Movimientos sociales: con un pie en la calle y otro en el Ayuntamiento
Plataformas y entidades defienden su papel de presión a las candidaturas ciudadanas
Las candidaturas ciudadanas que han entrado en los ayuntamientos catalanes tras las elecciones del pasado domingo beben en buena parte de los movimientos sociales que llevan años de lucha en la calle: la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), las mareas que defienden la sanidad o las guarderías públicas, la Alianza contra la Pobreza Energética, los colectivos de barrio… Ahora, en el caso de Barcelona, tras la victoria de la fundadora y exportavoz de la PAH, Ada Colau, al frente de BComú, serán “los suyos” quienes gobiernen.
¿Corren el riesgo los activistas de relajar sus protestas ante la institucionalización? ¿Habrá fuga de cerebros a las filas de los ayuntamientos como explica el historiador Marc Andreu que ocurrió con las asociaciones de vecinos de la ciudad cuando llegó la democracia? ¿Y qué ocurrirá si quienes gestionan las ciudades no cumplen sus expectativas?
Las candidaturas han asumido que debían ser una realidad autónoma, dice Jordi Mir
El profesor del Observatorio de los Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, Jordi Mir explica que parte de la reflexión se ha hecho a priori. Que las candidaturas “han tenido claro que debían ser una realidad autónoma de los movimientos, asumiendo que si hay trasvaso a las instituciones es temporal y que no compromete al espacio anterior”. En parte, precisamente porque en los movimientos todavía hay activistas veteranos que alertaron de que según qué sangrías no podían repetirse. El mensaje es: “No podemos decir que no estuviéramos avisados”.
Sobre posibles conflictos en el futuro por no cumplir las expectativas, Mir subraya que “Colau ha tenido la precaución de no decir ‘haremos’ sino ‘haremos todo lo posible por hacer’”. Considera que el nivel de comprensión será probablemente mayor y recuerda una frase de la candidata de Ahora Madrid, Manuela Carmena: “La única seguridad que tenemos es lo que hemos hecho”.
“La PAH tuvo claro que no todos podíamos ir a las instituciones", asegura su portavoz
El actual portavoz de la PAH de Barcelona, Carlos Macías, eligió quedarse en los movimientos. “La PAH tuvo claro que no todo el mundo se podía marchar a las instituciones, porque hay que estar en la calle y si Barcelona en Comú ha llegado al Ayuntamiento es gracias al trabajo previo”. Macías cree que los movimientos “son necesarios sea quien sea el partido que gobierne”, y mantiene que se necesitan unos a otros. “Que las movilizaciones ciudadanas continúen dará fuerza a quien esté en las instituciones ante las presiones”. La PAH se declara “apartidista” , pero celebra que las candidaturas recojan sus demandas: “Si no cumplen les señalaremos y presionaremos, como siempre”, advierte. Desde la Alianza contra la pobreza energética, Maria Campuzano coincide en que “ahora más que nunca el papel de los movimientos sociales debe ser fuerte en la calle para presionar para que las demandas que las candidaturas han incorporado se cumplan”.
Otro frente de las luchas sociales es el territorio. El presidente de la FAVB, Lluís Rabell, alertó el lunes a Colau de que nadie puede resolver los problemas “sin contar con la inteligencia colectiva que late en los barrios”. Desde la Plataforma Som Paral.lel, Marc Serra también cree que los movimientos ciudadanos “son más importantes que nunca”. “De la misma manera que el nuevo Ayuntamiento tendrá presiones de lobbies económicos, es importante que las plataformas vecinales sigamos en la calle para que puedan aplicar el programa”. Reconoce que “existe un riesgo real de desactivación”. Y la receta, mantiene, es “garantizar el apartidismo y autonomía de los movimientos para seguir trabajando con la independencia e intensidad necesaria para los barrios que queremos”. Ante futuras situaciones de conflicto —“que seguro habrá”, vaticina Serra— espera un mejor trato que hasta ahora. El activista vecinal apunta que “seguramente una de las claves de la derrota de CiU ha sido el menosprecio a las necesidades y demandas de los barrios”.
El "menosprecio" a los barrios explica la derrota de CiU, cree Som Paral.lel
No es de Barcelona, pero la voz de Pau Llonch, activista, miembro de la PAH de Sabadell i la Crida per Sabadell, no está de acuerdo en que los movimientos deban ser apartidistas. “La separación postmoderna entre movimientos y política es artificial”, mantiene y explica que su participación en luchas sociales no ha respondido a “mantener cierta pureza apartidista y menos apolítica sino como herramienta para generar consciencia de clase y reforzar también las organizaciones políticas”. “Es legítimo hacerlo y en el caso de BComú también ha pasado. Es la PAH quien explica el éxito: se ha generado un liderazgo personal colectivamente que ha escogido reforzar un espacio político”. Sobre el papel de los movimientos con un pie en las instituciones, afirma que “podrán construir alternativas en un ambiente de menos hostilidad”.
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