Una fundación acoge a animales víctimas del tráfico ilegal
"Especies en vía de extinción no pueden ser usados con fines comerciales”, dice Alicia Sánchez, del Convenio sobre el Comercio de Especies Amenazadas
“Como las drogas, o el tabaco, los animales se convierten en un objeto más con los que se hace contrabando”, dice el capitán Vivas de la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente de la Guardia Civil (UCOMA). Este delito que peligra contra la diversidad de la fauna se convierte además en un problema logístico para las autoridades que se deben hacer cargo de los animales confiscados, algunos en vías de extinción. En respuesta a esta situación, la Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad (FIEB) ha formalizado el proyecto Creación y gestión de un centro de rescate CITES, que acoge en su sede de Casarrubios del Monte (Toledo) a las especies incautadas por la Guardia Civil. Allí los animales son rehabilitados para su posterior reubicación. Este proyecto cuenta con la colaboración de la autoridad española CITES y la Fundación Banco Santander.
Las instalaciones de FIEB empezaron a adecuarse para su uso hace cinco años. Desde hace dos años la organización inició sus proyectos de protección de biodiversidad. “Trabajamos en cuatro líneas, como centro de rescate CITES, en investigación sobre el comportamiento animal, pero sin ningún tipo de experimentación, en proyectos de conservación, como la cría en cautividad del visón europeo y por último en restauración ecológica", afirma Alejandro Fernández Riba, presidente de FIEB.
CITES, el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, fue firmado en Washington en marzo de 1976. Actualmente 181 países hacen parte del acuerdo. España se adherió al tratado en 1986. “Las especies se clasifican en distintos anexos según su peligro de extinción. Aquellos animales que están en mayor peligro no pueden ser utilizados con fines comerciales, y menos en el mercado ilegal”, explica Alicia Sánchez, subdirectora de CITES.
Algunos animales no sobrevien el transporte ilegal. “Es muy habitual los loros en tuvos de PVC agujereados. Los duermen un poquito, los van metiendo embutiendo como si fueran bolas”, explica el capitán Vivas y añade que el precio por un loro puede ser de 18.000 euros. En la sede de FIEB los animales que logran sobrevivir el transporte, “se rehabilitan muy pronto”, afirma Felicitas Pina, de la UCOMA, y recuerda un buho blanco incautado en la Operación Crisálida del SEPRONA.
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