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El empleo vuelve a crecer entre los inmigrantes

Los agentes sociales denuncian que baja la calidad de trabajo en este segmento

Hely Hdara.
Hely Hdara.Gianluca Battista

El colectivo inmigrante, uno de los más vulnerables ante la crisis, vio en 2014 signos de una ligera recuperación en materia laboral. Por primera vez en siete años, la contratación de extranjeros en Cataluña aumentó en vez de disminuir: 481.614 contratos, el 5,2% más que en 2013. El número de inmigrantes afiliados a la Seguridad Social también creció desde el inicio de la crisis: una media de 341.762 personas en diciembre de 2014, el 4% más que el año anterior. Los indicadores parecen positivos, pero los agentes sociales denuncian que se trata de una mejora residual: la economía levanta cabeza y este progreso alcanza a este sector de la población, pero con una intensidad mucho menor que al resto.

“El dato es engañoso” advierte la directora de Formación e Inserción de Càritas, Àngels Valls. “La ligera recuperación del empleo es para todos. Pero los nacionales han mejorado sus posibilidades más que los extranjeros”, sostiene. Según el Boletín de flujos del mercado en Cataluña, el porcentaje de los inmigrantes que entre el tercer y cuarto trimestre de 2014 no pudieron salir del paro cayó del 75,35% en 2013 al 73,86% en 2014. Una mejora que entre los españoles fue mayor: pasó del 73,50% al 69,05%.

“La ventaja de los nacionales creció: antes era de casi dos puntos respecto a los extranjeros y ahora, de más de cuatro”, afirma Valls. Lo mismo sucedió con el porcentaje de desempleados que pasaron a ser ocupados: “Antes, la tasa de personas que salían de las listas del paro porque encontraban empleo era de alrededor del 13% tanto para españoles como para extranjeros. Ahora, la diferencia es de más de tres puntos: 18,28% y 14,5%, respectivamente”, añade.

El año pasado se realizaron en Cataluña 24.000 contratos más a extranjeros que en 2013 y, sin embargo, su peso sobre el total de la contratación cayó hasta el 19,7%. La proporción más baja de toda la crisis.

El responsable de Migraciones de CC OO, Carles Bertran, asegura que el sindicato no ha notado que la situación del colectivo haya mejorado. Añade que es posible que el incremento de la contratación lo hayan acaparado los procedentes de países comunitarios: “Entre los de fuera de la Unión Europea, la tendencia sigue siendo la del retorno al lugar de origen”.

Según el Ministerio de Trabajo, Cataluña cerró 2014 con un 3,7% menos de asalariados extracomunitarios que el año anterior. Los de la UE, en cambio, aumentaron un 7,3%. En diciembre de 2009, había 85.169 empleados comunitarios que representaban el 27,3% de los asalariados extranjeros. Cinco años después, ascienden a 89.524 y suman el 30,3%. Los que vienen del resto del mundo aún siguen siendo mayoría —200.000 asalariados en enero de este año—, pero han disminuido un 18% en los últimos seis años. La tasa de paro en toda la población extranjera ha caído más de cuatro puntos en dos años, pero todavía es alta: 35,7%.

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El director de Cooperación Internacional de la Cruz Roja en Cataluña, Ramon Jané, sí ha notado un ligero crecimiento cuantitativo en la contratación, pero pide que no se pierda de vista el deterioro cualitativo: “En nuestro proyecto de inserción laboral para personas de baja empleabilidad, hemos visto que hay más oportunidades de trabajar pero de forma muy precaria, con condiciones de baja calidad y de forma temporal”. La consecuencia, destaca Jané, es que salir de la lista del paro no es suficiente para acabar con los problemas: “Con los salarios que se pagan hoy muchas personas se han reinsertado en el mercado laboral y aun así no superan el umbral de la pobreza”.

Y a esto se suma la incertidumbre causada por la temporalidad, que hace que el angustioso proceso de búsqueda de empleo se repita varias veces a lo largo del año. Seis de cada siete contratos formalizados en 2014 en Cataluña a extranjeros fueron temporales: uno de cada cuatro tuvo una duración de menos de un mes y solo el 3% superó el semestre. Hely Hdara, de 39 años, firmó tres. “Tuve más trabajo en 2014, precario y mal pagado, pero gracias a Dios he ido consiguiendo faena estos años”, relata este saharaui, que ha vigilado obras para la misma empresa durante los últimos dos años.

Temporalidad, parcialidad y bajos sueldos se han convertido en el precio a pagar para inmigrantes cuya prioridad es mantener su situación legal, como Hdara: “Cuando llegué en 2008, me costó dos años conseguir los papeles. Necesito cotizar para tener derechos, aunque gane menos. No descarto el trabajo en negro, pero como última opción para sobrevivir. Lamentablemente, a veces no te dejan elegir”.

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