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La actividad de Barnaclínic, fuera de la fiscalización de Salud

La Generalitat excluye al brazo privado del Clínic de la norma que regula la actividad de pago en la red pública

Jessica Mouzo

La instrucción que prepara el Departamento de Salud para regular los supuestos en los que se puede realizar actividad privada en los centros del Sistema Sanitario Integral de Utilización Pública (Siscat) —formado por centros públicos y privados concertados con la Generalitat— no afectará al modelo de Barnaclínic, el brazo privado del hospital Clínic de Barcelona. Pese a que la clínica pertenece al centro público, propiedad de la Generalitat, el director del Servicio Catalán de la Salud, Josep Maria Padrosa, justificó ayer que Barnaclinic quede al margen de la normativa reguladora. “Barnaclínic es totalmente diferente. No se toca porque no es un centro del Siscat”, sentenció Padrosa.

El centro, que atiende a pacientes privados y comparte espacio físico y personal con el Clínic, ha sido denunciado por la patronal de las clínicas privadas ACES por competencia desleal al utilizar “el prestigio y los recursos” públicos del Clínic para realizar su actividad privada. A pesar de que usuarios y entidades sociales han denunciado en diversas ocasiones las puertas giratorias (el paciente entra en la pública y acaba siendo atendido en la privada) y dobles listas de espera entre el hospital público y su brazo privado, Padrosa excluyó a Barnaclínic de la instrucción y emplazó a la resolución del litigio judicial con ACES para tomar o no medidas contra la clínica privada.

El director del Catsalut insistió en que la instrucción, avanzada por EL PAÍS no modifica la legislación, sino que simplemente “recuerda las reglas de juego” que los centros han de cumplir. Aunque reconoció que “ha podido haber dinámicas que se han tenido que ajustar”, Padrosa rechazó que hubiese malas prácticas en los centros del Siscat y achacó la instrucción a las “peticiones” de hospitales y Parlament de marcar las líneas rojas.

Listas únicas

Las listas de espera únicas en los centros del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y las empresas públicas y consorcios, y la separación clara de la puerta de entrada en el resto de hospitales del Siscat son los límites que marca la norma. Con todo, aunque esta contempla que el ICS atienda previo pago a pacientes que excluidos del Sistema Nacional de Salud o cuando se trate de servicios no sanitarios (como el cátering), Padrosa negó que el ICS se abra a la privada. “No se creará un dispositivo específico en ningún hospital del ICS para hacer privada”, matizó.

Joan Canals, responsable de política sanitaria de CC OO, se ha unido a los detractores de la norma. Si ya ACES criticaba que la norma debería extenderse más allá del Siscat, Canals denunció también que la instrucción excluya a Barnaclínic y se haya “olvidado” además de la ley de incompatibilidades, que prohíbe a un profesional de la pública atender a los mismos pacientes en la vía privada. “A Barnaclínic le afecta esta instrucción porque es propiedad del Clínic y comparte espacio y trabajadores con él”, recordó.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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