, se desengancharon los brazos robóticos del abdomen y se le hizo a la joven otra escisión de cinco centímetros a la altura del ombligo para introducir el órgano. Los cirujanos volvieron a colocar las articulaciones mecánicas y desde los mandos, con una visión 12 veces ampliada del tamaño real de los vasos sanguíneos, Breda comenzó la anastomosis de los conductos principales, esto es, la unión de los vasos ilíacos y el uréter al riñón para que la sangre vuelva a correr con normalidad por el órgano trasplantado. “Tenemos que ser rápidos para que el riñón no sufra y con esta intervención hemos demostrado que al menos la cirugía robótica es igual de rápida que la tradicional”, señala Breda.

El resultado es que Judit, una semana después de someterse a un trasplante renal, será dada de alta. Aunque todavía baja de defensas, la joven se encuentra “perfectamente” y su nuevo riñón funciona a pleno rendimiento. No podrá tomar el sol este verano y tiene que evitar grandes aglomeraciones en sitios cerrados para cuidarse de no adquirir algún virus debido a la inmunodepresión propia del postoperatorio. “Tengo alguna molestia pero se puede soportar. A partir del segundo día, estaba cada vez mejor”, concluye la joven, que retrasó la operación para acabar los exámenes y graduarse en la universidad como maestra de educación infantil.

Los especialistas aseguran que esta intervención “establece un precedente” porque mejora el resultado funcional y estético en el trasplante de riñón. “La receptora requiere menos transfusiones de sangre durante la operación, padece menos dolor postoperatorio y necesita menos analgésicos, además de que no tiene que pasar tanto tiempo en el hospital”, concluye Breda e insiste: “Es una técnica estandarizada y reproducible. Cualquier cirujano de trasplante renal puede aprender la técnica y ponerse a los mandos de la consola”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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