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La Fábrica de Tapices acumula pérdidas por valor de cinco millones

Las administraciones públicas que la subvencionan han disminuido drásticamente sus aportaciones en los últimos años

Trabajadores en los telares de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, el pasado miércoles.
Trabajadores en los telares de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, el pasado miércoles. SANTI BURGOS

La Real Fábrica de Tapices, la más prestigiosa institución europea especializada en este tipo de labores artesanales y cuya historia se remonta a 1721, está atravesando una gravísima crisis económica. Arrastra pérdidas de, al menos, 5,3 millones de euros y las administraciones públicas que la subvencionan han disminuido drásticamente sus aportaciones en los últimos años. Las ventas no aumentan, sus 52 trabajadores no cobran, se ha despedido a una veintena en los últimos años y las deudas con la Seguridad Social y con Hacienda crecen, según las cuentas de la fábrica a las que ha tenido acceso EL PAÍS. Este periódico no ha conseguido en los últimos días contactar con la dirección para conocer su versión sobre el estado contable.

La fábrica debe un total de seis mensualidades a sus trabajadores porque literalmente no tiene fondos con qué hacer frente a estos pagos. Acumula pérdidas cercanas a los seis millones de euros, según refleja la cuenta de resultados de 2013 de la fundación que la gestiona. Esta fundación tiene como patronos al Ayuntamiento de Madrid, a la Comunidad y al Ministerio de Cultura.

Las cuentas indican que los gastos en personal y cargas sociales han ido disminuyendo paulatinamente cada año, pero que las pérdidas lo han hecho en sentido contrario: aumentan. En 2011, la Real Fábrica perdió 175.859 euros, frente a los 1,12 millones de 2013. Algo parecido ocurre con la deuda bancaria a largo plazo: 242.000 euros en 2011, 354.756 en 2012 y 1,24 millones en 2013. A corto plazo, el endeudamiento con los bancos (12 entidades), en cambio, se ha rebajado: de los casi dos millones de 2011 se ha pasado a los 1,3 millones en el ejercicio 2013. Bankia y el Banco Popular son los mayores acreedores. Los trabajadores señalaron el pasado miércoles que la directora de la fábrica pidió otro crédito bancario de 300.000 euros para poder abonarles las nóminas pendientes, pero “el dinero nunca llegó”. Desconocen las razones.

José Luis Hijosa, secretario de Acción Sindical de UGT, explica que la disminución en el gasto de personal se debe a que “han despedido trabajadores”. “Sobre todo gente joven que estaba con contratos eventuales y trabajadores mayores que han terminado yéndose porque veían que las cosas iban mal”. En total, 20 empleados en los últimos cuatro años.

PSOE: “Un desprecio al patrimonio histórico”

El portavoz socialista en el Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona, sostiene que las administraciones están dejando morir a la Real Fábrica. "Todo se debe a la Ley de Sostenibilidad del ministro Montoro y a la reducción brutal de las ayudas. Como concejal, me encuentro una administración que abandona a sus trabajadores, no paga impuestos y desprecia nuestro patrimonio histórico".

Por su parte, la concejal de Cultura, Celia Mayer, se comprometió el pasado martes, según Efe, a adoptar “medidas de coordinación con la Comunidad y el Ministerio de Cultura para buscar soluciones ante el atraso en el pago de salarios”.

Mayer, que visitó la fábrica, achacó la situación “a la falta de un proyecto de continuidad laboral en la institución y a que los principales clientes potenciales —Ministerio de Asuntos Exteriores, Patrimonio Nacional y Senado— han adjudicado progresivamente estos trabajos a empresas privadas”.

El saldo contable de la Real Fábrica también señala que a los “acreedores comerciales” la institución centenaria debe 1,45 millones de euros, entre los que se incluyen 491.000 euros a las Administraciones públicas (123.586 euros de IVA impagado, 244.275 euros del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas y otros 124.052 euros de las cuotas de la Seguridad Social de los trabajadores de la empresa).

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Los ingresos provienen de la fabricación de tapices (1.845.827 euros), del alquiler de las salas de su sede para fiestas o convenciones (767.456 euros), de la venta de alfombras (207.853) y de otras actividades como el cobro por las visitas a la fábrica o la limpieza de tapices. En total, la fábrica ingresó por sí misma 2,1 millones en 2013, lejos de los 2,7 millones que recaudaba solo dos años antes.

Además, tanto el Ministerio de Cultura, como la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid le aportaron en 2013 320.076 euros, casi la mitad de lo que le entregaron en 2011. En el caso de la Comunidad, el descenso de las subvenciones fue brutal: de 395.401 euros en 2011 a 93.375 euros dos años después. El Ministerio de Cultura también llevó a cabo una sustancial reducción de sus ayudas a la Real Fábrica de Tapices: de 260.000 a 185.000 euros. El Ayuntamiento, en cambio, comenzó en 2013, con Ana Botella al frente, a subvencionarla. Le concedió en 2013 un total de 75.000 euros a fondo perdido.

Las cantidades recaudadas por la institución se destinan fundamentalmente al pago de sus trabajadores (1,1 millones anuales), a cargas sociales (303.624 euros), a la contratación de servicios profesionales independientes, a suministros y al abono de los servicios bancarios y seguros. En existencias, la fábrica acumula 2,8 millones de euros, de los que 2,3 son de productos terminados y otros 266.961 euros son de lana, su principal materia prima.

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