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LA CRÓNICA DE BALEARES
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los amos, corrupción callada

Modos particulares de explotación privada que existen en la política

Los amos, en casi todos los pueblos, han dirigido planes y reformas y se han beneficiado de la trasformación de los entornos.
Los amos, en casi todos los pueblos, han dirigido planes y reformas y se han beneficiado de la trasformación de los entornos. tolo ramon

Es un brazo —oculto— del poder que actúa sagaz, entre susurros, cerca de los despachos, maneja el mercadeo de tierras y solares desde las penumbras. Es una malla coral de individuos soberanos en sus feudos, pero con simpatía mutua y respeto por los respectivos territorios que dominan.

En el sistema de relaciones inmediatas en unas islas, con una sociedad tan familiar y anónima, existe un predominio de unos pocos personajes, aquellos que marcan las oportunidades en muchos negocios ligados a la propiedad que se anota en el catastro, un comercio que da poder.

En la trastienda de la autoridad, indican prioridades privadas y señalan decisiones a favor de sus opciones, que son ofertas y precios seguros. La construcción de modos particulares de explotación privada de la política se hace mediante la definición de nuevos polígonos, en la adquisición de parcelas, en el aval de informes medioambientales o la concesión de licencias oportunas, el señalamiento de expropiaciones y las profundas reformas del urbanismo público a la carta, con nombres y apellidos. Y se modifica el trazado de carreteras para no afectar a determinados dueños.

Quien decide está atado al ‘amo’, está comprometido, es socio o vicario

Los amos apenas arriesgan, son la banca, siempre ganan, juegan con cartas marcadas. Solicitan recalificaciones urbanísticas, permutas y adquisiciones públicas. Manejan el antiguo capital terrenal, el origen del capitalismo. Agazapados, sin debates públicos, sin urgencias de dinero de bolsillo de hoy para mañana, su mercado se alimenta de las complicidades, de un tráfico de relaciones desiguales. Su legitimidad por el dominio de la situación es ajena a las urnas. Es la fuerza de la corrupción callada, de tú a tú.

Son los amos porque administran la realidad oficial, la herencia de la tierra, definen el urbanismo y el paisaje, dan uso y valor a los terrenos. Condicionan la actuación de instituciones porque ellos promueven o vetan a políticos que ocupan cargos y son sus delegados reales.

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[El escritor Guillem Frontera novela situaciones semejantes en su nuevo libro Sicilia sense morts (Club de l’Editor). Frontera habla de la Mallorca oficial y de la profunda que conoce, con tanto mafioso sin armas visibles y muertos en el armario. La obra nace en el sello que lanzó a Llorenç Villalonga y a Frontera con Els carnissers.]

Aquí se han cambiado leyes para ajustarlas a los intereses de alguien (muchos) determinado. El catálogo de parches y reformas legislativas y de decretos ley es extenso. Casi nada es gratuito. Tras desabrochar la construcción de un centro comercial encharcado durante años, un amo y su testaferro se han repartido dos millones de euros; vendieron la ficha, el trámite y la espera.

Existen políticos que obran atados al amo, comprometidos, están hipotecados con quien es su protector. No habrá nombres de personas y ayuntamientos pero existen casos en los que se ha dado —y se da— la más sibilina y cruel subordinación de una autoridad a su amo-mecenas: el mercader firma avales personales al político, rubrica su crédito o gestiona la liquidación de sus préstamos a plazo, la fidelidad asegurada.

En más de un lugar, parientes de esa gente, ajena a los partidos, dominan Ayuntamientos y consejerías. El sistema ha sido penetrado por otro sistema. Así de crudo y no tan secreto. Además, hay grupos políticos históricamente atrapados en ese juego de financiación amiga, exclusiva.

A la sombra, sin pugnas públicas —apenas sin fotos suyas— los amos, en casi todos los pueblos, han dirigido planes y reformas y se han beneficiado de la trasformación de los entornos. Sus minas de solares son identificables, trabajan a largo plazo, con fondos sólidos.

El suyo es un Monopoly con fuego real, con solares y millones. Manejan el tapete, sin urgencias ni jaleos controlan sus influencias. En este contexto propician operaciones de profundidad y aguardan el momento para ejecutar sus golpes.

Han alentado la ampliación de los núcleos turísticos y fijado los la situación de rondas urbanas; así se posicionan y venden con alta cotización casi todas las tierras que adquirieron a precio de finca agrícola.

Son mercaderes, corredores de fincas, en las bambalinas de la política cercana, especulan desde la información privilegiada y su capacidad de influencia. Eso es otra expresión de ‘Baleares SA’, las continuas complicidades político-económicas, el sistema que se retroalimenta, siempre.

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