De Lara cita al un jefe policial por arrestar a un testigo de la Pokémon
Los abogados del detenido ven detrás una campaña de “hostigamiento” y “descrédito"
“Intervención complicada con arma en vía pública. Toma de decisiones rápida, acertada y bajo estrés. Otro buen servicio!” La Policía Local de Ferrol celebraba de esta manera en un tuit publicado a las 9.37 horas del 31 de octubre la detención de un hombre en la carretera de Castilla que además de quedarse en nada, con el arrestado puesto en libertad sin tan siquiera ser interrogado, ha acabado volviéndose en contra del cuerpo local. De momento, son siete los agentes que tendrán que someterse la semana que viene a las preguntas de Pilar de Lara, instructora del caso Pokémon, cuyos interrogatorios tienen ganada la fama de extensos, insistentes e incisivos. Y todo porque la persona detenida en la tarde del día 30 en Ferrol es un testigo que la juez considera “primordial” en la Pikachu, el brazo coruñés de la trama, un trabajador de la Casa de los Peces que destapó las posibles maniobras con las que el grupo Vendex, médula de la Pokémon, se hizo con la concesión del mantenimiento biológico del acuario de A Coruña. Este empleado está de baja desde hace casi un año, víctima del supuesto acoso laboral al que fue sometido tras oponerse al presunto trato de favor que el Ayuntamiento daba a la empresa investigada. Al desfile de los seis policías locales que participaron en la detención cuyas circunstancias indaga ahora la magistrada, se sumó ayer la citación, también en calidad de testigo, del comisario jefe del cuerpo municipal de Ferrol. Los agentes prestarán declaración el lunes que viene y su jefe, el miércoles.
La juez quiere que los locales vayan a Lugo a explicar en persona lo que no han sido capaces de contestar por escrito a lo largo de más de una semana de continuo intercambio de faxes. La Policía Local ha enviado, de momento, cuatro versiones de los hechos en las que —a golpe de providencias judiciales pidiendo más detalles— según De Lara no solo se corrigen continuamente datos, sino que se entra en “gravísimas y flagrantes contradicciones” con el atestado que la juez reclamó también al Cuerpo Nacional de Policía.
Mientras, los abogados del trabajador del Aquarium aseguran que a su cliente nadie le leyó sus derechos, ni se le ofreció llamar a un letrado, y que días después acudieron con un poder notarial a pedir el atestado pero se les negó. Por eso denunciaron los hechos a la juez, con la advertencia de que sospechan que “está siendo objeto de hostigamiento y descrédito por parte de algunas personas imputadas en esta causa y de su círculo más próximo”. Piden que se le declare “testigo protegido”.
Lo que ha quedado medianamente claro de momento es que el empleado de la Casa de los Peces fue detenido y trasladado a la comisaría de la policía nacional en una intervención de la local en la que participaron, en plena calle, seis agentes. Al hombre se le requisaron una pistola de fogueo y un cuchillo para la práctica del submarinismo, que transportaba junto con una navaja y otros objetos personales cuando viajaba de su casa de A Coruña a la vivienda familiar de Cedeira. Hacía autoestop porque en Ferrol había perdido el bus de enlace. Tras su detención, se le pusieron, según la descripción de los agentes, “lazos de seguridad” a pesar de que tenía un brazo vendado y una pierna escayolada a causa de un accidente sufrido hacía días. Más tarde, los locales tuvieron que llevarlo al servicio de urgencias de un ambulatorio, supuestamente porque durante la detención le había empezado a doler la pierna herida.
Al volver a comisaría, algún local, con su propio móvil, hizo fotos de la pistola, el cuchillo y la navaja para unas supuestas “diligencias internas” aunque este tipo de trámites con intervención de armas no son de su competencia. No obstante, las imágenes que recoge el atestado que envió a la juez la nacional son otras, y las de la local, por ahora, no han aparecido en ningún informe o “diligencia interna”. Solo una sale publicada en el tuit donde el cuerpo se jactaba de su exitosa y estresante detención. La juez ha pedido el código interno de identidad y todos los detalles del Iphone 4 del policía, pero el cuerpo no se lo da por “problemas técnicos del operativo” y asegura que el agente cambió de móvil justo unos días después.
De vuelta del ambulatorio, cuyo parte médico afirma haber perdido la Policía Local, los agentes nacionales no interrogaron al arrestado y lo dejaron libre. Ni siquiera registraron su nombre en el libro de detenciones. La testigo que supuestamente había llamado al 092 para alertar de la presencia de un hombre armado parando el tráfico en la calle se desdijo en comisaría. Según la farragosa documentación remitida estos días al Juzgado de Instrucción 1 de Lugo, el “individuo se le había acercado y le pidió amablemente si le podía llevar a Freixeiro, a la vez que le afirmó ser policía mostrándole una pistola. Pero [dijo] que no la había amenazado, coaccionado ni intimidado en ningún momento”.
El mismo día que la policía publicó su tuit, la edición local de un periódico gallego amanecía con una noticia en la que se contaba que, “tras un forcejeo con los agentes”, los municipales habían detenido a un hombre “por ir amenazando a los viandantes en plena calle con una pistola”. Otro artículo del día siguiente y la noticia que, según la juez, salió en TVG, se ilustraban con la misma foto de las armas que aparecía en la cuenta policial de Twitter. Ayer, De Lara volvió a reclamar nuevos detalles al comisario: tiene como plazo hasta las 10 horas de mañana viernes para decirle quiénes son el “administrador y los usuarios” de la cuenta.
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