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Euskadi cambia, el Parlamento no

La ponencia que estudia modificaciones en el Reglamento del Parlamento se ha reunido dos veces en dos años, pese a las demandas de los grupos

Pedro Gorospe
El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, bromea durante el receso de un pleno del Parlamento.
El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, bromea durante el receso de un pleno del Parlamento.l. rico

Todos los grupos del Parlamento vasco son plenamente conscientes de que algo va mal en la casa de la palabra. Quien más quien menos coincide en que muchos debates se inflan para agotar los tiempos, con argumentos reiterativos y temas que se repiten una y otra vez con preguntas, interpelaciones o mociones, e incluso en proposiciones no de ley.

También es cuestionada la estructura de los plenos monográficos, con el debate tardío de unas propuestas de resolución que en ningún caso son consecuencia del debate. ¿Por qué no arrancar debatiéndolas directamente?

Y todo ello sin hablar de la transparencia. En un contexto en el que las instituciones avanzan en esa vía, hacia estructuras de cristal en la que los ciudadanos puedan consultar cualquier aspecto público relacionado con sus representantes, el Parlamento vasco no ha adoptado el papel de impulsor de ese nuevo modelo. Las declaraciones de bienes y patrimonio de los diputados siguen siendo una cuestión interna, y no se plantea que las agendas de los diputados sean abiertas y públicas, como una manera de poder detectar la presencia de lobbys alrededor de los parlamentarios.

Tiempo, transparencia y participación

Juanjo Agirrezabala (EH Bildu)apuesta por un Parlamento en el que la transparencia sea mayor, la participación ciudadana real y los bienes de los parlamentarios al finalizar su mandato se puedan comparar con los que tenían cuando accedieron al escaño.

El portavoz popular, Antón Damborenea es muy crítico con los tiempos de los debates y propone un acercamiento a las fórmulas del Congreso de los Diputados con preguntas y respuestas rápidas: “Hay que priorizar las réplicas para darle viveza e interés al debate”.

El PSE sostiene que lo más apropiado sería extender los periodos hábiles a todos los efectos desde el 15 de enero al 15 de julio, además del existente del 1 de septiembre al 31 de diciembre, de forma que al menos todas las comisiones puedan seguir funcionando sin que sea necesario solicitarlo y dar curso así a las iniciativas que los grupos plantean, defiende José Antonio Pastor.

Para los socialistas, en materia de transparencia habría que fiscalizar las declaraciones de bienes al acceder al escaño y al dejarlo, tal y como se aplica ya en otras administraciones, y en coherencia con la recién aprobada ley reguladora del código de conducta del cargo público y su régimen de incompatibilidades.

Sobre el hecho de que esos registros sean públicos empiezan a surgir algunas diferencias. Si para UPyD y EH Bildu eso debiera de estar por encima de cualquier debate, el resto de los grupos, lo puntualizan: control sí, acceso libre no. Gorka Maneiro propone que se sepan y puedan consultar nóminas, bienes patrimoniales, sueldos y asignaciones de todo tipo, sin límite.

Todos los grupos coinciden en que el Reglamento necesita una puesta al día para acercar la institución a los ciudadanos y agilizar su encorsetada actividad, pero el cambio no llega. En el contexto de una Euskadi cambiante, y con unos políticos, también en horas bajas, la Cámara se conserva a sí misma: En dos años, la ponencia que estudia la transformación de su reglamento se ha reunido dos veces, y ambas después del pasado verano. Una proposición impulsada por el PSE y que salió adelante en marzo de 2013 obligaba a la institución a desplegar las antenas y dar cuenta anualmente de las necesidades de actualización.

Aunque el modelo de parlamentarismo británico o francés, más ágil e imprevisto, con preguntas a ciegas para el Gobierno está, todavía, un poco lejos, todos los grupos han remitido sus listados con posibles cambios para devolver el brillo y la chispa a los debates, más allá de las capacidades personales de sus señorías. “No hay ninguna voluntad por hincarle el diente”, critica casi al unísono toda la oposición frente a un PNV que también apuesta por agilizar los debates, pero sin restar estabilidad a un Reglamento “que no se puede cambiar cada dos días”.

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Todo ello figura ya en el tomo que los servicios de la Cámara han facilitado a los grupos para debatir en la próxima cita de una ponencia que todavía no tiene fecha, a pesar de que el resto de la sociedad está transformando muchos usos y costumbres en tiempo récord.

“El reglamento no puede ser un corsé, pero tiene que ser estable”, sostiene el representante del PNV Iñigo Iturrate, sobre todo cuando se trata de un reglamento garantista como el vasco, que “protege a las minorías”. Aunque el PNV no va a liderar ni proponer ningún cambio, “nos sumaremos a quien vaya en la dirección de reducir los plenos de control y limitar el número de preguntas e interpelaciones”. Iturrate apuesta por limitar los tiempos, avanzando desde el actual sistema de cuatro preguntas y dos interpelaciones a las que tiene derecho cada grupo por pleno, a otro basado en cuotas, en función de la representatividad, y con menos tiempo.

Juanjo Agirrezabala, de EH Bildu, le respalda, y también el PP y los socialistas, aunque cada grupo introduce sus matices. UPyD, que le saca un rendimiento máximo a la posibilidad de formular seis iniciativas por pleno de control, no quiere ni oír hablar del asunto.

Es unánime la propuesta para acortar los tiempos y además quieren poder plantearlas hasta la misma mañana del debate. Ahora solo entran las remitidas el lunes anterior al pleno del siguiente viernes.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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