El gerente del Macba toma el poder
Joan Abellà dobla sus funciones y deja de depender jerárquicamente del director, tras el cambio de estatutos del museo el pasado mes de abril
El cambio de estatutos del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) estaba programado con anterioridad a la crisis que desde marzo ha azotado —y sigue haciéndolo— al museo, tras decidir su director Bartomeu Marí no inaugurar, horas antes de lo previsto, la exposición El soberano y la bestia, por una obra que hacía referencia al rey Juan Carlos I. Su decisión acabó mal: Marí dimitió, tras cesar a sus dos comisarios estrellas, Valentín Roma y Paul B. Preciado, y situó al museo en el punto de mira, tras considerarse la decisión como un acto de censura cultural.
Con la actualización de los estatutos se buscaba adecuar la entidad a las últimas modificaciones legales y adscribir el museo al Ayuntamiento, que pasa a ser la administración dominante, por ser quién más aporta a su financiación, por encima de Generalitat y Ministerio de Cultura. Pero en el nuevo reglamento se han introducido una serie de cambios que refuerzan y dan mayor protagonismo al gerente, en este caso Joan Abellà, dentro del organigrama, tras duplicar sus funciones con respecto a los estatutos que han estado vigentes desde septiembre de 2013, tal y como reconoce en el preámbulo el acuerdo publicado en el Diari Oficial de la Generalitat del 9 de abril. Además, el cargo del gerente deja de estar jerárquicamente bajo el director y pasa a depender y ser nombrado por el Consejo General, formado por 22 vocales —dos más que antes— de las tres administraciones y de la Fundación Museo de Arte Contemporáneo.
Y es que si hay alguien reforzado de esta crisis es precisamente el gerente, una de las pocas personas del equipo directivo que se mantiene tras el tsunami que vive el centro desde hace tres meses. Mucho más tras el cambio de estatutos en el que la gerencia pasa a desempeñar de cinco a diez funciones: Además de autorizar y disponer los gastos, ordenar pagos y rendir cuentas, contratar obras y servicios, siempre que no supere un 10% del presupuesto y gestionar los bienes inmuebles adscritos al Macba, suma otros tan golosos como la dirección de todo el personal que trabaja en el centro, con el poder de contratar, despedir y sancionar a todos los empleados y la de poder elaborar el contrato programa, dos de las funciones que hasta ahora eran potestad del director que no tendrá ninguna autoridad sobre el personal y se limitará a elaborar el programa artístico.
Fechas de una crisis
17 de marzo. Bartomeu Marí no inaugura La bestia y el soberanopor la negativa de los comisarios a retirar una obra alusiva a Juan Carlos I.
19 de marzo. Marí decide abrir la exposición y pone su cargo a disposición del Consorcio.
21 de marzo. Abre sus puertas la exposición con la polémica escultura.
23 de marzo. El Consorcio acepta la dimisión del director que cesa al conservador jefe Valentín Roma y al jefe de programas Paul B. Preciado.
9 de abril. El DOG publica los nuevos estatutos del Macba.
12 de mayo. Se convoca un concurso internacional para escoger nuevo director.
20 de mayo. Marí reaparece en la exposición de Imán Issa.
21 de mayo. 157 intelectuales firman un manifiesto contra la instrumentalización cultural.
La figura del director dentro de los nuevos estatutos también crece en funciones, de seis a siete, pero todas son de menor rango: Mantiene la dirección artística (no la patrimonial), el poder de asesorar técnicamente a otros órganos de Gobierno y suma la dirección de los servicios que el museo preste y las actividades que haga; emitirá un informe sobre la aceptación de donaciones y herencias y propondrá la compra de obras de arte que no sean superiores a los 15.000 euros, que tendrá que acabar aprobando el gerente, y si supera esta cifra lo tendrá que validad la Comisión Delegada.
Jaume Ciurana, hasta las elecciones de hace justo una semana, teniente de alcalde de Cultura de Barcelona asegura que no hay que buscar ninguna relación entre el ascenso de poder de la gerencia y la dimisión de Marí. “Hace más de un año y medio que se comenzó a trabajar el tema, con la intención de que la dirección de concentre más en los artístico, seleccionando contenidos y la gerencia en hacer funcionar la máquina”, explica Ciurana, responsable de la administración que ahora “dirige” el Macba. El político insiste en que los nuevos estatutos reconocen una práctica que ya se hacía hace tiempo. “Si se ha tardado tanto en renovar los estatutos es por haber tantas administraciones implicadas”. Para Ciurana, el modelo al que se parece ahora el Macba, es no tanto el Liceo como el Auditori, “que tiene un gerente, Valentí Oviedo, que gestiona el centro, dirige el márquetin, el control de taquilla y al personal, mientras que el director Joaquím Garrigosa, coordina los contenidos. Un modelo, por otra parte, en el que se ha simplificado mucho la estructura”.
El miércoles 20 de mayo, durante la presentación de la exposición de Iman Issa en el Macba, I Premio de la Fundación Han Nefkens, mientras el director dimisionario —su renuncia al cargo no se ejecutará hasta la llegada de un nuevo director, a finales de julio— se mostraba esquivo y se limitaba a asegurar que no era el momento de hablar y que haría “una comparecencia antes de marchar”; el gerente se explayaba explicando cuales habían sido las exposiciones que se habían visto afectadas —anuladas o pospuestas para un mejor momento— por el cambio en la dirección del centro y aseguraba que el concurso internacional puesto en marcha por el Ayuntamiento estaba “generando un gran interés”. Los candidatos que se presenten seguro que ya sabrán que su poder será menor que el de Marí y que tendrán que lidiar de tú a tú con la gerencia para poder desempeñar su labor.
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