San Fernando teme el fin de 250 años de tradición militar
El cierre del centro de formación supondría la salida de más de un millar de personas. El ministro ha garantizado la permanencia de las tropas en Cáceres en detrimento de La Isla
Cada jura de bandera era una fiesta. Lo dicen los veteranos. Venían familiares de toda España, llenaban los restaurantes con la celebración, la ciudad se encendía. Lo cuentan los más viejos porque ya hace años que los bríos que los miles de militares daban a San Fernando se han ido apagando. El posible cierre del centro de formación de tropas, anunciado la pasada semana por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, intensifica la sensación de fin de una época como referente de la Armada española en el municipio gaditano. San Fernando aglutinó su poderío militar a mediados del siglo XVIII cuando la concepción de la defensa frente a los enemigos estimaba que la mejor opción era colocar una base en el saco de la bahía gaditana. De ahí que el municipio isleño reuniese los centros para alojar, instruir y acompañar a las tropas. Así llegaron la Capitanía Marítima, el Tercio de la Armada, la Escuela de Suboficiales, el regimiento de artillería, el cuartel de instrucción, los campos de tiro, los polvorines, los astilleros militares, el archivo histórico o el panteón de marinos ilustres.
A lo largo de la dictadura algunos de esos referentes cerraron por desuso, pero fue, sobre todo, a raíz de la suspensión del servicio militar obligatorio, acordado durante el Gobierno de José María Aznar en 2001, cuando el declive fue más evidente. Al igual que en el resto de ciudades con cuarteles de instrucción, San Fernando se quedó sin el ir y venir de miles de soldados forzosos. Pero junto a esa pérdida general, la ciudad isleña sufrió bajas llamativas. Las hubo simbólicas como el cierre de la Capitanía Marítimo General en su esbelto edificio de la calle Real. Y las hubo profundas, que hicieron descender el trasiego de trabajadores, como el abandono de los polvorines de Fadricas, el campo de tiro de Janer y del adiestramiento en Camposoto, o la clausura de la Escuela de Infantería.
Su futuro está en fase de estudio de viabilidad técnica, Pedro Morenés, ministro de Defensa
Cada baja fue recibida de forma distinta. San Fernando saludó la liberación de terrenos que suponía dejar sin uso los polvorines, el campo de tiro o Camposoto. Hubo hasta manifestaciones para reclamar la cesión de esos suelos a la ciudad mediante su desafectación. Una situación contraria a la que se vivió cuando en 2003 el Gobierno del PP acordó el traslado de la Escuela de Infantería a Cartagena. También hubo movilizaciones pero, en este caso, para exigir que la escuela se quedara en La Isla. No surtieron efecto. Su cierre fue una decisión política porque entonces se conoció un informe de la Armada sobre racionalización de instalaciones que consideraba menos favorable para la economía de Defensa mantener abierta Cartagena que San Fernando, a la que se reprochaba aun así la “excesiva concentración de organismos y dependencias” y la “limitada disponibilidad de espacio”.
Nefastas consecuencias
Ningún estudio ha determinado qué consecuencias económicas tendrá el cierre del CEFOT-2. De momento, supondría la pérdida de 150 militares —la mayoría de los cuales serían trasladados—, la marcha de hasta 800 militares en formación y la eliminación de un centenar de empleos indirectos de trabajadores de la limpieza, mantenimiento y proveedores.
El Ayuntamiento de San Fernando, gobernado por PP y PA, ya ha aprobado mociones para reclamar el mantenimiento del centro; aunque los populares aseguran que Defensa no ha tomado ninguna decisión. “No hay cierre encubierto”, mantiene el presidente del PP gaditano, Antonio Sanz.
Uno de los colectivos que lanzó en primer lugar la alerta fue el de taxistas, que traslada a otros puntos de la ciudad a todo el personal y alumnos desde Camposoto. Porque si se va el CEFOT se van todos sus potenciales clientes. “Aquí comemos de esto”, afirma el presidente de la asociación Isla Taxi, Francisco Javier González.
Pero también afectaría a la hostelería, las tiendas de ropa o lo supermercados. Los comerciantes se quedarán sin el consumo de las 800 personas que viven en sus instalaciones.
Ahora La Isla se enfrenta a algo muy similar. Defensa difundió hace dos meses que de los dos centros de formación de tropas que tiene en España, uno en la isla y otro en Cáceres, tenía que quedarse sólo con uno. Y Morenés se ha decantado ya. En un reciente acto, garantizaba la permanencia del llamado CEFOT-1 de Cáceres y disfrazaba el adiós del de San Fernando, el CEFOT-2, asegurando que su futuro “está en fase de estudio de viabilidad técnica”. “Están manejando los tiempos. Creemos que la decisión está tomada pero, por motivos electorales, no la quieren comunicar ahora”, ha lamentado el delegado de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil (PSOE).
La actual concepción de la Defensa haría impensable situar una base en el saco de la bahía como se hizo hace 250 años. Sería más lógico, en la actualidad, plantear cualquier acción desde Rota, como hicieron españoles y estadounidenses hace medio siglo al ubicar allí la base de uso conjunto. Pero San Fernando se resiste a perder los galones de los que ha vivido tanto tiempo.
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